lunes, 30 de mayo de 2011



LO MARAVILLOSO EN LA VIDA COTIDIANA


André Breton publicaba en 1955 un artículo titulado Magia Cotidiana. En él hace alusión a sueños profusos, misteriosas coincidencias y curiosas anécdotas, en definitiva, a toda una serie de sucesos fugitivos que vienen a conformar una sorpresiva red de correspondencias secretas.

Yo voy a ser mucho más elemental e inmediato, así que, confieso:

Aunque la utilice todos los días no sé qué es en realidad, la electricidad, y menos aún la energía eléctrica, porque no parece haber una definición clara del complicado término: "energía".

Me dicen que voces y músicas de todos los países del mundo atraviesan el escaso espacio de mi habitación. Sólo tengo que disponer de un aparato llamado radio o transistor para comprobarlo. Naturalmente que conozco tal aparato, pero no tengo idea de cómo es posible esto, ni cómo los sonidos atraviesan las paredes y no chocan con mi cuerpo sin que yo me entere de nada. Es pura fantasmagoría. Para especificarme más el asunto, me hablan de otro concepto no menos fantasmático: ondas de radio. Toda esta fantasmagoría se repite a escala mundial con otro aparato superfamoso, extendido por todo el mundo, que añade imágenes en movimientro al sonido, llamado televisión.

Me dicen que las cosas se caen al suelo porque hay algo llamado gravitación que las atrae hacia sí. Y que la gravitación opera en todo el orbe y sobre todos los cuerpos. En relación con esto, me hablan de las mareas y de los ciclos lunares. Me dicen que en un agujero negro (otra cosa imposible de imaginar) la fuerza de la gravedad es tan poderosa que se traga hasta la luz. La acción a distancia de la gravitación se parece demasiado a otra cosa no menos increíble: la telepatía o la telequinesia.

Más magia. Si me hago una herida, se cierra y cicatriza sola. Esa herida no la cierro o la mantengo abierta propiamente yo, a mi antojo. El organismo lo hace por sí mismo. Del mismo modo, riñones, pulmones y corazón aunque no tengo que maltratarlos, funcionan y se regulan solos. Me hablan, a propósito de esto, de la evolución de las especies, y para arreglarlo, me cuentan el rollo infame de que el hombre, al principio, era un mono y no sé qué otras historias.

Por el momento me paro aquí. Observo que todas mis incomprensiones se refieren al ámbito de lo físico. Será que la física ya no es lo que era, o que hemos estado errados sobre su concepto al enfrentarla banalmente a lo espiritual, a lo psíquico, como si hubieran dos realidades independientes. Siempre, lo más obvio resulta lo más difícil de entender. Ya decía Poe en Eureka que los hombres de ciencia no sabían a qué se estaban refiriendo al hablar de magnetismo o de electricidad.

jueves, 19 de mayo de 2011




DIARIO



El terremoto de Lorca. La primera reacción que me viene a la cabeza, primaria, pero casi inevitable: el desamparo divino ante el desastre. La indiferencia de Dios es un escándalo. Ya sé que hay teorías que dicen que Dios "se ha olvidado" de la creación, que este olvido es el reto que la divinidad lanza al hombre para que se gane su puesto en el cosmos empezando desde cero. El que la torre de la iglesia se viniera abajo junto con la campana, multiplica aún más el desconcierto. Parece un signo apocalíptico, la ratificación de nuestro abandono definitivo al azar de la naturaleza.


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Balzac creía que el alma estaba compuesta de una serie de capas o películas superpuestas infinitamente, y que la fotografía resultaba dañina, ya que podría "capturar" una de estas capas o emisiones, restando capacidad energética al hombre. De ahí que no se hiciera sino un par de retratos, solamente, después de muchas cavilaciones. Resulta curioso comprobar el paralelismo de este recelo de Balzac ante la fotografía con el rechazo que todavía sienten algunos pueblos indígenas ante una cámara. Esencialmente, viene a se la misma reacción.



