viernes, 29 de abril de 2011




LIBROS SOBRE LIBROS

Libros y Libreros en la Antigüedad. Alfonso Reyes. Fórcola.


Leyendo este libro del exquisito Alfonso Reyes, uno vuelve a tener la sensación de que no hay nada nuevo bajo el sol. Reyes examina con brevedad la historia del libro en el mundo grecorromano, y a excepción de los derechos de autor, producto reivindicativo de la modernidad, nada de lo que concierna al mundo editorial, de uno u otro modo, dejó de producirse en la edad antigua. La rivalidad entre papiros y pergaminos, la publicidad de los autores que incluía el retrato de los mismos en el inicio de los rollos; la existencia de ediciones especiales, es decir, caras, destinadas a alguien que era quien las había encargado, y las más baratas, asequibles al bolsillo medio; las grandes bibliotecas y el ordenamiento temático de la mismas, (la primera fue la biblioteca dirigida por Aristóteles); la exhibición de los rollos, apiñados en la puerta de los establecimientos donde se vendían, como en nuestros kioscos... Incluso ya entonces se producía la copia indiscriminada, ilegal, diríamos hoy : sorpresivamente, como si se hiciera eco, hace más de cincuenta años, del debate que se produce hoy sobre la descarga de libros y música en internet, escribe Reyes: "Estrabón se queja ya de las ediciones llenas de erratas y hechas apresuradanente que llenaron la plaza de Alejandría y después se derramaron a Roma. Tal vez sea ésta la primera manifestación de la piratería editorial". Incluso, y aunque parezca una suerte de tautología, en la antiguedad se vendían volúmenes cuyo valor radicaba en la antigüedad de su edición, tal y como hoy ocurrre en las librerías de viejo, detalle que podría sugerirnos una reflexión sobre la temporalidad. Otro paralelismo curioso con la actualidad, lo encontramos en las advertencias de Galeno, quien recomendaba la lectura en papiro antes que en pergamino, ya que éste, al reflejar la luz, podría resultar dañino para la vista, observación que recuerda el debate sobre las ventajas y desventajas de la lectura en papel o en la pantalla de un ordenador o de un libro electrónico.

Los libros como compendios de información específica, tenían su poder, de ahí que los tiranos,"con el manto de la legalidad" , no olvidaran quemar bibliotecas como corolario de sus operaciones. Véase el arrebato de Dominiciano, por ejemplo. Recuerda curioso que la novedad de la aparición del libro, produjese la moda de la mera tenencia de volúmenes como signo de pertenencia a un estrato social. Aristófanes critica esta manía o esnobismo. Una consideración importante que Tácito refleja, se desprende de la existencia de libros prohibidos o de contenido riesgoso. En el momento en que el acceso a tales libros fue posible, el interés por ellos desapareció. Hecho bien ilustrativo de que, como dice el refrán, las cosas mueren antes por exceso que por defecto. De todos modos, que no falten libros y que editoras selectas y recónditas como Fórcola, por ejemplo, perseveren en su labor y nos sigan surtiendo de delicias en pequeño formato como la que esta obrita de Alfonso Reyes representa.

jueves, 28 de abril de 2011



FUNCIONES ALUSIVAS Y GRAMÁTICAS MÁS O MENOS PARDUZCAS


Estas dos "imágenes" del rey se parecen tanto al monarca como una regadera a un piano, pero aunque sean sólo dos euros de chocolate regalados por un nazareno anónimo, no dejan de aludir al rey. En todo caso, si admitimos que lo representan -mucho admitir -no lo harían sino paródica y falsamente, lo que equilvadría a decir que lo representan de otro modo, negativamente. Nunca me he fijado si las efigies de los euros de verdad se parecen mucho al rey real, pero con toda seguridad, aunque el parecido fuese remoto, incluso ridículo, como en estos euros de chocolate, el rey se sentiría (relativamente) aludido. Tengamos en cuenta hasta qué punto la entidad representativa de las cosas depende de un convención. Pero, a fin de cuentas, aunque las figuras que aparecen en estos euros de pastelería sean muchísimo menos que un sarcasmo y más un sonoro petardo, yo sé que ése que aparece ahí es el rey.

