Diario
Incompleto.
Rafael Azúar
A veces el buen
pensamiento se encuentra más cerca de uno de lo que imaginamos. En una librería
de ocasión, me encuentro con este diario de derivas poético-reflexivas del
autor alicantino Rafael Azúar. Conocía su nombre, desde luego, pero confieso
que esta ha sido la primera vez que tengo un libro suyo en las manos y lo leo
con interés. La característica de este volumen es que data de 1972, fecha que
se me antoja un tanto remota pero que, a un tiempo, me arroja en el recuerdo, a
los fascinantes años setenta. Como digo el libro consta de textos de prosa poética
y crítica literaria, sin fechar pero que pretenden ofrecerse como un diario
literario. Siempre me sorprende el carácter transtemporal que ofrece el
conocimiento, el manejo inteligente del lenguaje. En este año 72, España estaba
en plena carrera hacia la modernización, aunque con un anciano Franco todavía
presente físicamente. Todos los estereotipos sobre nuestro país estaban en
furiosa actualidad. Todavía quedaba un poco para que se diera el salto al régimen
democrático. Las posiciones reaccionarias eran potentes, así como la
sacralización del generalísimo. Menciono estos aspectos porque poco o nada de
esto es perceptible en un texto como el presente. La literatura ofrece tal
espacio libertario para la discusión, facilita una dimensión tan plástica para
el flujo de las palabras, que se nos antoja un búnker etéreo, inmune a las
miserias y críticas del entorno. Leyendo estas páginas de Azúar, uno trasciende
el tiempo, sobre todo el histórico, evitas soberanamente todo conflicto que
pueda determinar la propia escritura. Quien ejerce la crítica libera mundos,
quien crea a través de la palabra escapa de las limitaciones vitales, políticas
y sociales. El siglo XX trajo con sus revoluciones la apertura ilimitada de los
lenguajes. Azúar habla con precisión e inventiva de la palabra en el sueño, de
tipos de imagen, de paisajes entresoñados más que divisados, de cómo escribía
Rilke o Max Aub…
TEXTOS HERMÉTICOS
Esta colección de textos
ha conocido en las últimas décadas unas cuantas ediciones, supuestamente, cada
cual, mejor que la anterior en lo que respecta a la traducción y selección novedosa
de fragmentos. Por tratarse de la actualización más próxima en el tiempo y
contar con el trabajo y traducción de los mejores especialistas, esta publicación
recientísima de los textos herméticos en Alianza, promete ser la candidata a una
de las mejores versiones.
Incursionar en los
textos antiguos del universo clásico o ligeramente posterior a esa época siempre
resulta fascinador y sorpresivo. En nosotros la impronta cristiana simplifica o
resuelve cuestiones cuyo aspecto secular, salvaje o directamente poético,
hallamos en evolución multidireccional en el pensamiento griego o en la
literatura latina. “Consultar” estos textos para rastrear los supuestos orígenes
del pensamiento quizá no sea tan aconsejable como hacerlo con la intención de imaginar
un futuro del mismo. Esta es una opción puramente poética que yo coloco por aquí.
Teniendo en cuenta que estos fragmentos pueden leerse con cierta libertad
interpretativa, que no dependen exclusivamente de la formulación rígida de una doctrina visiblemente
estructurada, y que tal libertad interpretativa, propicia como licencias legítimas
las emisiones singulares de tal pensamiento, el contenido de estos textos se
vuelve muy estimulante tanto para el pensador marginal como para la invención
poética. Me atrevería a decir que resultaría más ardua la implicación personal de quien profesara el hermetismo que la asunción intelectual de sus conceptos. Alguien dirá que instalarse en la mentalidad de aquellas gentes es
imposible, pero no hablamos de asumir literalmente ningún saber sino de
dejarnos seducir por la belleza de unos textos. Y es en ese código donde sí
podríamos comprender o aproximarnos a
una valoración de los pasajes del pensamiento hermético. La aventura moderna de
los grandes movimientos plásticos y literarios se han mostrados permeables a
una aceptación hermética de la comprensión del mundo. Hermético fue el
simbolismo, el surrealismo, los geometrismos pictóricos, destacados trazos del
pensar renacentista, grandes autores del siglo XX.
Yo recomiendo una
lectura serena de estos textos, ahondando con la imaginación intelectiva en los
puntos que nos parezcan más insólitamente sugestivos.
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