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Hacía tiempo que no me ocurría. Esta mañana, al despertar, como un fogonazo, me ha venido a la cabeza el rostro de una mujer. Tenía el pelo corto y algo oxigenado, como se llevaba a finales de los setenta. Miraba de frente, es decir, como cuando uno, al hacerse una foto, mira a la cámara (en este caso es como si me mirase a mí). El rostro era bonito, delicado, y su expresión anhelante pero no trágica. Desde luego no recuerdo haber visto esa cara en ningún sitio, y no acaba de convencerme la teoría que dice que pueden ser restos de un sueño del que no me acuerdo o rostros de gente que he percibido, inconscientemente, por la calle, ya que estando totalmente despierto me han venido a la mente caras perfectamente nítidas y desconocidas más de una vez, y si fueran percepciones inconscientes ¿por qué se me aparecen sólo rostros bien encuadrados, como si fueran bustos, y no fragmentos o detalles espaciales del entorno, o bien, grupos de rostros? Es como si la mente actuara como un receptor de radio involuntario y captase de vez en cuando imágenes que están flotando por ahí y que vienen de no se sabe dónde.

martes, 17 de mayo de 2011




DIARIO



Escucho por la radio a un representante sindical marroquí que vive en Murcia, decir con respecto a Bin Laden, el terrorismo, Al Quaeda, Occidente, Europa, que no sabe todavía porqué se inició todo esto, cuál es la razón por la que se ha creado este enfrentamiento, este clima de animadversión y malestar. El que a mí me ocurra lo mismo, como, supongo, a la gran mayoría, resulta bien significativo. Lo más desasosegante es que, a pesar de que localicemos dos bandos bien definidos enfrentados - la vanguardia de Occidente, Estados Unidos, por un lado; y el radicalismo islamista, por el otro -, y que el enfrentamiento entre ambos nos haya salpicado a todos gravemente, todavía desconozco cuál es el motivo concreto que ha determinado que debamos estar en contra o en lucha contra uno de estos bandos. Estados Unidos es portador de cultura y civilización, pero también de bombas. Vive su apogeo épico. Su sobreenergía y potencia tecnológica hacen que salte sobre otros países y territorios. Como dice Schopenhauer, "cuando en un país hay un superávit de fuerzas", poco hay que esperar para que se trague al vecino. Por su lado, el radicalismo islámico no existe sino en función de su adversario. Su modelo de civilización es anacrónico e inviable: está estancado y muerto hace siglos. Su único "valor", y que encarnaba personalmente Bin Laden, es el de enfrentarse bélicamente al imperio. Como muestra del grado de confusión y prueba de que a los de ambos bandos les importamos un pimiento los que estamos en medio, véase la cantidad de musulmanes que están siendo víctimas de la propia Al Quaeda, o lo que dijo Boby Fischer, el campeón mundial de ajedrez con respecto a los atentados del 11 de septiembre: "Ya era hora de que alguien les diese una lección" (a los norteamericanos).


