miércoles, 3 de noviembre de 2010


CRUCIFIQUEMOS A DRAGÓ

Conocemos bien los defectillos de Dragó: donjuanesco, parlanchín sin fin sobre sí mismo - habla él más que los invitados a su programa en Telemadrid - , así como también sabemos de su viraje ideológico-estetizante a la derecha, efecto directo del discurso suicida que ha tomado Europa, según su conclusión, ratificada, por otro lado, por más de un intelectual bien alejado, en principio, de Dragó.
Ahora, por sus torpes declaraciones sobre aquel par de lolitas orientales con las que ligó, la nueva inquisición pretende quemarlo en la hoguera y retirar su programa de televisión. Entiendo, contextualizando el asunto, que se le juzga más por lo que ha dicho que por lo que, supuestamente, hizo. Si su affaire japonés lo hubiera ventilado hace unos cuantos años ¿hubiera levantado el mismo revuelo que ha levantado hoy? La tiranía sobre en qué consiste y es la realidad, es una de las razones por las que comulgo totalmente con un Agustín García Calvo cuando denuncia el adoctrinamiento con que los medios tiranizan nuestra atención. Y, por desgracia, los casos de abusos a menores que están saliendo a la luz , estimulan la industria mediática y focalizan la producción de noticias hacia esa dirección. Tal industria mediática más que escandalizarse, se frota las manos ante declaraciones como las de Dragó y semejantes.
Evitemos juicios sumarísimos. Lo sucedido en Japón fue hace más de cuarenta años, Dragó es sobre todo un escritor y no sabemos hasta qué punto lo que cuenta participa más del amaño imaginativo que de la realidad. Por otro lado, parece ser mala hora para los librepensadores. Michel Houellebecq se ha tenido que largar de Francia y refugiarse en Irlanda, por decir claramente lo que piensa del Islam.
Las palabras de Dragó han sido una fanfarronada y sobre todo, ahora, han resultado lamentablemente "inoportunas". Pero insisto, tengamos en cuenta cómo se desplazan los objetivos de la industria mediática y sobre todo, porqué enfatizan sobre unos, olvidando otros igual de importantes. Y esperemos que su programa no desaparezca, porque visto el paisaje, el suyo sigue siendo, a pesar de todo, si no el mejor, uno de los mejores. Si bien el personaje Dragó puede resultar cargante a alguien, ha sido en su programa donde hemos podido asistir a amplios debates sobre Heidegger, las drogas, la globalización, la literatura actual escrita por gitanos, las nuevas espiritualidades y tendencias filosóficas, y un largo y notable etcétera de personajes entrevistados y temáticas diversas y complejas, que en otros programas culturales se enfocan de modo menos directo, incisivo y personal.

2 comentarios:

José Antonio Fernández dijo...

De acuerdo. Una cosa es la persona y otra el personaje. En Dragó no queda bien definido cual es cual pero hay declaraciones o actuaciones que se pueden llevar a ambos al lado más oscuro. Una de ellas, hay más, es esa reciente declaración tan enormemente desafortunada.

Blanca Andreu dijo...

Conozco a Dragó y no es un hombre que me sea antipático pese a sus peculiaridades. Sin embargo, vuestro comentario me parece de una frivolidad y una irresponsabilidad satánica, la verdad.

Si hay algo maligno en este planeta por encima de cualquier malignidad es el abuso sexual de los pequeños.

No sé porqué, barrunto que si en lugar de ser dos niñas, hubieran sido dos niños sodomizados, tal vez vuestra reacción habría sido otra. Quizás la misma que cuando se conocen los abusos del clero pederasta.

Y digo esto porque me parece que hay mucho machismo en ese velado sostener que con niñas es más perdonable que con niños.

¿Que cómo lo sosteneis? de un modo tácito, ya que no defendeis de paso -cosa que según vuestra tesis deberíais hacer- a los sacerdotes y obispos pederastas.

El que ha escrito esto no se ha parado ni un instante a pensar en esas dos niñitas vendidas por dinero al occidental poderoso, ni lo que habrás supuesto para sus cuerpecitos la introducción de un miembro adulto, por no hablar de sus "animula vagula blandula".

Sólo ha justificado"el pecadillo"del placer de Sanchez.

El placer de Dragó es menos criminal que el del Hubert-Hubert de Navokov porque Sanchez no se cargó a la madre de las niñas. Pagó religiosamente.

Pero lo cierto es que, moralmente, debería ir a la cárcel como todo pederasta abusador. Tiene la suerte de que su delito ha prescrito y que fue cometido en otro país. También prescribe el asesinato, por cierto.


Sin embargo, a ello hay que añadir la apología de la pederastia, que tal vez sea delito a su vez. Un delito que acaba de cometer.

Para mí, es nauseabunda vuestra defensa de lo indefendible. Nauseabunda y sospechosa. Tal vez si la policía investigara vuestros ordenadores encontraría cosas interesantes.

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