sábado, 31 de diciembre de 2016
martes, 27 de diciembre de 2016
NOTICIAS. NOTAS EPOCALES.
“La muerte no es verdad
cuando se ha cumplido bien la obra de la vida”, informativos de la televisión
cubana tras dar la noticia de la muerte de Fidel Castro.
Dicho popular de los sábados
en los años sesenta, según recuerda mi padre: los sábados, camisa limpia y polvete.
De pronto percibo un mal
olor. Microsegundos después, identifico el olor y la sensación cambia: es olor
a la naranja que, anteriormente, he tocado, y que me ha sorprendido. O sea, que
incluso el olor precisa de un instante para ser reconocido, no resulta inmediatamente
identificada su procedencia y, por consiguiente, la calidad de su percepción,
si se trata de un buen o mal olor.
“No estoy autorizado a dar
esa información”. Esta frase que yo creía de película americana y de factura
relativamente cercana en el tiempo, cuando no de total actualidad, la escucho,
pero matizada de humorística ironía por el personaje que la dice, en una
película española de 1973, La madrina,
protagonizada por Lina Morgan. Teniendo en cuenta de qué estamento proviene la
frasecita, - seguridad nacional y
espionaje – la recepción y crítica a este tipo de lenguaje resultan contemporáneas.
Que Dios directamente intervenga en este mundo no sólo no es nada
aconsejable sino que es imposible. Apócrifo
de Soren Kierkegaard.
Examinando videos de Germán
de Argumosa. En concreto, uno de 1978 en el que habla con Jiménez del Oso sobre
las caras de Bélmez. Firmeza y rapidez en la exposición del juicio, diafanidad
y lucidez de un discurso impecable, que contrasta o se intensifica curiosamente
con el aspecto recio de su rostro y su mirada no altiva sino “dura”, exigente.
Me llama la atención este manejo del discurso, “perfectamente actual”, es
decir, no afectado por mitologías y estereotipos tales como “los años de
dictadura” ni por determinaciones de ese tipo. Otra cosa es percibir en la
puesta en escena de su entrevista, en los aspectos de sus vestimentas, la de
Germán y la de del Oso, cierta aura de época, cierta lentitud voluptuosa que
contemplada ahora me produce fascinación y melancolía: el humo del tabaco, la
planta del decorado, el colgante hipi y esotérico de Jiménez del Oso, la
abundancia de barbas setenteras. Es decir, la lógica del discurso entre el
entrevistado y el entrevistador es contemporánea de mi pensamiento. Los
atuendos y la atmósfera concreta en que tales locuciones se producen, ya no.
jueves, 15 de diciembre de 2016
miércoles, 23 de noviembre de 2016
LAS RESISTENCIAS DE UNAS EFEMÉRIDES: LEZAMA LIMA
Que la festividad de la
Hispanidad se reduzca a polémicas sobre si "desfiles militares sí" o "desfiles militares no",
me parece algo bastante miserable y de vergüenza ajena si echamos un vistazo a
otras latitudes menos discutidoras y más contundentes. Para mí resulta muy fácil
no sólo liquidar toda residual vergüenza sino festejar la fecha: que un
Borges, un Cervantes o un Lezama Lima escriban en el mismo idioma es algo lo
suficientemente glorioso como para todos celebremos esta fiesta y nos
sintamos hermanos de una misma patria: la que conforma una lengua común.
Cito con toda la naturalidad
del mundo en esta eximia tríada de nombres el de Lezama Lima, aunque yo diría
que, por estos insondables pagos, todavía pesa sobre él y su pululante literatura
una suerte de, no indiferencia pero sí lectura aquejada de cierta languidez.
Últimamente no paro de
escuchar por radio y televisión los homenajes que le están preparando a Buero
Vallejo. Cualquiera diría que la efeméride se convierte en pretexto para los
que están deseando exhibirse en interminables actuaciones. Naturalmente, Buero
se merece estos homenaje, pero uno siempre se sorprende de la súbita cuantía de
reconocimientos para unos y de la cuasi absoluta inexistencia para otros…aunque pertenezcan a
los mayores parangones literarios.
Buero recibe su
homenaje este año puesto que nació en 1916. Lezama nos abandonó en el 76, hace
40 años. También merecería algún acto de recuerdo; en definitiva los amigos de
las efemérides no harían otra cosa que aprovechar la circunstancia. Pero no. O yo,
al menos, no he visto por los medios nada muy notorio al respecto. En el 2010, aniversario de
su nacimiento, los homenajes tampoco puede decirse que florecieran como
vergeles. El nombre de Lezama apenas o no se oyó.
Esa algo oblicua
percepción de la obra de Lezama en España, esa algo tibia reacción ante el
despliegue hiperbarroco de una insólita obra que debiera habernos llenado de
entusiasmo, y más teniendo en cuenta que se produce en la misma lengua que la
de los reticentes receptores, define una perplejidad que no se explica sino por
la tardía llegada y mal conocimiento de sus obras, pero que a ojos vistas,
actualmente, no puede ya justificarse.
