Lo teatral de la imagen, es decir, su ostensible falsedad o artificialidad, curiosamente, la hace más extraña, cuasi numinosa. Lo artificial cobra un estatus de irrealidad. Lo que comparten las películas de serie B con películas de terror mudas, es precisamente, esa irrealidad onírica que crean sus escenarios de cartón piedra.
Aquí se corta, absurdamente, la superficie lunar. |
Teletransportemos nuestros cuerpos con un solo movimiento |
Pero... mira, Joe, aquí hay un rastro del monstruo. |
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