LA ARENA DEL RELOJ XIV
Se asocia a Poe a lo lúgubre y a lo fantástico, confirmándolo con la vida que llevó y su alcoholismo. Pero cómo resolver el problema de una producción literaria tan abundante y original con la interferencia destructora de la bebida. Otro caso sorpresivo es el de Charles Sanders Peirce, uno de los fundadores de la semiótica moderna y aficionado a la bebida. ¿Un lógico borracho? ¿Cómo se come eso? Poe y Peirce son dos ejemplos, entre tantos, de ese misterio que aúna extremos opuestos - caos y orden, creación y destrucción - en un mismo sujeto.
La literatura sobre este asunto, aplicada, singularmente, al caso de los poetas, es harto prolija y caracteriza uno de los mitos más patéticos e intensos de la modernidad: el artista maldito.
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Dos frases sinónimas o convergentes:
El medio es el mensaje;
la poesía se hace con palabras, no con ideas.
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Moldear la escritura, buscar producir una tersura, un tono próximo para que no se imponga el discurso, la violencia del juicio, la inercia del mero instrumental.
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Siempre me ha mosqueado el silencio de Octavio Paz ante la figura de Dalí, teniendo en cuenta todo lo que el autor mejicano escribió sobre el surrealismo y su reivindicación de ese movimiento estético. Despacha la obra del pintor catalán de modo un tanto pedante, diciendo que es manierismo. Me sorprende esta evitación de la fulguración demiúrgica y festiva que hay en lo mejor de la obra de Dalí a través de una simple y seca definición. Supongo que no fue sincero, que no se atrevió a gozar de la obra de Dalí porque el personaje le sobrepasaba, o por ser él mismo una personalidad fuerte que hubiera chocado con la del pintor. Elije, en cambio, a un Miró, más humilde y menos ostentoso, porque su pintura se asemeja a una grafía callada y misteriosa, más cercana al abstraccionismo poético.
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Siempre me ha mosqueado el silencio de Octavio Paz ante la figura de Dalí, teniendo en cuenta todo lo que el autor mejicano escribió sobre el surrealismo y su reivindicación de ese movimiento estético. Despacha la obra del pintor catalán de modo un tanto pedante, diciendo que es manierismo. Me sorprende esta evitación de la fulguración demiúrgica y festiva que hay en lo mejor de la obra de Dalí a través de una simple y seca definición. Supongo que no fue sincero, que no se atrevió a gozar de la obra de Dalí porque el personaje le sobrepasaba, o por ser él mismo una personalidad fuerte que hubiera chocado con la del pintor. Elije, en cambio, a un Miró, más humilde y menos ostentoso, porque su pintura se asemeja a una grafía callada y misteriosa, más cercana al abstraccionismo poético.
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