viernes, 28 de septiembre de 2018


 









 

 
FOTO
 
Este es el punto
desde donde divisas el pináculo del puente
y la bella grúa
convertida en gráfico
sobre el cielo de la tarde.
Porque desde aquí inventas lo que miras
mientras más lo miras:
nubes rosadas, pináculo, puente,
grúa.
Las imágenes se te dan
porque has acertado a estar aquí.
Y la trémula correspondencia
consiste en hacer brotar las figuras,
en hacer tuyas las formas
que están enfrente de ti.
La dicción de tu visor
segrega imagen,
la que tú configuras
y discriminas del resto informe.

miércoles, 26 de septiembre de 2018

AGENDA


 
 
 
 

El ornamento no es meramente producción, escudo,  sino exaltación.

 

Tu frente: friso delicadamente noble que llama al beso confirmativo.







Cansancio del hermetismo absoluto. He adquirido dos volúmenes de poesía, la poesía reunida de Wallace Stevens, en Lumen y la obra completa de Paul Celan en Trotta. Después de tiempo sin leerlo, Celan me exaspera: hay que descifrar continuamente  lo que dice a cada verso. Y eso cansa.  Y ese descifrar consiste en intentar averiguar a lo que se refiere con la sola imaginación de la  lectura, en primer lugar; luego en contar con la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto como elementos contextualizadores de lo leído, y después, si uno conoce alguna información añadida que tenga que ver con las intenciones, motivos o con el poema en cuestión, sumarlo a lo demás. Básicamente, y a grandes rasgos, para leer a Celan cuentas con esto y ya está. Wallace Stevens es un poeta también difícil y sorpresivo  pero más inteligiblemente ubicable. El resultado en la lectura es que fluyes más y obtienes más placer de una lectura del segundo tipo, aunque ambas obras sean materialmente primas hermanas en lo que transmiten y dicen.     

 

Si hubiera una frontera unitiva la buscaría en el sueño donde convergen revelación e imagen, fuente y destino sugerido de las energías.

 
 

La solicitud de la nieve es que la transites como si lo hicieras a través de un fulgor: quedamente, ingrávido.

 

Debes resucitar para luego morir algo más confiadamente…

 
 
 

Sobre gatos y perros. El gato es sensual y fiero, animal esotérico adorado por egipcios y poetas decadentes. Pero en vano esperaríamos que un gato salve la vida de alguien, como en numerosas ocasiones han hecho los perros y no perros, precisamente, adiestrados. Lo que el gato tiene de misterioso y sensual, el perro lo tiene de inmediato y noble.  



miércoles, 19 de septiembre de 2018


 
 
 
ARGENTEUIL EN INVIERNO. (Monet).
La imagen que nos conjura,

¿es un recordatorio de lo que la memoria vigila,

o es, precisamente, sólo ahí, en ese marco

donde soñamos que la nieve cae, dulcemente?





 

lunes, 17 de septiembre de 2018



 
 
 CUANTO ABARCAN LOS OJOS.
TAKAHAMA KYOSHI.
 Colección maestros del haikú.

 

La comprensión del haikú nos integra en el homocentro de una percepción harmonizante y nos hace descansar de las profusiones barrocas en que se mueve el espíritu occidental. Esta es meramente una impresión que luego se esfuma o se contrasta – Japón rabiosamente occidentalizado, los occidentales produciendo haikús por docenas -  pero que deja una sorpresiva nota pendiente de confirmación con respecto a las distintas dosificaciones de la razón y los tipos de comunión estética.

Porque está claro que el que un poeta japonés emplee todo un día, o una semana entera en escribir: Se va fluyendo/y en rápida corriente/la hoja del nabo, no puede tratarse de una broma o de un error, que en esa operación de poiesis hay tanto un cálculo formal como una imagen, e ínsita, toda una fenomenología. El haikú es algo serio, delicado, su aparente escuetez es ilusoria pues se trata de la percepción de una imagen poética que representa el movimiento de todo un cosmos. Ante el haikú, el rayo fulminante de la razón occidental, debiera detenerse un poco, examinar qué notable invisibilidad ontológica lo rodea, a qué tipo de liturgia y de certeza pertenece este dosificadísimo registro, a qué sutil espiritualidad responde.

