jueves, 21 de marzo de 2024

LAS “NADERÍAS” DE LA MALA COMPRENSIÓN LECTORA

 




 Se insiste en que una de las necesidades más urgentes en el ámbito de la educación es corregir, solventar la falta de comprensión lectora.

Los políticos, los profesores se están refiriendo a algo tan  básico e  imprescindible, que su fallo en la actitud de los jóvenes vendría a suponer, además de la ignorancia de todo mensaje o contenido de obras escritas en todo género, un distanciamiento de la calidad crítica europea, un suicida distanciamiento de nuestro linaje conceptual y cultural.     

 

No es, pues, ninguna nadería lo que se pretende corregir: la comprensión lectora se deriva del trato, a través de la lectura, con los textos de toda índole y de   su adecuada recepción conceptual.

Me atrevería a decir que tener una deficiente comprensión lectora implica no poder acceder con plenitud a los códigos reales de la cultura. Y esto significa no saber dónde está uno en la organización del conocimiento, no reconocer lo que son nuestros referentes.

Cualquier habilidad es ya un manejo resolutivo en el múltiple devenir social y cultural. La comprensión lectora suma a nuestras habilidades prácticas, su engaste en un mensaje general: el del orbe cultural europeo al que pertenecemos.

Tener una mala comprensión lectora denota nuestro distanciamiento del mundo del símbolo, de los mitos, de la herencia de los poetas, de la literatura en general, del arte, también.

Tener una mala comprensión lectora implica no saber habérselas con la horda de mensajes que constituyen nuestra sociedad, no atrevernos a descifrar el gran mensaje que es en sí toda la gran obra cultural de nuestro país o continente.

No tener buena comprensión lectora es sustraernos a las delicias del placer del análisis intelectual, quedarse a los bordes o fuera de la incursión en el acontecer estético de toda obra literaria, plástica o musical, incluso.

Tener una mala comprensión lectora, pues, no es una nadería, o una obsesión de profesores ante el estado disperso de las humanidades. Significa, en último término,  autoexcluirse de la extraordinaria tradición cultural de Occidente, o colocarse ante la misma como un extraño.

Tener una mala comprensión lectora es preferir la ignorancia, la cuasi indigencia lingüística ante la riqueza que soberbia y soberanamente nos pertenece y nos identifica.


3 comentarios:

Alberto dijo...

Chapeau!

J. Nortes dijo...

Una gran masa de ciudadanos con “mala comprensión lectora “ :
Ahí es donde triunfan los mensajes simples de los populismos neofascistas.
“Hagamos Vetusta grande otra vez “
“Liliput para los liliputienses “

José María Piñeiro dijo...


Bueno, ese es el mensaje idiota de un Tramp, para no ir más lejos.
Saludos, Jesús.

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