miércoles, 31 de enero de 2024




CARTAS ERÓTICAS

 

Personalmente no soy muy amigo de las series antológicas de cualquier tipo. Prefiero la edición de las obras concretas del autor en cuestión antes que selecciones más o menos peregrinas de sus textos. Haría una excepción con este libro, una jugosa selección de las cartas eróticas de los más variados personajes universales de la política, el arte, la literatura, la filosofía, etcétera.

El hábil editor de estos fragmentos epistolares hace que las pasiones y las fantasías de todo tipo se reúnan en el revelador e impúdico escenario de estas páginas, divididas temáticamente.

Napoleón,  Diderot, Emilia Pardo Bazán, Leopoldo Lugones, Lewis Carroll, Emilio Prados, Fernando VII, Lola Montes, Stendhal, Flaubert, Anais Nin, Apollinaire o Miguel Hernández son unos cuantos de los personajes en trance que captamos con el morboso visor de la historia íntima.

Líderes sociales cuyas peripecias hemos estudiado, autores literarios cuyas obras hemos leído, autores plásticos cuyos cuadros hemos admirado, o bien compositores cuyas piezas musicales hemos disfrutado se convierten a través de estas confesiones escritas en celosos amantes o en convulsos posesos.  El lúbrico desasosiego hace de todo respetable ciudadano un electrizado adorador de Eros.    

La explosión erótica se nos presenta, pues,  como el agente más revitalizador imaginable de cuerpo, alma y mente, confirmando que no hay nada que nos identifique con más común y humana propiedad que la pasión amorosa.     

 

jueves, 18 de enero de 2024

DESGARRADURA Emil Cioran



 

No conocía este libro de Cioran y es, desde luego, otro bombazo más de hiperlucidez y cabronismo intelectivo dirigidos contra todo y contra todos. Hace años, me hice un estereotipo de este escritor que determinó mi recepción de sus obras y de su propia figura: un especialista en abismos, un imitador de los ensayistas abismáticos franceses, un sádico que utiliza el pensamiento más descarnado para fustigar todo motivo, concepto o hecho.

Luego me di cuenta de la caricatura que había hecho del escritor, y de lo injusto, a fin de cuentas, que resultaba juzgarlo desde cierta interpretación avisada, como también me di cuenta de lo enormemente reveladores que son algunos, casi la mayoría, de sus aforismos y de que más allá de ser un pensador o un ensayista, Cioran es un ermitaño doliente, un poeta de la visceralidad intelectual.

Apunto este último detalle porque los textos de Cioran rebosan de una escritura incansable que se dedica a desnudar todo aspecto que se coloque en su foco de atención, llevando a cabo un cruel ejercicio de lucidez. Tal lucidez es continua, es decir, cualquier punto que analicemos de sus textos, cualquier párrafo o pasaje que elijamos para su lectura, no cesa de llevar a cabo esa operación de despellejamiento con contundencia. Aunque algo de Cioran o todo él nos disguste, al leerlo en profundidad,  - el grado de percepción en el que el autor siempre habita -  no podemos sino confesar que tiene razón a pesar de todos los peros. Cioran no defiende un ideario ni pretende subvertir nada: da testimonio del crudo lugar que habita su espíritu, preñado de inteligencia incisiva.  

Tampoco creo que haga proselitismo de la oscuridad irremediable de la vida o de la desesperanza. Como digo, a pesar del destrozado  campo de batalla que deja tras sus incursiones, uno se teme que no exagera y que, con su etilo o a pesar de él, dice la verdad. Es más, si conceptuáramos a Cioran sólo como un escritor y afirmásemos que toda la contundencia de su obra es mero ejercicio de estilo, tal cosa no restaría nada a la calidad y verdad de sus fulgurantes balances.

No todo es pesimismo en las reflexiones de Cioran, también percibe matices en las obras y personas de los hombres que se prestan a la persistencia esperanzadora y con escueta precisión lo señala. Cioran no se demora en teorías ni en la defensa de determinados principios: es la vida su trémulo objetivo que se le muestra en su crudeza, en su aturdida belleza y  abismamiento.    

