jueves, 30 de enero de 2014
jueves, 23 de enero de 2014
LA DULCEDUMBRE DE LAS IMÁGENES. OBSERVACIONES.
jueves, 16 de enero de 2014
LAS HAZAÑAS DE HÉRCULES
He rasgado las puertas de ónice,
He pulido los soles mercuriales,
He deshecho coronas de maleficios,
He plisado yardas de diamante,
He liberado la persignación acústica de las
albas,
He demorado el caudal de las horas,
He soñado tu conversión en cáliz y
relámpago,
He borrado la constelación de Andrómeda,
He batido rosicleres y odiseas,
He asistido al parto de lo que fluye,
He maniatado saberes y tempestades,
He descrito la bisectriz de tu sonrisa,
He dormido en el látigo de los
siglos,
He fluctuado como estrella deshabitada,
He sumado ánforas de oro al sueño de tus
cabellos,
He desechado las teorías de la muerte,
He contado las anfractuosidades del velo,
He inventado el día bajo los álamos,
He acostado la llama,
doblado el disco,
trizado el obelisco,
He inventado una circulación única del
tiempo,
He partido los doseles,
He drenado las balsas,
He compendiado las eras en el verso que
concurre,
He irrumpido en las alegorías como una
astilla sigilosa,
He simulado apocalipsis,
Disfrazado a la lluvia de rectángulo,
He canjeado pétalos por gemas
trémulas,
He bifurcado las ansias en marginales
tersuras,
He remontado mi nombre,
he dudado de mi resurrección,
He señalado las huellas de la lágrima
caída,
He ignorado la sentencia del desierto,
He rodeado las montañas,
He blandido harmonías y máscaras,
He señalado cauces de agua magnética,
He sitiado al verbo,
He roto planicies y albas,
He soñado este día,
He escrito mi mito,
He franqueado las fuentes y tu cuerpo,
He limpiado los mirtos,
descifrado tantas muertes,
cegado los laberintos.
jueves, 2 de enero de 2014
NO JUZGUÉIS
No juzguéis, aconsejaba Gide tras su experiencia como jurado en varios procesos, recomendación sincera de quien, subrayando la necesidad de los jueces y las leyes, dudaba de un repartimiento total y equitativo de la justicia, advertencia que no es sino el reflejo civil de la famosa sentencia bíblica prometiendo idéntica contundencia contra quien se atreviera a juzgar.
Como en años pasados, de nuevo, me veo envuelto en los deslizantes entramados que preseleccionan obras poéticas para un concurso literario de fama suficientemente conocida. Y como en tales ocasiones, se repite la situación de vérselas con un promedio de obras a concurso de diversidad de estilos y procedencias geográficas, y por lo tanto, también de intensidades líricas y expectativas distintas. Formar parte de jurado de preselección viene a ser algo así como hacer un trabajo de deshollinador, limpiamos la morralla, somos los “negros” del “jurado auténtico”. Ya se sabe a qué me refiero. Agradezco de verdad a la persona que me ha elegido el que confiara en mí para hacer esta selección de los poemarios que aspirarán al premio definitivo, pero, como poeta que me siento, me siguen preocupando un par de cosas que, pese a mi remota intervención, se reproducen cada convocatoria:
Por un lado, cierta preferencia europeísta en los temas de los poemas, ( cosa, por otra parte, normal, pues se busca y se valora más fácilmente lo más próximo, lo que resulta, de este modo, más inteligible: véase lo que en Psicología del Espacio, Abraham Moles dice acerca de las leyes de diferenciación de los espacios: “un lugar está tanto más diferenciado cuanto más frecuentemente los individuos se refieran a él en sus discursos y comunicaciones")
Y, por otro, la dificultad en atender convenientemente poemarios procedentes de latitudes, que hablando nuestro propio idioma, se encuentran sumidas en conflictos, experimentando condiciones sociales y económicas muy desiguales. Si la poesía es universal y atraviesa fronteras, alguna vez el premio en el que participo, podría ofrecer más interés en obras originarias de allá, teniendo en cuenta las expectativas que los de allá tienen en la figura que da nombre al concurso.
Lo que sí me llena de alegría es que la poesía continúa, que la aventura poética es interminable, que a través de ella se nos ofrecen tesoros secretos, gratuitamente, y que la gente sigue escribiendo y encomendándose a su más seguro confidente: el poema
Hay algo que me angustia: los bellos poemarios que no ganarán el premio. ¿Adónde irán? Creyendo que son una masa energética que a través del Verbo, atravesarán la tierra, sé que en algún punto de planeta aparecerán, que venciendo el límbico estatus de la virtualidad, se editarán en algún sitio. Pero si no lo hicieran, otros poemas, otros mensajes igualmente fulgurantes, irán a sustituirlos, emergidos del incesante devenir creativo de la gran Mente que somos todos hacia la belleza.
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