miércoles, 13 de junio de 2012

DIÁLOGO SURREALÍSTICO





- Todos los días vemos amanecer desde este escaparate.
Nuestro destino es representar la basura preciosa. Se nos interponen los estampados y los reflejos de sol.

- Y la mirada de la gente que nos petrifica a través de una estratificación de alientos y de gestos. Me detesto. Y tu destino también me aburre.

- Sí, pero todo ello es por esa obstinada secuencia de atributos excluyentes que ya conocemos desde nuestro adocenamiento en los desvanes: los espesos cinceles de un orden antagónico y las demandas de una ilusión que defenestra su objeto son lastres insuperables a la hora de articular una comunicación que escamotea el cuerpo.

- ¡Puf! Entonces no hay ná que hacer. Adensemos nuestras sombras y que las dependientas nos vistan y nos desvistan creyéndose que no vemos porque no tenemos ojos.

- Sí, pero en realidad lo vemos todo. Somos clarividentes secretos.

- Y clarioyentes. Percibo el rumor del flujo eléctrico y el silbido de las polillas que chocan contra el cristal, ese cristal que nos separa del mundo y de la cadencia más sensorial: el afecto.

1 comentario:

José Antonio Fernández dijo...

Así es , además del sentido del oído, olfato y demás está el sentido del afecto, seguramente el más necesario.

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