viernes, 19 de diciembre de 2008

PARIS HILTON, LA MUSLONA


Dice Beatriz Preciado que Paris es sosa, que no es atractiva por su físico sino por por lo que representa ideológicamente en el escenario de los medios. Desde luego. Lo que podríamos llamar su "genialidad" consiste en la autoparodia. Paris Hilton ha hecho un doble de sí misma, es estrella de sí, y desde ese momento poco le importa enseñar el sexo, en un descuido, durante un desfile, o recibir lluvias de críticas por ser una niñata fatua, podrida de millones y mala actriz. Todos los palos los recibe esa doble que lleva consigo y que Paris maneja con tranquila sabiduría.

Casi podríamos decir que Paris es un producto patafísico del capitalismo globalizado. Lamentablemente no llega a tanto, pues Paris, con su vida y sus aventuras no lo cuestiona sino que lo confirma hasta el delirio.

En Paris Hilton la superficialidad es absoluta, condición indispensable para quien vende y exhibe sus amores, sus viajes, sus compras, sus estancias en la cárcel o sus resfriados. Por lo tanto aprovechémosnos. Físicamente no me gusta, pero retocada un poco y cogida en una pose marcial, lo suficientemente ridícula y seria a la vez, esta pava queda convertida en la maciza que no es.

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