Creo que lo que la razón occidental obtiene de su examen del haikú es una nueva y grata valoración de las categorías, basada en intensiones, gradaciones y redefiniciones. La discreción del haikú no es un juego caprichoso, es la respuesta a una contemplación, a un orden que hay que saber comprender para instalar sus términos y, aunque solo sea con la imaginación, justificar la selección que haya realizado el haikú frente a la diversidad del universo.

Me veo en la obligación de hacer estas observaciones, a estas alturas, yo, que ni soy adicto al haikú ni lo pervierto con imitaciones para pasar el rato, porque advierto la delicada complejidad de este tipo de poesía, que reside no tanto en la mera imagen sino en la filosofía en la que se encuadra. (Remito al lector al seminario publicado por Siglo XXI, La preparación de la novela, de Roland Barthes, donde pueden encontrarse un puñado de observaciones bien agudas sobre   el haikú)  
Ciertamente al poeta japonés de hace un siglo, quizá le parecerían ininteligibles textos nuestros barrocos: a nosotros lo que nos parece ininteligible es la sencillez del haikú.
Quizás haya pocas maneras de ilustrar tan óptima y entretenidamente la aproximación al haikú en nuestro mercado editorial como en esta colección, Maestros del haikú, de la editorial Satori. La selección consta de la edición bilingüe del poema, - en japonés y español -  una breve explicación del contexto de cada composición y detalles puntuales pero precisos acerca de los versos traducidos y cuestiones gramaticales. Todo ello está tan proporcionadamente repartido entre las dos páginas que obtenemos al abrir el libro,  que tales páginas funcionan conceptualmente como una sola, adquiriendo una apariencia tipográfica por la que la mirada hace eso, mirar, además de leer. La página izquierda contiene el texto en japonés, bajo el que figura la transcripción en nuestro alfabeto de cómo suena el poema en su lengua original; en la página derecha  figura la traducción, las indicaciones circunstanciales de cada poema y las explicitaciones sintáctico-semánticas.  

Esta edición recoge la obra de Takahama Kyoshi (1874-1959) que nos muestra un repertorio muy tradicional aderezado de algún detalle curioso. En la lectura de los haikús llama la atención la fidelidad del poeta a lo que observa de la realidad, no a lo que inventa.  La presencia de adjetivos en los haikús más clásicos sería un desastre, un pecado contra esta liturgia del detalle específico, del mini episodio. Podríamos decir que cada haikú sería como un cromo, como una postal. Aquí la relación profunda del haikú con la fotografía  quizá esté pendiente de analizarse. 
 

martes, 11 de septiembre de 2018

                                               SOBRE ISIS RESURRECTA




 


Mi amigo Moisés Castillo (Trujillo, Perú)  me envía un texto difícil, lleno de interrogantes y deseos de plenitud y entendimiento cósmico. No podría encararlo críticamente, al modo usual, porque Moisés Castillo es un poeta situado en la conjunción de espiritualidades y él mismo es quien se hace cargo como poeta atento a tales flujos simbólicos  de este eje tan suculento y prometedor como imposible y quimérico: Occidente y América, la Cruz de Cristo y nuevos horizontes gnósticos, espiritualidades del futuro como lúcida síntesis de una tendencia que ha filtrado conocimientos y devociones de todos los puntos planetarios.

Con el nombre de Isis Moisés Castillo aúna a todas las potencias, a todos los dioses y diosas en una sola; bajo Isis podría estar la Pacha Mama, Astarté, incluso Afrodita con la intención de evocar un único nacimiento de seres nuevos, de criaturas que amen la belleza pero también a sus prójimos, vengan de donde vengan. Un poeta plantea un problema religioso y esto siempre puede resultar enormemente denso si, además, uno ha valorado qué tenor ilumina al escritor y qué grado de sinceridad e implicación son los que se proyectan en este canto deseoso y convulso. En realidad, mi amigo poeta ya inventó un término con el que dirigirse al complicado mapa de espiritualidades y culturas en liza: Caosmos, que fue también el título del libro a través del que lo conocí cuando nos visitó aquí, en Orihuela, en España. El vocablo es pues tanto el interesante epígrafe de una obra de poesía como todo lo que lúcidamente se puede decir del perfil de los nuevos tiempos. Caosmos es tanto un lugar real, nuestra tierra poblada de cultos e imágenes múltiples buscando acomodo en el ánimo del hombre y de las culturas,  como un concepto provisional de mundo.

