jueves, 5 de septiembre de 2024

ESCAPARATE

 


 

 CARTAS A UNA JOVEN POETA

Rainer Maria Rilke

 

La anacronía de ciertos autores puede, súbitamente, trocarse relativa según la idoneidad de la lectura que nos acerque a él. Resultaría difícil imaginar hoy una eclosión masiva de lectores que se pusiera a devorar la poesía de Rilke, como no fuera ello causado por alguna película holibudiense o reto televisivo. Ahora bien, a nivel individual puede surgir la sorpresa.  Si le citas a alguien, de pronto,  algún  verso concreto de este poeta o bien de cualquier otro, la reacción del sujeto podría ser altamente positiva, funcionar como la revelación concreta de algo para esa persona,  y entonces la perspectiva sobre los artistas y los estereotipos que manejamos sobre ellos, transformarse en otra cosa mucho más interesante.

Digo esto porque con respecto a Rilke siempre se me presenta el mismo debate: si su mensaje poético resulta hoy imposible de asumir o de comprender, con la maldición que ello supone tanto para la obra del autor eslavo-germano como para nuestra, espiritualmente, indigente sociedad.

Este epistolario totalmente inédito y que podría interpretarse chocantemente como la réplica en femenino de su famoso libro Cartas a un joven poeta,  es una ocasión más para aproximarnos al criterio del poeta y comprobar su reacción a las preguntas vitales que una joven lesbiana le propone, sumida en la confusión de la época y de la edad.

Las respuestas de Rilke a las tribulaciones de la joven que oculta dolorosamente su tendencia sexual, son de una exquisitez y discreción tan notables que para la joven, este epistolario que mantiene con el poeta, se tornará uno de los momentos más ilustrativos e importantes de su vida. Y hablando precisamente de ello, de la vida, una y bastante agitada le esperaría a esta joven en el entramado trágico de los días de la Segunda Guerra Mundial.

Leyendo estas cartas es ineludible reparar en los códigos educativos y éticos que pertenecieron a la época y cómo a pesar de ellos o a través de ellos, Rilke elabora un diálogo tan soberbio y brillante en alguno de sus pasajes.

Ya he mencionado la rareza que envuelve a Rilke y que hoy traduciríamos ni más ni menos que como exquisitez personal, sublimidad de pensamiento. Esto es lo raro pero no entonces sino hoy en día, también. Los libros, los mensajes que albergan los libros y la esperanza que se agita en los poemas que bullen en la memoria están ahí para que renovemos nuestro pensamiento, para que articulemos de nuevo otra interpretación del tiempo y del mundo y continuemos con nuestro viaje a las eternidades. Este epistolario es otra ocasión que nos brinda esa memoria del universo para conocernos a nosotros mismos a través de las delicadas psiques que activó un diálogo singular.  

 

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