martes, 19 de abril de 2011





AZOTES DISCIPLINARIOS


El otro día, por casualidad, en la tele por la madrugada, vi el fragmento de una emisión de levantamientos de pesos femenino. Observé cómo las hermosas forzudas, tras unos breves ejercicios de calentamiento, recibían contundentes azotes en las nalgas por parte de sus entrenadores, poco antes de saltar fuera y enfrentarse a los armatostes metálicos. El hecho me excitó curiosamente, ya que la mayoría de los entrenadores - ucranianos, rusos, españoles - eran casi más que sesentones y sus pupilas, perfectas amazonas que con un solo soplo los hubieran estampado contra la pared del vestuario. Para hacer honor a la verdad, hay que decir que las entrenadoras alemanas también azuzaron a las gimnastas de su mismo sexo en el mismo y tentador sitio. ¿Qué significación darle a esos sonoros azotes: forman parte, exclusivamente, del preparamiento físico, actúan como relajantes circulatorios y musculares, o es una interpretación morbosilla la que ve en esto cierta implicación sexual, una suerte de singular sumisión? ¿Hasta qué punto el contacto diario entre deportista y entrenador, elude una puntual excitación carnal? Un azote en el trasero o gusta (al que lo recibe), o humilla o enrrabieta. ¿Es de este último modo como lo perciben las deportistas de halterofilia, obligadas, por tanto, a descargar su furia contra los discos metálicos que tienen que levantar? Visto de este modo, quizá sea una estrategia de los entrenadores en su deseo por batir récords, porque se entiende una estimulación fisiológica en caderas, piernas, cuellos, u hombros, pero ¿en el trasero?

La fotografía corresponde a la levantadora de pesos Lidia Valentín, la más atractiva de las participantes en el último campeonato europeo, medalla de bronce y que, como todas las demás, recibió sus correspondientes azotes en ambas y prietas nalgas.

lunes, 18 de abril de 2011


LA PROCESIÓN DE "LOS NO ATEOS"

Debajo de mi casa, ayer por la tarde, desfilaban marcialmente los "armaos", los viles romanos que prendieron a Jesucristo. La Semana Santa ha empezado. Y con ella alguna que otra pequeña polémica. Me entero de que al final parece que han prohibido la otra procesión, la de los ateos, que estaba satánica y belicosamente dispuesta a hacerle la pascua - nunca mejor traída la expresión - a la que sale el Jueves Santo. Y me parece que en esta ocasión las autoridades han tenido buen criterio. ¿Qué significa autoproclamarse ateos militantes a estas alturas de la película? Desde luego otra cosa bien distinta de lo que significaba en otras épocas. Irremediablemente se impone contextualizar. Las asociaciones de ateos tendrían que exponer argumentos interesantes para que el término "ateo" se librara de anacronismos, inventarse otras estrategias en vez de caer en triviales contrajuegos cuyo efecto sea el contrario del esperado. Una cosa es protestar más o menos ingeniosamente y otra el ensañamiento gratuito, fastidiarle la fiesta a otros por cuasi chulería. Ya que la pregunta es ésta: ¿por qué sucede esto y por qué precisamente ahora? Y: ¿es realmente significativo esto que ocurre, si es que, de verdad, está ocurriendo algo? Siempre he visto algo de pedantería en quien se define orgullosamente como ateo, al menos, creo, ha dejado de ser algo muy heroico hacerlo hoy en día, en Europa. Por otro lado, obviemos la locura de quien cree tener vía directa y exclusiva con la divinidad.

Todo este asunto no parece sino golosa materia para sociólogos y comentaristas de la oscilante (e interminable) decadencia occidental en la que se regocija la postmodernidad.

jueves, 14 de abril de 2011


OBSERVACIONES, SIN MÁS

Si escribo en mi diario: "deliciosa temperatura de primavera hoy", qué efecto de fantasmidad, de estricta nada al leerlo, tan sólo, unos meses más tarde.


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Precisa imprecisión la de la nube.


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martes, 12 de abril de 2011


MONUMENTO A MIGUEL HERNÁNDEZ ¿POR FIN?