A mí, personalmente, tras haberlo redescubierto y disfrutando de su lectura, sólo me molesta un poco cuando se aproxima peligrosamente a cierto matonismo o reincide en el señalamiento de nuestras heridas morales, cuando parece que se presente como un hábil destructor de todo valor que la sociedad ensalce ciegamente. Ahí es en donde su notable capacidad crítico-reveladora parece meramente redundante. Aunque, claro, es normal que alguien que posea en grandes medidas cierta virtud, peque por mostrarla más de una vez.

 

 

lunes, 15 de enero de 2024



GALAXINA

 

Aunque deteste el término violencia de género por toda la ideología que lleva adherida como un insufrible determinante de hechos y situaciones, reconozco que fue un crimen de este tipo el que acabó con la vida de la actriz y modelo Dorothy Straten, en agosto del año 1980. Su exmarido la mató de un disparo al rostro.

Recientemente, navegando por Youtube, de pronto, me apareció como súbito resultado de no sé qué azarosas operaciones, la película Galaxina que interpretó la actriz citada. Estos últimos días han sido bastante delicados para mí y cuando vi en escena, en un primer plano el rostro impecable de Dorothy, conociendo yo su tremenda historia, experimenté tal convulsión que no pude sino echarme a llorar. Si pretendo analizar con precisión la mezcla de sentimientos y fascinaciones que sentí al contemplar el rostro, instantáneamente, resucitado de la chica, no me resultaría cosa fácil llevarlo a cabo. Más que llorar de pena por la trágica suerte de la actriz, me atravesó una suerte de piedad por todo lo que existe, por el destino que le aguarda a todas las personas, que todo tenga tarde o temprano que morir y desaparecer. Que lo digno y lo bello tenga que someterse a este final, me pareció algo intolerablemente doloroso. Me acordé de familiares y amigos de mi entorno que ya dejaron de estar con nosotros, me fijé en Dorothy, y me pareció increíble que la imagen que tan nítidamente esplendía de su rostro lo  estuviera haciendo a 44 años de distancia, que desde hace ese tiempo tal belleza no existiera. Me sumí en unos instantes de esa fascinación indescriptible que sólo la produce la contemplación del tiempo advirtiendo sus despliegues vertiginosos. Reaccioné escribiendo un poema que paso aquí sin retoques y que no sé si vale la pena, hablando desde un punto de vista estrictamente literario. Aunque, bueno, eso da igual.

La muerte me escandaliza y no la entiendo, no entiendo cómo puede darse y qué sucede con todos los que han muerto, qué pasa, qué pasará con nosotros.      

  

 

 

GALAXINA

 

La muerte es imposible, Galaxina.

¿Cómo asociar la destrucción,

La nada, a la finura

De tu perfil claro y rubio?

 

¿Cómo asumir la disolución de las formas vivas

Ante la sofisticación de tu rostro

Que reina tranquilo desde su acontecer tranquilo?

 

Como dijo el poeta,

La muerte no puede tener señorío

Ante tanta belleza,

Ante tanta calma dignidad,

Ante la soberanía que nos define.

 

No, Galaxina, la muerte

es imposible ante lo que somos

más allá de toda persistencia.

 

miércoles, 10 de enero de 2024



MISTERIOSA MEMORIA

 

Recuerdo que de adolescente, y gracias a Radio Clásica, escuchaba las obras musicales de todos los grandes de la nueva música o música de vanguardia: Nono, Schaefer, Henry, Tomás Marco, Boulez y de entre ellos, especialmente, las obras de Stockhausen. Las grababa con la cinta de casete y recuerdo que podía tararearlas de memoria de tanto que las ponía. Entonces aquello ofrecía el aspecto de un auténtico descubrimiento, me atrevería a decir que fue la revelación: de una estética, de nuevos mundos sonoros, de un tipo de universo. En aquellos años, finales de los setenta y principios de los ochenta, tanto el descubrimiento como la escucha de la música de un Stockhausen me producían una suerte de entusiasmo: el entusiasmo de dejarme llevar por las aventuras de la imaginación y de las intensidades de una belleza hermetizante y delirante. Luego, con el paso del tiempo y actualmente, aunque sigo admirando al gran creador que es Stockhausen, nada de aquella experiencia se ha vuelto a repetir ante la escucha, hoy a través de internet, de tantas otras piezas del compositor que no conocía. Antes la música de Stockhausen me era inteligible, es más, me atravesaba el alma y la atención, me subyugaba y no había nota que no estuviera justificada y que dejara de impresionarme. Por qué hoy nada de aquellas sensaciones originarias existe ni se repite, porqué ahora la música del alemán me parece monótona, indiferente, igual casi a la de cualquier otro compositor del mismo estilo. Antes el genio de estas obras me tocaba, me tomaba, me alucinaba, hoy sólo escucho un berrido de sonidos que ya no produce ninguna fascinación, incluso hay momentos en que este tipo de música, incluso la del mismísimo Stockhausen, llega a aburrirme. ¿He perdido la virginidad estética, o las obras últimas de Stockhausen ya no presentan la intensidad, la originalidad de las primeras? ¿Qué es lo que yo, íntimamente he perdido en mi sensibilidad, en mi disposición anímica, para que aquellas fascinadoras impresiones ya resulte imposible que vuelvan a producirse?