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La otra noche vi Después de tantos años, la segunda película que filmaron en el 94 sobre la familia Panero. Es mejor la primera, la de Chávarri, El desencanto, es decir, que en esta película el drama de los Panero es epocalmente más inteligible, digamos. Después de tantos años, aporta poca cosa con respecto a lo dicho en El desencanto. Es más o menos una repetición de los mismos temas, pero ahora agravado todo por el paso del tiempo y la ausencia de la madre. Francamente quien dice lo más interesante es Michi Panero, el único de los tres que no fue poeta. Al comprobar ese aire de repetición estéril, de déjà vu, de agotamiento, en esta segunda película, me planteé cuál debiera ser la posición del poeta ante las nuevas circunstancias que vivimos. El aspecto de nuestra geografía social ha cambiado sustancialmente, la presencia tanto en nuestro ámbito diario como en el escenario global de otras mentalidades, de otras sensibilidades, es tanto un desafío como un estímulo. ¿Debería el poeta actual distanciarse con sabiduría de toda esa espesura de conocimiento crítico que el pensamiento contemporáneo ha producido, superar o dosificar decadentismos y escepticismos, salir de los complacientes abismos de la clarividencia racionalista, y buscar, no tanto lo meramente social, como esa hermandad que se vislumbra de la universalidad en devenir y que coexiste con la uniformación de la globalización? No quiero decir que el poeta busque porque sí la mixtura y el cosmoplitismo, sino que la proximidad de otros pueblos y mundos, el replanteamiento o redescubrimiento de algunos valores, los cambios tecnológicos relativos al acceso y producción de información, el delirio de la ciencia, son cosas que deben competerle. En este sentido, y creo que por una razón meramente instrumental, los artistas plásticos lo tienen más fácil. Videoartistas, pintores, fotógrafos, cineastas, etcétera, pueden responder más resuelta, más inmediatamente a la consigna de Rimbaud: hay que ser absolutamente modernos. Esta consigna los Panero la entendieron de una manera. Pero hay otros modos de ser modernos, que pueden resultar incluso esperanzadores, al fijar sus objetivos no en la explotación de la miseria propia sino en las riquezas nuevas que emergen y en las que siempre han estado ahí.

martes, 10 de mayo de 2011




EN EL PRINCIPIO DE LOS PRINCIPIOS



Escucho por la radio que se ha descubierto escritura "lineal b" de hace 7000 años en una isla griega, cuando hace tan sólo unos instantes acabo de leer en el ensayo de Ortega y Gasset "Origen y epílogo de la filosofía" que "la dialéctica es la obligación de seguir pensando", es decir, que ante la vertiente acumulativa del conocimiento, se nos exige actualizar nuestros conceptos para adecuarnos a la realidad que vivimos y vamos definiendo. Por la radio, de nuevo, dicen que unos lingüistas se han reunido en una ciudad de Rumanía para confirmar el hecho de que antes de la escritura cuneiforme y jeroglífica, ya existía escritura en el territorio que conocemos como Europa, que se han encontrado restos milenarios de la misma en Andalucía y que lo que se creía era la ciudad de Troya, descubierta por un arqueólogo alemán en el XIX, no es tal mítica ciudad sino un emplazamiento hitita. Los orígenes de las cosas se hacen cada vez más antiguos y complejos, estudios recientes ensanchan insólitamente los inicios de la cultura, no hay fechas determinantes de nada, o son confusas o meramente falsas. Una cosa está clara: cada vez nos vamos más atrás. Nos valemos de dataciones más o menos convenidas para poder hacernos una idea simplificada del misterio del origen de la creatividad humana. Todo esto en consonancia con lo que Ortega dice en su libro: dinamismo constante del conocer, renovación de datos e ideas, reconfiguración de nuestra imagen del mundo. Tal y como dicen los físicos, si el universo está en expansión, lo mismo hacen los investigadores con la datación de los orígenes de la cultura, la prehistoria y la historia del hombre. Si seguimos así, yéndonos cada vez más atrás, nos toparemos con el mismísimo Dios en su trono de luz, al otro lado del tiempo. ¿Cuándo calcularán la hora y los minutos exactos del día en que se cometió el primer pecado que nos expulsó del Paraíso?


Cuantos más descubrimientos hacemos y más se ensancha el horizonte del conocimiento, más ilusorio se vuelve pretender calcular la fecha del big bang, o el instante preciso de la aparición del lenguaje o del mito. Es decir, que la confirmación de descubrimientos importantes, nos obliga a reformular nuestra clasificación cronológica de la Historia, revelando su carácter eventual o teórico: convenimos establecer unas fechas o períodos más o menos movedizos, simplemente para hacernos inteligible el desarrollo del mundo, sin que ello implique que tales períodos o fechas sean verdaderos.


