jueves, 7 de enero de 2010


LOS LIBROS, TUS LIBROS, MI LIBRO

Preparando mi primer libro de verdad. Cómo no, de poesía. Y a los 46 años. Madre mía. A estas alturas todo va a ser tardío y poco satisfactorio en mi vida. Ahora que estoy harto de poesía, de melancolías, de presuntos estados últimos, de desolaciones y exquisiteces solitarias, toma, más poesía. El trabajo de depuración que supone la escritura poética me obliga a realizar una hastiante operación de sublimación de un estado que se ha vuelto patológico, ya que tengo que remontar la voluptuosidad de la contemplación en la que gusto de estancarme y describir -reescribir, mejor dicho - lo que he percibido, lo que he disfrutado, lo que tan sólo he anotado por pereza y desorganización. Y sin embargo, creo que, a pesar de todo esto, lo más eficaz en este momento no es sacar a la calle un libro de artificiosa prosa poética o de pedantescos ensayos, como quisiera, sino de publicar uno de poesía.
Se supone que cada libro de poesía que uno escribe es el episodio de una experiencia literaria que se va estructurando, enriqueciendo y superando sucesivamente, el fragmento de una trama mayor que continúa: la vida propia, en definitiva. Yo, como independientemente de un par de plaquettes y lo aparecido en alguna antología, no he publicado individualmente, el reto que se me plantea ahora es el de combinar en un librito que, por otro lado, no va a ser más que una muestra, todos los tipos de escritura poética que he frecuentado.
Yo que soy actualmente, un devorador de libros de memorias y de viajes, de diarios y de ensayos, que no paro de redescubrir con fascinación el pasado en las manifestaciones más varias de la cultura, compruebo que la poesía es lo que me produce más orden, lo que en realidad, me es más próximo, pese a ese tono elegíaco y un tanto fatalista que no deja de empañarla, incluso en los registros más experimentales y lúdicos. La poesía : el lenguaje de la hiperestesia y de las ausencias irisadas...
Pero la poesía es la experiencia más plástica, alta y emotiva del lenguaje. Quizá deba olvidar toda sabrosa consideración teórica de la palabra poética para poder ser más auténtico en la confección de mi libro, para demostrar lo que ha sido y es mi viaje más gozoso y secreto, aunque sé que no estoy a la altura de la poesía que he llegado a escribir bien, si es que alguna vez lo he hecho.
A propósito de esto, hay una pregunta que nunca he podido despejar: ¿el poeta es un hombre que por su sensibilidad se ha vuelto neurótico, o es un neurótico que se pone a escribir del mismo modo que haría otra cosa mínimamente singular?

1 comentario:

Commentator Toris dijo...

Nunca es tarde para la poesía. Poesía es palabra que transforma el tiempo. El tiempo es la flecha que la poesía porta en su carcaj. Carcaj. Hada en las alas.

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