Recuerdo que allá, a mediados de los ochenta, nosotros, los empireumáticos, estuvimos negociando con el Ayuntamiento y Pablo Serrano, el escultor, para que se colocara en Orihuela un monumento al poeta, hasta entonces, ominosamente ausente. La cosa no cuajó, por diversos motivos. Ahora, por fin, como estratégico corolario al año hernandiano, el equipo de gobierno municipal lo ha conseguido: ubicar la estatua conmemorativa en un sitio relativamente significativo: la estación de trenes y autobuses, aunque el sitio no es precisamente céntrico. En Orihuela, el epicentro del espacio público, el foro social por excelencia, es la glorieta, lugar ideal para haber colocado allí el monumento. El que lo hayan enclavado presidiendo la estación, es decir, el punto de entrada y salida de oriolanos y extranjeros, un espacio de transición, ¿equivale a un alejarlo de conciencias temerosas, a desdibujar levemente la figura del poeta en un punto limítrofe, o lo que se pretende es que proteja con la inmortalidad de su musa el continuo tráfico humano de pasajeros? No sé si todo esto es demasiado sutil y las cosas se han hecho sin más, pensando que lo primero que vean los viajeros al bajar del tren o del autobús sea la figura del poeta llamándonos encendidamente a todos a la dignidad. Pero esa cercanía con la estación, que la estatua se erija en el extremo de la zona más transitada, en la convergencia misma de los flujos que van y vienen, de las despedidas y de los recibimiemtos, no deja de hacer recordar que el hábitat del poeta es el margen (privilegiado), lo extremo, una suerte de frontera interior aun en la ciudad en la que nació.

lunes, 11 de abril de 2011









CALLEJEANDO

Frente a la plaza de toros de Murcia, hay una serie de largas calles que parten como si fueran radios de este edificio circular. Esa zona, urbanamente poco atractiva, me produce, sin embargo, un fuerte estado de ensoñación cuando he deambulado por allí a la hora de la siesta. Y creo que esto se debe a que contrasta el aire un poco destartalado de estas calles con el hecho de que están sembradas de pubs, cafeterías, incluso restaurantes, cuyos atractivos interiores llaman a refugiarse dentro cuando la temperatura ronda los treinta grados, como ocurrió este sábado pasado. El ahorcado feliz, Ítaca, El perro azul, son alguno de sus nombres. Me encantó encontrar, escondido en el rincón de una placeta, un pub donde la semana entrante, se van a dar unos recitales de poesía y entre quienes participan se encuentra Raquel Lanseros, la única poeta que conozco de los que mostraba el cartel de la entrada.

jueves, 7 de abril de 2011


ESTILOS FILOSÓFICOS

Lectura gozosa de "Misticismo y Lógica" de Bertrand Russell. Los asertos del filósofo inglés suponen siempre, más que un hallazgo conceptual, una clarificación de la realidad. Russell sorprende porque desmonta con limpidez los errores en los que solemos basar nuestros razonamientos. Podríamos decir que tras la "higiénica" labor reductiva de su lógica, descubrimos, de pronto, que una visión económica de las cosas, paradójicamente, las enriquece al despojarlas de conexiones y atributos no sólo inexactos sino que se habían vuelto estáticos, lastres en el procedimiento habitual del pensar. Acostumbrado a la embriaguez de las frondosidades verbales y los barroquismos teóricos, leer a Russell me relaja lúcidamente, ubicándome ante algunos problemas con precisión renovada, lo que supone pensar las cosas de otro modo. Su frase es cuidadosa. Escribe: "Parece que...". Encuentro esta cita: "Desde el punto de vista de la filosofía, el descubrimiento de que no se puede contestar a una pregunta, es una respuesta tan completa como cualquiera que pudiera obtenerse". Esto se entiende porque Russell es un lógico, y por el momento, el que uno no encuentre respuesta a algo se convierte en un dato positivo, es un punto valioso con el que hay que contar para continuar investigando en otra dirección o plantarse. Para Gadamer, toda respuesta termina por generar otro interrogante. Este es el procedimiento hermenéutico. La verdad de algo no se dilucida sino a través de esta secuencia : interrogante-respuesta-interrogante. Gadamer al trabajar con los significados de las cosas, inicia un proceso de densidades, emprende un camino surcado de iluminadoras correspondencias de incierto fin. Russell define una línea y va precisando los puntos de una geometría cuyos planos pretenden reflejar la estructura de la realidad. Cuando afirma que su máxima aspiración ha sido la de "escribir bien" confirma su deseo de no haber producido libros, sino de que su filosofía se haya ajustado a la verdad.

miércoles, 6 de abril de 2011


EL ARRESTO DE AI WEIWEI

La policía, los servicios secretos, el estado entero empleando todas sus fuerzas para arrestar a un solo individuo que no se molesta ni en escapar. ¿De quién se trata: de un terrorista, de un espía, de un asesino? No, es tan sólo un artista. Qué vergüenza para el gobierno chino.

CRECIENDO ENTRE IMPRESIONISTAS DIARIOS DE Julie Manet

Hay momentos en la historia de la cultura, episodios estilísticos o simplemente períodos en el ámbito de un siglo, que se revisten de un e...