lunes, 13 de noviembre de 2017

POEMA








TARDE DE DOMINGO
 
Ha ocurrido algo insólito.

 
Creía que esta tarde me esperaba
la acostumbrada tanda
de flatulencias, putrefacciones y tristezas
que coronan esa pequeña muerte
de todos los domingos por la tarde,
mientras fuera hace siempre un sol magnífico;
 
pero en el terso descenso de la tarde,
mi cuerpo no se alteraba
y la compañía de los libros
no me parecía tediosa.
 
Debo haber franqueado mi pereza
a través de la propia pereza,
encontrado un punto neutro
en el que descansar de sufrir.
 
O quizá me he liberado, imprevisiblemente,
de esta cadena perpetua de los fines de semana
al declararme preso sin escapatoria de la misma,
 
o es que, quizás, el tiempo ha modificado su curso
y ya no significa episodios maravillosos
y hoy no es domingo sino un día cualquiera.
 

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me gusta el poema.
Ada

Anónimo dijo...

Me gusta el poema.

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