 

martes, 9 de enero de 2024

TRES LIBROS



GENIUS LOCI

Vernon Lee

 

La escritora inglesa nacida en Francia y que se escondía bajo este efectivo seudónimo, Vernon Lee, en realidad, Violet Paget, tenía una notable virtud: lograr, incluso en el texto más breve, una impronta del lugar visitado pero no a través de la mera descripción del paisaje físico sino sumando a tales detalles, las sensaciones experimentadas como propias del país, pueblo o ciudad explorada. Se dirá que esto es lo que hace todo viajero, pero en esta escritora victoriana cuenta el grado de felicidad experimentado en el sitio visitado como memoria específica de ese sitio, - de ahí lo del genius loci, el genio del lugar - como si tal lugar se tornase fuente de sensaciones únicas ligadas sólo a él. Vernon Lee logra destacar esos matices con gran maestría y con sólo un par de líneas la redacción íntegra de un viaje se tiñe de significado y se convierte en itinerario probable de felicidad.

 






JON FOSSE

POESÍA COMPLETA

 

 

Poesía basada exclusivamente en la imagen, una imagen con un sabor arcaizante y remoto, propio de los confines nórdicos en cuyos cielos la luz es cribada a través de las mayores cotas de pureza bajo el auspicio mágico de las auroras boreales. Fosse, el último premio nobel de literatura, sigue en esta producción de su primer volumen de poesías completas, el estilo seco y la ácida musa de un Tralk. Se trata de una poesía sin fisuras ni concesiones a otros espacios simbólicos que no sean los que el ámbito de un norte salvaje y originario, permite. Misterio, ascetismo, místicas a la deriva trazan el orbe de una poesía atrincherada ineludiblemente en su lejana y contundente pureza.

 

 





LOS MUCHOS CALLAN Y LOS POCOS GRITAN

Selección aforística de textos de Jaume Balmes.

 

Antes Jaime y ahora Jaume Balmes, tenía yo una imagen muy parcial y pobre de la obra de este filósofo español del XIX, autor, ni más ni menos, que de 11200 páginas de reflexiones teológicas, políticas y morales. Esta antología de un pensamiento aforístico y preciso, se nos aparece como sustancial muestra de su mesurada y acertada prosa. Ahora bien, en uno de los apartados del libro en que Balmes nos cuenta qué piensa sobre Kant, Hegel o Platón, su crítica más que mesurada es contundente y aguda. Balmes se nos revela como un escritor hábil en ámbitos temáticos diversos y pensador brillantemente aplicado cuando pasa del escrutinio moral o puramente filosófico al político. Veo en Balmes a un autor que supo administrar orden en su vida, lidiando con problemáticas éticas y con la propia opinión pública a través de sus artículos periodísticos. Balmes es pues un ejemplo algo fugitivo - por su injustamente escasa reivindicación en nuestra historia - de intelectual global. Por otro lado su caso demuestra que quien se implica en comprender el mundo a través de la escritura y la crítica, se implica de paso en todos los aspectos, sagrados y profanos, del mismo.  