A propósito de todo ello, cito el siguiente párrafo de Schopenhauer: "El mundo no ha sido hecho: como dice Ocelo Lucano, ha existido desde siempre. Porque el TIEMPO está condicionado por la existencia de seres con conocimiento, es decir, por el MUNDO, del mismo modo como el MUNDO lo está por el TIEMPO. El mundo no es posible sin tiempo, pero tampoco el tiempo lo es sin el mundo. Así pues, ambos son inseparables, y un tiempo en que no haya habido mundo es tan impensable como un mundo que no haya existido en tiempo alguno".


Senilia, Editorial Herder.

jueves, 5 de mayo de 2011



CITAS INOLVIDABLES Y PATAFÍSICAS


Yo no creo que la ciencia per se sea suficiente para darnos la felicidad, como tampoco creo que mi propia visión científica haya contribuido demasiado a mi propia felicidad, cuyo origen atribuyo a defecar dos veces al día con infalible regularidad.
Bertrand Russell



Nunca he acabado de ver una hoja de árbol.

José Ortega y Gasset



Es verdad que la categoría de infinito no tiene consecuencia moral de ningún género.

Estanislao Sánchez Calvo



Se me ocurrió (en la primavera de 1902) que el mar profundo debe estar relacionado con el crimen.

Otto Weinninger



A veces la paz de los campos se parece demasiado a la de los cementerios

Dicho por un vagabundo



Lo que viene al mundo para no perturbar nada no merece ni miramientos ni paciencia

René Char



La velocidad del pensamiento es infinita.
Guilles Deleuze



Esta mañana la hija de la montaña sostiene en sus rodillas un acordeón de murciélagos blancos.

André Breton


Tendría que considerarse si la mayor o menor forma oval del cerebro tiene que ver con las capacidades aerodinámicas de su dueño.

Blas Finisterra



Érase una vez un castillo en una habitación.

Cuento anónimo

martes, 3 de mayo de 2011



SORPRESIVAS PROXIMIDADES

Hace un par de madrugadas, cuando emitieron por la televisión la noticia de la muerte de Bin Laden, entre otras filmaciones, pusieron una foto, probablemente de mediados de los setenta, en la que aparece él, adolescente, vestido de forma muy hippie, junto a un grupo de amigos también jóvenes. En ese grupo hay una chica rubia con minifalda. Esta imagen me produjo una extraña melancolía. Considerando la historia del personaje, viendo la imagen y a la chica sonreír encantadoramente junto al líder, ya inexistente, del terrorismo global, esta fotografía se me ha antojado una suerte de oximoron, un nudo desconcertante del tiempo. Poco después, recordé otra foto, ésa en la que aparecen juntos el filósofo Wittgenstein y Hitler, ya que, al parecer, estudiaron de niños en el mismo colegio. El paralelismo entre ambas fotografías impresiona y asusta: Bin Laden al lado de una joven occidental, de cuya civilización se declarará enemigo frontal; el imberbe Hitler, compartiendo aula con un judío, Wittgenstein, de cuya raza se convertirá en exterminador. Sólo hay una diferencia entre ambas imágenes. Mientras que Bin Laden no se distingue de sus compañeros de pose - naturalmente, entonces él no era ni remotamente el Bin Laden que la historia ha conocido - , en la imagen del colegial Hitler, ya se hace ostensible en su rostro infantil el gesto tosco y antipático del Hitler adulto. Pareciera como si el destino fatal de Hitler ya se hubiera urdido en el vientre materno, mientras que el verdadero rostro de Bin Laden no apareciese sino tras su conversión a la guerra santa.

CRECIENDO ENTRE IMPRESIONISTAS DIARIOS DE Julie Manet

Hay momentos en la historia de la cultura, episodios estilísticos o simplemente períodos en el ámbito de un siglo, que se revisten de un e...