A veces he llegado a pensar que Lezama
era “demasiado” en el escueto plano de nuestra literatura, que suponía un
obsequio demasiado sorpresivo y demasiado selecto para
la provinciana capacidad de la que era capaz de exhibir la ciudadanía literaria
española del momento. Una capacidad limitadita todavía hoy, que dirigimos
nuestro interés a las producciones literarias norteamericanas como si llevaran
no sé qué sello de calidad indiscutible,
y en un momento en que medio mundo vive inmerso en la tontuna
interminable de los nuevos jueguecitos digitales,
Lezama propone una notabilísima aventura de la
palabra y define una teoría poética de la imagen que espera aprovechamientos
nuevos y actualizaciones. Y este tesoro
parece ser algo demasiado precioso y extraño para los jóvenes europeos que ya
no son barrocos ni simbolistas ni modernistas, ni tampoco surrealistas, solo
jóvenes poetas europeos para los que un continente poético como el de Lezama es
una rareza extraterrestre. Y es que para los poetas de la era internáutica tales cosas son grandezas que, claramente, les exceden.
martes, 15 de noviembre de 2016
FALUDI Y EL BÁLSAMO FINAL
Buscando
fotografías de Bela Bartok el otro día, me encontré con el nombre de Gyorgy Faludi.
Creyendo que era un compositor, busqué más información y descubrí que era el
poeta contemporáneo más importante de Hungría.
Personalmente, no tenía la menor
idea sobre la existencia del personaje y lo que me ha sorprendido es, por un
lado, la ignorancia que hay todavía entre los europeos sobre los artistas e
intelectuales destacados de los distintos países que se dicen formar una
comunidad política y cultural, y por otro, la historia personal de Faludi,
atravesada por los conflictos bélicos – la lucha contra los nazis – la
persecución comunista y el exilio en varios países hasta su regreso triunfal a
su Hungría natal y su feliz casamiento con la joven Fany, convertida hoy en su polémica
viuda.
De Faludi, al parecer, sólo hay traducido al español un libro de poemas.
Teniendo en cuenta su trepidante vida que confirmaría con creces aquello de que
esto es (también) un valle de lágrimas: - guerras, persecución, presidio y exilio – sería
interesante comprobar si escribió unas memorias que pudieran atraer a algún
editor. Pero se tiene la sensación, un poco triste, de que sobre la historia de
los antiquísimos países del telón de acero ha caído otro telón que linda con la
indiferencia y el olvido. Sin embargo, este Faludi, bastante desconocido para
el público español, se me antoja un testigo como pocos de lo que épica y apocalípticamente
ha sido la historia reciente de Europa.
Otra
cosa resulta curiosa, en el rastreo gráfico que nos muesta la red, y que a ojos vista de la experiencia, supuso
hace pocos años, el consuelo a tanto sufrimiento y destrucción: la relación del
nonagenario Faludi con la joven Fany Cóvbacs: el bálsamo final a una vida
marcada por la huida enloquecida y la ferocidad.
jueves, 10 de noviembre de 2016
jueves, 3 de noviembre de 2016
Gabriel Ferrater. NOTICIAS DE LIBROS
Sensibilidad
e inteligencia forman una compleja conjunción que, en el caso de los poetas,
los hace proclives a la desesperación. Quizá
ese intimo trance determinó que Ferrater decidiera irse de este cruel valle de
lágrimas por voluntad propia si tal circunstancia no la diferenciamos del exquisito
cálculo vital. De todo modos, algo de este
estado interior de ignición contribuyó para que ante obras literarias que
pretendían serlo, la impaciencia o el escrutinio fulmíneo del Gabriel Ferrater
lector, obrase con contundencia.
El
poeta catalán trabajó con editoriales españolas y alemanas y este libro recoge
el grueso de sus informaciones sobre los libros que aspiraban a ser aceptados,
traducidos y entrar en ambos mercados.
Como
indica el prologuista, Javier Aparicio Maydeu, no sabemos lo que le hubiera
parecido a Ferrater ver sus notas
informativa convertidas en libro, pero como antología de juicio literario rápido
y de calidad extra, no tienen desperdicio.
El desparpajo, el humor, el examen incisivo
y tajante caracterizan estas notas de Ferrater, en las que la profesionalidad y
el conocimiento exquisito del funcionamiento de la obra literaria convergen
en un brillante documento. Ferrater tiene que pensar en la recepción de obras
literarias en públicos de países distintos a los del escritor, imaginar cómo
pasarán por el tribunal inquisitorial no santo de la censura y valorar
adecuadamente tales obras literarias en tanto tales para no perder de vista a
sus autores según lo que ocurra.
Por
el agudo visor de Ferrater pasan obras de Nabokov, Carmen Martín Gaite, Raymond
Rosuell, Maurice Sasch, Luis Martín Santos, Pierre Mabille, Malcom Lowry, Jack Kerouack,
Jhon Dos Passos, o Cardoso Pires.
Un
par de cosas resultan curiosas para la lectura actual: la moda literaria de
principios de los sesenta – la presencia del psicoanálisis como pretexto y
condimento literario junto con la utilización, por entonces, llamativa, de la pornografía -; y, por otro
lado, la pregunta de qué habrá sido de todos aquellos autores desconocidos que
no pasaron el listón de ser traducidos y publicados, qué suerte habrán tenido
en los mundos literarios.
Ha
habido sólo un caso en el que me ha asaltado la duda de sobre si Ferrater acertó
del todo en su pronóstico. Elogia la obra de Alejo Carpentier, pero duda de que
funcione igual de bien entre el público alemán que en ámbitos hispánicos. Por ello no se atreve a
aconsejar su traducción. Hoy creo que sucedería casi lo contrario: un autor alemán que
resultase excelente acabaría siendo traducido al español si se lograran valorar
objetivamente sus méritos literarios. Quizá antes pesaban más las reservas que
ahora en que los europeos intentan percibirse como hermanos culturales de una
multinación.
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