Creo que la postura y el deseo de Moisés es paradigmático. Es decir, no hay imposturas misticoide. Moisés escribe desde una tierra ya fuertemente mestiza y pródiga en misterios. Toda una constelación de dioses arcanos danzan a los márgenes desde donde nuestro poeta emite su canción y expone sus dudas. La familia de nuestro poeta pertenece a una comunidad cristiana muy activa y creo, de verdad, que el espíritu les bendice a diario dándoles fuerzas y fe. Exhalan harmonía y esto es más que una confirmación de su satisfacción y plenitud interiores.

¿Se  puede conjuntar sin más a Isis con Ra, a Ra con Huitzilopochitl, a Huitzilopochtli con Júpiter, a Júpiter con Jesús? Para Moisés Castillo esto no es una pregunta retórica. Teniendo en cuenta sus orígenes, su tierra, la hermandad espiritual que le rodea, su tesitura es una expectativa que el tiempo y el alma de los hombres resolverán.  

Pido que los textos que siguen se lean teniendo en cuenta estos condicionamientos reales, que se procure discriminar en qué punto el poeta que vive en aquellos lares peruanos, es sincero y sencillo en su preguntar, en su desear. Si Occidente ha comprendido los haikús japoneses, está obligado a entender qué se exhorta desde la América hispana y su laberinto de identidades y máscaras votivas, de cultos híbridos y dioses en significativa convulsión.    








“ISIS RESUCITADA, y otros poemas”  (a  la Estrella de mi  Ser)

Por moises castillo florian ©

 

“Carne baldía…

Hay que aferrarse al Espíritu

Del Amor.

Así nos duela el Espíritu

Del Amor,

Día tras día…” 

(Zenón Lakar)

 

ISIS PERDIDA…
 
Isis perdida, extraviada...

En alguna galaxia

De la memoria y el ser.

¿Dónde hallarte, sino puedo olvidarte,

Pese a la Nada y la Ilusión?

Sólo le pido al Ángel del amor

Y, a la Esfinge de esta soledad…

Me ayuden con tu fuego, que me

Hiere como a un Cristo enamorado

Y descrucificado, una y otra vez…

 

-Mi amor por ti, es un Sol de mediodía: nunca declina… Y si lo hace, es para besar la Luna llena de tu sonrisa. Mi amor por ti, crece y crece, como la pena de no tenerte, para mirar el cosmos, en el cielo de tu mirada… Cuando te reencuentre, te amaré sin relojes. ¿Cómo negarlo, y no poetizarlo, hoy, como ayer y mañana y siempre? ¡Ahora o nunca jamás. Amor de eterno presente!

 

-Se que no estás, y tardarás un poco en llegar, detrás de mi Numen… No, no voy más lejos de ti. Vuelvo a indagar en el tiempo y espacio, de tu ser con mi ser: la gran verdad o falacia de este amor. A mirarme renacer en tus ojos de vino y en tus labios de miel. ¡Vuelva mi exhausto amor, a encender el fuego de tu templo de mujer!... Amén, amor, amén.

 

-Pese a esta Cruz, vivo y vibro por ti… Lejanía, utopía o no: eres el buen amor; la energía que incinera, incluso, este sol y ocaso de mi soledad. Me lo dice el corazón, y el susurro del Nilo y del Chimor… Isis perdida, extraviada, en mi propia confusión: en mi huerto no hay oro ni plata; apenas el buen dolor de este terco amor, que te ama y te reclama, por doquier…






¿Es ilusión, acaso, que el terco Sol,

Ame a la sacra Luna,

Cada noche de plenilunio?

¿O que el dolor de mi alma,

Crezca y crezca, al no comer

El maná de tu cuerpo

Ni el prana de tu aliento,

Para vivir, siquiera,

Un poco de nada, nomás?

 

-Iluso me llaman, aquellos que no saben de la Rosa-Espina de este amor… Dios, que me hizo poeta, sabe la verdad de esta Cruz. Tan sólo soy un obrero de la beldad de tu ser… ¿Qué más puede decir, esta oquedad solitaria, Musa-Mujer, que hechizas mis noches sin ti?... ¿Qué más, oh, ilusa luz, de esta pasión matinal, que ciega y cura, este amor sideral?

