Y el Espíritu de Dios se movía sobre la haz del Abismo |
Heráclito se espetó, de pronto, a sí mismo: ¿cómo puede uno ponerse a salvo de aquello que jamás desaparece? |
Y el Espíritu de Dios se movía sobre la haz del Abismo |
Heráclito se espetó, de pronto, a sí mismo: ¿cómo puede uno ponerse a salvo de aquello que jamás desaparece? |
Debería haber grabado un video para dar cuenta del acontecer del sonido en esta instalación. Las fotos son un testigo remoto de la emotivida...
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