viernes, 14 de diciembre de 2018






DEBUSSY.

POEMA SINFÓNICO DE LOS SENTIDOS O EL MISTERIO SENSIBLE


La excusa de unas efemérides, - el centenario de la muerte - me da ocasión para esbozar un par de líneas sobre el arte de este compositor francés.
Como suele ocurrir y de un modo especial con las figuras pioneras en el ámbito de la creación estética, la obra de Debussy alcanza con el paso del tiempo una importancia cada vez mayor, o mejor dicho, su genialidad se nos hace más elocuentemente perceptible, así como su puesto en la historia musical.   




Curiosamente, cuando me inicié a la música clásica, el primer compositor que escuché o que me pareció no sólo inteligible sino fascinador, fue Debussy.
La sensualidad y el misterio son factores básicos en el arte de Debussy, y con el paso de ese tiempo revelador que hemos señalado y que hace grandes a los artistas que hemos admirado de adolescentes, se abren cámaras y recámaras en la impresión fascinadora de los sonidos.
Lo que denominamos en el arte de la palabra y de las artes plásticas, simbolismo, se convierte con cierta premura vulgar, en impresionismo en lo que respecta a la música de la época de Debussy. Mallarmé es simbolista, además de visionario. Mientras que Debussy es sólo impresionista. Me parece un error sensorialista encasillar el arte de los sonidos debussyanos en mero flujo impresionista. En realidad, Debussy es contundentemente simbolista, y lo es cuando se inspira tanto en textos de Verlaine como de Mallarmé para sus composiciones.
¿Es impresionista por la calma radiación efectista de su sonido, y simbolista por la significación de tal radiación?
El hecho es que hoy el arte de Debussy se nos muestra soberano de su propio mundo, un  mundo hecho de encanto, de fragilidades vaporosas y cristalizaciones lánguidas, de humor y melancolía específica. Digo esto último porque la misión del arte debussyano no es tanto redimir almas como localizar espacios en los que la musa puede interrogarse por el destino confuso de la materia o por su despliegue suntuoso bajo las estrellas. Escuchemos Images para orquesta, por ejemplo, y podremos percibir esto. Los preludios, otro ejemplo, es una suerte de laxo desmenuzamiento de lo fascinante a través de una multiplicidad de motivos.


Una característica singular perceptible en el arte de Debussy es que por muy etérea que sea su música, siempre se despliega en un aquí perceptible. La música rastrea mundos, jardines solitarios, catedrales sumergidas, ninfas de trenzas amarillas, noches embriagadoras. Y aunque todos estos motivos sean hipersutiles, responden a una sensibilidad que se ha hecho universal gracias a la obra de Debussy. En la obra de Debussy ya no hay extrañamiento por desajustes del gusto con respecto a lo ya socialmente establecido, pero el impacto de su magia permanece intacto. La música de Debussy es lo suficientemente moderna para encantarnos como “reconocible” para poder disfrutarla.
El modo en que Debussy juega con la sinestesia evocando perfumes, describiendo colores, visibiliza elocuentemente la ingrávida topografía del mundo impresionista musical. La música de Debussy siempre te alcanza, siempre te hechiza porque no evita su motivo, se hace tangible a fuerza de inmaterializarse, de espectralizar sus abanicos sonoros.


Personalmente, siempre estoy dispuesto a escuchar música de Debussy.  Es, de todas las músicas, de las más fluyentes, de las más inmediatamente aceptadas por el cuerpo escuchante. El barroco me exige cierto ranking en la musculatura y el ritmo, el clasicismo me parece remoto si lo comparo con la oferta debussyana, y la música contemporánea, incluso en sus variantes electrónicas, puede incomodarme más que cualquier elección del opus debussyano. Por su extraordinaria plasticidad, podríamos decir que el arte de Debussy supone la traducción musical de ciertos fenómenos de la naturaleza. Es en este sentido como Debussy se convierte en un maestro universal, al ser el descubridor de un lenguaje musical; pionero no, creador de un continente que esparce su tímbrica en multitud de islas interconectadas a la misma mágica imantación.          

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