 

-La garza del lago sagrado, se transfigura en ti… Eva proteica y virginal. Isis poética, de mi Esfinge existencial. La garza y el amor: tú, sólo tú. El pez devorado: yo, sólo yo, para ti… La lluvia y sus gotas; la poesía y sus odas, nos hagan existir, para libar esperanza, y así, persistir, persistir… Y esperar, esperar…

 

-Amor, ilusión y tormento… ¿Compañía y soledad de un momento sin tiempo? “La saudade del desamor”, gime el poeta hermano, grita el silencio amigo… Mientras, las garzas de la Pachamama, sobrevuelan mis ideas, y las flechas de este Eros y Tanatos, picotean mis heridas, lejos del hechizo de tus ojos brujos, junto al Aum y Aleluya, de este presente que, todavía es, desasosiego y desamor...




¿Historia de un poeta deiCIDA?...

Encadenado a tu senda y sino,  

Espero y camino; desespero, borro

Y re-ando, mi propio camino…

Malherido, ya he hollado,

El este y oeste, el norte y sur

-¡Ay, cuántos Polos Nortes más,

Crucificará nuestra Cruz del Sur!-

¿Eres, aquel lejano Puerto-Destino,

Que siempre re-andaré y desandaré?

Mujer de agua y tierra; milagrosa

Musa, para mi océano de naufragios.

Para mi isla, llena de náufragos,

Que todavía quieren amar…

 

Isis… ¡Ay, Vía Crucis mía!

Deseo matarte, asesinarte,

Para luego, resucitarte;

Y así, lograr que ames y des-

crucifiques, mi divina orfandad.

¿Qué hago, qué hacemos con

La ajena y potencialmente mía,

Dioses y demonios de mis

Cielos e infiernos: Mi ser.

La mataremos anoche, y lloro.

La matamos ya, mañana.

Y reímos, de la nueva cara,

De esta inhumana soledad…

Amorosa carcajada cósmica.

¿Hasta cuándo este Verbo-Bestia,

Amará martirizar a la Isis-Bella,

Que no puede morir?...

(Me lo canta, un poeta enamorado,

Con su eros y su pathos deicidas

Y poeticidas. No sé, no sé…)

 

¿Qué haría yo, con otra

Mujer buena y bella…

Si tu bondad y beldad,

Quizá, estarían muertas?

Y, si no fuera cierto esta

Elegiaca premisa, qué vivas

Y nunca más mueras,

Ni siquiera de mentiras.

¡Eureka, enhorabuena, diosa y mujer!

 

 



 
ISIS REENCONTRADA…

Cusy, Isis, Coyllur…

Madre  de las pirámides,

Mónada de los andes…

Pirámides de vino y de carne,

Para esta Misa media desierta.

Andes de amor y paz,

Junto a tu cuerpo-templo,

Donde volver a amar y adorar…

 

-Solidaria estrella, regia realidad, para este reino de soledad… Des-ilusión, que ya fenece, ahogada por tu besar y tu abrazar. Diosa ancestral, Luna virginal: amamantas la nostalgia de un herido desamor. Y soy, un Ollanta vencido y vencedor, y soy la Bella y la Bestia, ineludiblemente feliz.

 

-Desiderata  romántica, astro sideral, de mi cabizbajo destino, de este karma-dharma, que hace mucho, sabe de ti… Por ello, desciendo de mi Cima confundida, para ascender a tu Arcadia espiritual. A tu cuerpo, que es mío y que no, porque es Samadhi e Iluminación.

 

-En tu Casa tan amada, en nuestra Cueva-Pacarina, he decidido anclar, para no naufragar; y así, persistir, como una yerba, como una estrella, que es y no es de aquí… Como un viejo Buda y un niño Cristo, para renacer en esta Navidad, y muchas, muchas más. Felizmente, que tu fuego ya me guía, por la noche de tu cuerpo, hacia el alma y el Nirvana de un Kundalini, que aún reza y pretende ser feliz.




-“Todo es para bien, amor mío…”,

Me susurras al oído, amada mía.

Llamarada, que me quemas.

Eres el Gran Bien: bella flama

Para esta hojarasca y tempestad

De mi cuerpo y de mi alma…

Y me refugio, como un devoto niño,

Entre los cielos de tu vientre,

Entre los senos de tu espíritu,

Quien sabe, para renacer…

 

-Bajan, descienden, dos soles sagrados,

Dos lunas gemelas, tras el milagro de la Carne,

Desde el misterio del Espíritu…

Y soy una  serpiente buena y bella,

Eternamente. Ahora mismo. Aquí.            