 

miércoles, 3 de enero de 2024




Ráfagas. OBRA POÉTICA COMPLETA. Octavio Paz

 

La figura y la obra de Octavio Paz hacen resurgir en mi memoria una época deliciosa de descubrimientos y disfrutes plenos de literaturas, aquellos días finales de los setenta y  primeros años de la década de los ochenta, cuando uno aún no había llegado a los veinte años de edad, pero los ingredientes sustanciales de lo que sería el imaginario estaban ya claramente citados y concitados. Volver a aquellos años me sume en una dulce melancolía, ya que hago repaso ineludible de mi memoria y las lecturas a veces marcan períodos en la existencia. Pero esa melancolía también se mezcla con la fascinación que la obra de Paz produjo en mí, que era un forofo de la musa surrealista tanto en pintura como en poesía.

De este modo, lo primero que leí de Paz fueron poemas suyos en una edición, cómo no, de Seix Barral e, inmediatamente después, su singular El mono gramático, que me pareció entonces el culmen de la operación conjunta de pasión intelectiva e imaginación poética. De hecho, los libros que a mí me hubiera gustado escribir son el Asklepios de Miguel Espinosa y esta elucubrativa pieza en prosa de Paz.

  

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En una ocasión, Blanca Andreu me confesó que leyendo a Octavio Paz no había encontrado versos realmente notables. Yo le contesté que quizá Paz no era tanto un poeta de versos memorables como autor de una dinámica obra poética y especialmente, ensayística. De todos modos, encuentro esto en un poema que esta estupenda edición de Galaxia Gutenberg recoge: tus ojos, topacios impíos como la verdad.

 

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La raigambre surrealista de la escritura de Paz se percibe en su manejo brillante de la imagen, en la imaginación que activa su percepción. Durante una larga época de mi vida, este tipo de poesía cubría mis necesidades interiores ante una definición viva del mundo; no precisaba de  otros idearios o recursos.  La realidad que la poesía de Paz defiende es la que se encuentra en ese amplio margen de nuestro soñar el mundo y rebautizarlo con una definición ágil y brillante.  Este verso: los espacios fluyen y se despeñan bajo la mirada del tiempo petrificado; es típico de la maniobrabilidad mágica de la poesía de Paz. El tipo de hipóstasis que se encarna en la poesía del poeta mexicano produce estas conversiones mágicas, describe evoluciones fantásticas, potencia la mirada onírica del entorno vital y de la experiencia propia,  convirtiendo tales tesituras en aventuras literarias.    

 

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Toda poesía proyecta un mundo. Es quizá en los poemas en prosa de Paz donde tales mundos reflejan con precoz nitidez sus referentes imaginativos y la índole de sus temáticas. El vínculo con la poesía en prosa que los literatos franceses posibilitaron a fines del XIX es claro en la producción de Paz. El poeta mexicano es consecuente no sólo con su estética sino con la concienciación que el lenguaje suponía tanto como problema filosófico como límite expresivo de mundos. Lo que el simbolismo y el surrealismo junto con el modernismo en español supusieron como aventura lingüística se refleja con brillantez en los poemas de Paz. La consecuencia se revela en una potenciación de la visión del mundo de la vida a través de una estética cuya adscripción se tradujo en compromisos lingüísticos y políticos evidentes.

 

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La poesía de Paz recoge todo aspecto de la realidad, humana, social, simbólica, mitológica, desde la aguda perspectiva que articula una poética de la imaginación y de la potenciación poética del lenguaje. No hay otro ideal o política que determine la escritura de Paz. Aunque nos relate su biografía o las circunstancias económicas de un país como México, la base de su verbo es el enriquecimiento de toda visión a través de esa potencia única que alcanza la videncia y que es el lenguaje de la poesía.

 

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Entre los aspectos relevantes de la poesía de Paz hay una que se destaca casi como leitmotiv en su obra: la intercambiabilidad de la apariencia de las cosas. Lo distinto es ya lo mismo. Aquí, Paz coincide con alguno de los principios del budismo o los acoge como  estímulo de sus motivaciones generales. Esto se convierte en aquello, o bien es aquello lo que se transmuta en lo de más allá. Y es sólo la poesía quien puede expresar con nitidez el ritmo y profundidad de estas transformaciones de la realidad. Ya que la realidad es un trasunto del lenguaje y gracias a este se puede obrar la videncia de manifestar las metamorfosis que son el mundo.   

 

VIDEO DE MIGUEL HERNÁNDEZ

  Algo tarde me he enterado de la insólita noticia de la existencia de un video en el que aparece el poeta Miguel Hernández . El hecho lo ...