jueves, 20 de marzo de 2014

LA PIRÁMIDE DE OBSIDIANA

 
 
 
 



Ahora el pensamiento políticamente correcto penaliza el galanteo, lo convierte en acoso.




Cuando liberamos la palabra generamos automáticamente su oponente discursivo.




El punto delira al soñar extensiones.




Sólo la poesía puede hablar de multiplicidades y heterogeneidades sin forzar la verdad.




Si el paraíso no es para nosotros ¿para quién demonios va a ser?


 

 
 

El estilo del viento erosionando barrocamente las rocas




La teoría festeja la pureza del evento conceptual, lo discernido convertido en algo duradero.




Este mundo se atomiza, se pulveriza, se dispersa ¿para amanecer en otro, reflejo de sí mismo?




La pornografía confunde entraña con sensualidad.

 

 
 
 


Tu experiencia: una imbricación de lecturas.




¿No podría ser la verdad, escuetamente, el disfrute del cuerpo de una determinada extensión de espacio-tiempo?




La metamorfosis de los conceptos: desde el ámbito de la semiótica, significante y significado, nos recuerdan demasiado obviamente al cuerpo y al alma.




El pensamiento ubica y relaciona objetos, es decir, geometriza hechos y presencias.




Ser lúcido no es sentirse extraordinariamente inteligente, sino percibir con claridad –soberbia y entrañable claridad - un color, una forma.




Vivir en libertad sin molestar a los otros o al mundo con lucubraciones inoportunas




De pronto, una esfera, una pirámide se me antojan objetos absurdos y fascinantes. ¿De dónde han salido?




Imaginar cabe en el investigar, en el pensar, pero ¿imaginar es también pensar?


 
 
 


¿Cómo puede una sociedad existir sin vida simbólica?



El placer que nos transmiten los clásicos griegos y latinos reside en el orden que producen. El cosmos, el hombre, la totalidad pueden describirse en el marco del pensamiento. El desasosiego pertenece a los modernos.



Ante el verbo, las efigies de cualquier cosa son materia reciclable.



Mientras nos amamos, no hay afuera.
 

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