-Yo, el verso tímido, todavía no nacido (“in-nacido”, ¿podría decir?)… Tú, el Verbo, que me hace un hombre justo y digno, una vez más. Bella Palabra perdida: ¡Hoy, te recuperé y resucité, beso a verso, entre mi caos y mi poesía, una vez más!    (T-04 y 10, Dic, 2014)

 

-Eres la Rosa de mi espera, la Mónada de mi ansiedad. Rosal de flores y espinas, que sólo saben amar: la primavera se fue y tú llegaste, entre mi otoño y soledad… Este verano de girasoles y colibríes, te verso, beso, y versaré. Y, ya no muero más. La rosa real y verdadera, es la Rosa trascendente que guardo para ti. No hago ni reescribo poemas, esta tarde tuya. Deshojo, decanto, el amor de tu pasión y el poder de tus palabras, que me hacen delirar y renacer.

 

-Tengo una cruz, en medio de mi luz. Y tú me ayudas a llevarla, por doquier. Maga, demiurga. Musa y poetisa, para mis caos ontológicos y frases inexactas; para la Lengua, que se muerde y me quiere doler… ¿Eres, quién sabe, la misma poesía, transfigurada, en mí, y para mí?

 

-Salvífico amor: en el dolor,

reconocí tus bellos pasos,

tras y delante de mí…

Así, me calzo tus sandalias,

para sólo seguir; y de rodillas,

para amarte y lavarte los pies.

 

-Quien sabe, eres ajena o prohibida; no lo sé… Pero arribaste a mi triste reino, por las rendijas y heridas de mi virilidad. Igual, soy tan feliz, con nuestra recién redescubierta femineidad.  (Trujillo, 14, 12, 2014)

 

-“Todo es bello, puro y bueno”, aprende mi alma de tu alma. “Todo lo demás es vana ilusión”, aprendemos de la poesía… Allí, donde amamos, luego existimos, desde antes de que el mundo sea mundo. Desde antes que tu beso sea verso, entre las páginas blancas de mi corazón.   (T, 15, 12, 2014)

 

-Eres la tierra que me adora, la estrella que me quema y me hace fenecer y resucitar… Tus susurros y gemidos son el cosmos; aquel universo, que se hace grito y silencio, en el lecho y templo del amor…

 

Contigo, amor de prana y pirámide,

De arcilla y desnudez…

Aún no sé, si estoy o soy de aquí.

Apenas sé, que soy la noche

Tras el alba de tu cuerpo con el mío.

Allí, donde jugamos a ser todo y nada,

Salvajismo y madurez…

 

Cómo amo y adoro, Isis resurrecta,

Tu gran bosque de palomas y serpientes.

Y esos huertos bellos e ignotos que,

Incansablemente, riegas y cuidas para mí.

 (T, 18, 12, 2014)




 

ISIS HUIDIZA….

-Que vienes y te vas, y vuelves a venir… Visitadora y huidiza consorte del amor, con su dolor a cuestas, claro está: Dolor de rosas con espinas, que no pican, tan sólo arden: en mi frente, en mis labios; en el alma de mi templo y en el corpus de mi espíritu. Donde suelo rezar por ti y por mí, y por el niño de tu vientre y de mi renacer… Que ya no culpo a Dios, ni a la misma Nada, Fortuna y Soledad... ¿Qué puedo hacer, junto a la Esfinge de tu enigmático Ser? Te puedes ir y volver, nomás, ignoto, arcano amor de cuento y drama, de cielo, tierra y teatralidad. Te puedes ir, brevemente o por siempre, pero en el jardín de mi nostalgia, te amaré de vez en cuando, como la vez primera… Cuando me ahogue sin ti, o grite el dolor en mí. No más…

 

