NUESTROS ANTIGUOS CONTEMPORÁNEOS
Dice el tango que 20 años no
son nada y casi diríamos que 2000 tampoco, examinando estos vívidos retratos de
Al Fayum que casi parecen salirse de su marcos para examinarnos a nosotros
mismos a su vez. Qué repertorio de rostros y miradas certeras, sin torcimiento
ni retraimientos. Piensa uno que Hollywood, al fin y al cabo, no se equivocó
demasiado, aunque sus puestas en escena de películas de época nos parezcan estereotipadas
o manidas. La expresividad y el realismo de estas figuras y de estos rostros
niegan todo gravoso paso del tiempo. Nos miran desde un ahora que conecta con
el nuestro. Hay momentos en que el tiempo queda suspendido: uno de esos
instantes es el que constituye la convergencia de nuestra mirada con la de los
retratados. “Aquí estamos nosotros, ¿quién sois vosotros?”, parecen decirnos.
En estos mismos momentos,
cientos de traseros ingleses están siendo contundentemente azotados en algún punto escondido de la gran city
londinense. La práctica del spanking o azote es toda una secreta institución en
Gran Bretaña y puede considerársele una modalidad relativamente severa de
sadismo. El azote en el trasero conjuga morbosamente recuerdos placenteros de
infancia y componentes masoquistas de sumisión y humillación. Ya Flora Tristán,
en el arrasador testimonio escrito de su viaje a Londres dejó constancia de lo
mal que los ingleses trataban a sus mujeres. Y en el diario de los Goncourt se
nos habla de los placeres privados de un inglés que viajó a París, presumiendo
de la crueldad que empleaba en tales placeres. El spanking parece darle la razón a Nietzsche: el mayor placer es el de dominio.
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