martes, 10 de mayo de 2011




EN EL PRINCIPIO DE LOS PRINCIPIOS



Escucho por la radio que se ha descubierto escritura "lineal b" de hace 7000 años en una isla griega, cuando hace tan sólo unos instantes acabo de leer en el ensayo de Ortega y Gasset "Origen y epílogo de la filosofía" que "la dialéctica es la obligación de seguir pensando", es decir, que ante la vertiente acumulativa del conocimiento, se nos exige actualizar nuestros conceptos para adecuarnos a la realidad que vivimos y vamos definiendo. Por la radio, de nuevo, dicen que unos lingüistas se han reunido en una ciudad de Rumanía para confirmar el hecho de que antes de la escritura cuneiforme y jeroglífica, ya existía escritura en el territorio que conocemos como Europa, que se han encontrado restos milenarios de la misma en Andalucía y que lo que se creía era la ciudad de Troya, descubierta por un arqueólogo alemán en el XIX, no es tal mítica ciudad sino un emplazamiento hitita. Los orígenes de las cosas se hacen cada vez más antiguos y complejos, estudios recientes ensanchan insólitamente los inicios de la cultura, no hay fechas determinantes de nada, o son confusas o meramente falsas. Una cosa está clara: cada vez nos vamos más atrás. Nos valemos de dataciones más o menos convenidas para poder hacernos una idea simplificada del misterio del origen de la creatividad humana. Todo esto en consonancia con lo que Ortega dice en su libro: dinamismo constante del conocer, renovación de datos e ideas, reconfiguración de nuestra imagen del mundo. Tal y como dicen los físicos, si el universo está en expansión, lo mismo hacen los investigadores con la datación de los orígenes de la cultura, la prehistoria y la historia del hombre. Si seguimos así, yéndonos cada vez más atrás, nos toparemos con el mismísimo Dios en su trono de luz, al otro lado del tiempo. ¿Cuándo calcularán la hora y los minutos exactos del día en que se cometió el primer pecado que nos expulsó del Paraíso?


Cuantos más descubrimientos hacemos y más se ensancha el horizonte del conocimiento, más ilusorio se vuelve pretender calcular la fecha del big bang, o el instante preciso de la aparición del lenguaje o del mito. Es decir, que la confirmación de descubrimientos importantes, nos obliga a reformular nuestra clasificación cronológica de la Historia, revelando su carácter eventual o teórico: convenimos establecer unas fechas o períodos más o menos movedizos, simplemente para hacernos inteligible el desarrollo del mundo, sin que ello implique que tales períodos o fechas sean verdaderos.


A propósito de todo ello, cito el siguiente párrafo de Schopenhauer: "El mundo no ha sido hecho: como dice Ocelo Lucano, ha existido desde siempre. Porque el TIEMPO está condicionado por la existencia de seres con conocimiento, es decir, por el MUNDO, del mismo modo como el MUNDO lo está por el TIEMPO. El mundo no es posible sin tiempo, pero tampoco el tiempo lo es sin el mundo. Así pues, ambos son inseparables, y un tiempo en que no haya habido mundo es tan impensable como un mundo que no haya existido en tiempo alguno".


Senilia, Editorial Herder.

1 comentario:

José Antonio Fernández dijo...

La última cita es pefecta. No la conocía y realmente hace reflexionar. Se podría definir como la inmortalidad de lo infinito pues si el mundo siempre ha estado es inmortal, y si siempre va a estar es infinito, eso sí, siempre que el tiempo lo permita. La cita dice que si existe uno, existe el otro por lo que se podría decir lo contrario, si uno falla desaparece el otro. En fin, un lío.

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