-Niños, aves y estrellas, cantan y juegan, cerrando un año gregoriano más; un “Año isiaco” inmortal … ¡Qué Osiris y Ollanta, es el Horus que anida en nuestro Ser! La Luna gruñe triplemente. Aquella, que tu Venus y mi Marte, germinaron para siempre, en nuestro interior. La Luna de dos locos detrás del sol, de aquella, casi infinita soledad… Te puedes ir nomás, señora y dama mía, con mi semen y mi saliva, y con mi Linga sagrado, entre tu Yoni bendito. Mónada andina, ajena, pero mía, mía… Infinita eres, una y mil astros, para mi noche de orfandad: Y vuelve a mí, nomás, si volvieras a venir, por estos charcos del buen Amor. El Nilo y el Moche, bauticen y calmen estas sangres, estas aguas, que aún fluyen y confluyen, gracias a tu miel.   (Trujillo, 30, 12, 14)

 

-Musa y estrella de mi alma… de mi negra noche, despertando a mi alba: en tu vientre y en mi sueño, una niña llora y ríe por abrazarme. Como tú lo haces, como el sol y la luna,  las flores y abrojos, lo hacen… Y acallas mi voz, y destrozas mi cuerpo, con tus besos y abrazos… Así tú te marches, por cosas de Dios y del Destino, esa niña bella –Indira, Chaska, Isabela-, nunca se irá de mi lado, como tú, quizás… Porque ella está arraigada ya, en el vórtice y arcano de mi verso y de tu vientre. Ella y el amor, desnudo y desenmascarado, son el verbo en nuestros cuerpos y anhelos. Me lo dice un poeta enamorado y transfigurado, pero siempre, revolucionario. Aunque hoy no estés, junto a mi aura y mi ansia, Isis de mis templos y proyectos; te retraerán, la Rosas de mis sueños, las Espinas del recuerdo: En suma, el Amor, que nos golpea, para bien.      (T-13-01-15)

 






 
ISIS MILAGROSA…

        -I-

El milagro de tu vientre,

Es el niño deseado, hoy y siempre,

Desde antes de nacer…

Tu semilla y la mía:

Una sola maravilla y utopía,

Que amamanta a este niño

Mío y tuyo: del amor, que ya nos ciega

(y nos guía, a un No-sé-qué).

Entre Eros y Tanatos

Mil cupidos y una niña

Nos liberan de cárceles y cruces.

Nos liberta, el milagro y maravilla

De tu vientre, ataviado

De mi simiente y mi ser…

        -II-

Hoy, no llegas a mi pecho ni mi lecho,

A mi gran necesidad de ti…

Pero sé, por demás, que estás allí,

Junto al todo y nada, mías.

Esto es: tú, y sólo tú, en mí…

Y, ahuyentas esta soledad

Malherida, casi muerta, por ti.

Te llamas, “Estrella de felicidad”,

Eres el milagro de mi propio milagro.

¿Qué más podría, esta niña de

Mis ojos, esta poesía de mis manos

Y mis labios, ahora y aquí, decir?      (T-16-01-15)

 

-Cusi, Isis, Coyllur: No hay estrellas en Trujillo… Ni en mi ansia, ni en mi calma. ¿Eres tú el astro y la brújula, de mi génesis y apocalipsis? ¿La ordenada galaxia, para el caosmos de mi alma?... Amor, de las vueltas y las curvas de mi esquina dolorida… Cuerpo, de tres espíritus. Espacio, lleno y vacío. Te borras y dibujas en mis poros solitarios, pese a los potros del deseo y del sexo. Solitarios, de ti y de mí, y de los poemarios, que me haces reescribir en tu piel y mi piel; en tu alma gitana y profana, aferrada a la mía (con cadenas invisibles, no de aquí). ¿Nosotros, tras el niño Dios y el Ser, que aún nos falta ser?... Eres el todo y nada, de mi abismal Buda y Vacío: Gata y puma, toro y tigresa; faro, red y estrella de mar, de mi viejo y vasto océano; la barca ebria, de este insondable Maremagnum, que nos enfrenta y reconcilia, una y otra vez…  (T, 30, 01, 2015)

 

-¿Eres mi karma y mi dharma, desde antes de nacer… Desde antes de reencontrarte en este Paraíso caído, que deseamos rehacer. En suma: eres la única estrella que me ama y desea, así como soy: plenilunio y amanecer… Eres, somos, el Cielo y la Tierra, que se besan y abrazan, junto a nuestra devoción y desnudez?... (T, 28, 02, 2015)

 




  LOS ARCHIVOS DE MARÍA MANZANERA LOS MUNDOS FOTOGRÁFICOS CON LOS QUE UNO HA SOÑADO Y  OTROS HAN REALIZADO .   Sábado, 23 de marzo. ...