Briznas
de verano.
Amas a
alguien que nunca conocerás,
alguien que
ya no existe,
aquella
deliciosa actriz de aquella remota película
que conviertes
en musa de un sueño amargo.
Te sumes
en mórbidos regodeos
Al recordar
a aquella chica
que un
verano te fascinó
desde el
marco de una cartelera
a las
puertas de un cine,
un
verano envuelto en las dulzonas gasas
de
finales de los setenta y principios de los ochenta.
Amar la
melancolía,
amar el
amor,
qué
bizantina forma de desaparecer
entre las
horas
que ya
han dejado de ser reales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario