jueves, 9 de junio de 2011



ONIROMÁNTICA



Un sueño y una ensoñación.


Contigüidad.
Sueño que la "contigüidad" podría ser una forma óptima para afrontar problemas tanto físicos como psíquicos. Por ejemplo, para preservar la amistad entre dos personas, lo ideal es que sus vidas marchen paralelamente, sin cruzarse (pelearse), es decir, que del hecho de respetar sus posiciones respectivas en el espacio, se derivará una convivencia harmónicamente satisfactoria para ambos. Esto podría aplicarse a sistemas ideológicos, políticos, etcétera. Como suele suceder, al contar lo que este tipo de sueños exponen, todo queda reducido a una simpleza chistosa o a un absurdo, perdiendo esa cuasi clarividencia con que el suceso onírico comunica su "hallazgo". En realidad, lo que el sueño hace es reducir sorpresivamente, significados trascendentales a una dinámica pura de ubicaciones físicas.


Ensoñación.
Escuchando la hipnótica pieza de Philip Glass Music with changing parts, me quedo levemente dormido y tengo la siguiente ensoñación: establezco una división tajante entre el flujo de la música y la percepción de la misma. Observo dos flujos independientes: el flujo originario, el de la música, por un lado, y el de la percepción masiva del "público", por otro. En la ensoñación diviso cómo la percepción, encarnada en una línea en movimiento, intenta dar caza a la línea en movimiento por excelencia que es la música sonando y que marcha a una mayor velocidad. No es que se establezca una jerarquía valorativa entre superior e inferior, sino que se diferencia el distinto lugar de acontecimiento del hecho estético: la entidad de la obra musical, siempre soberana, y la percepción que tenemos de ella, sujeta a todo tipo de condicionamientos.

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