martes, 8 de octubre de 2013

SPIRO: LAS ESPIRALES EN LA ESPIRAL


 
 
 



Todo mueble posee un simbolismo específico. Todo mueble es más que su mera utilidad. Los muebles se vinculan a esa poética de los objetos y del espacio que implica una descripción arquetípica de las fases y relaciones del alma con el mundo. Una casa puede leerse como el laberinto de la memoria de sus habitantes. Si nos fijamos en los muebles, detectamos que bajo su funcionalidad late un pululante haz de relaciones, presto a ligar épocas, usos y significaciones. A nadie se le escapa el carácter de trono profano de sillas y sillones; el temible simbolismo de las puertas que comunican con otros mundos; la significación dual de las escaleras, que, o bien suben, o bien bajan, interminablemente; el parentesco de nuestra mesa de todos los días con la de los caballeros de la Tabla (mesa) Redonda, o con la de Salomón, o con la de la Última Cena… El simbolismo de la lámpara sería uno de los más sutiles y numinosos.
La lámpara vehicula la forma de energía más excelsa: la luz. Por ello, es símbolo de la inteligencia, del pensamiento, del fuego vital que anida en cada ser humano. La luz vendría a ser tanto la aspiración mística- el destino ambiental del espíritu – como el modo a través del cual se llegara a tal destino. La leyenda de Diógenes implica, a este respecto, una curiosa tautología que confirma la dificultad de dar una forma a la luz : busca la luz a través de una luz, que a su vez es una discreta materialización de la luz que se busca (El hombre que Diógenes reclamaba con una linterna a plena luz del día, sería la sufrida encarnación en una persona de la luz ansiada)

 






La luz no tiene forma: la adquiere sorpresivamente, y de un modo concreto, a través de la lámpara. Por ello, diseñar una lámpara, tal y como ha hecho Reme Simón con su SPIRO, es incorporar al universo de los arquetipos, una nueva variación perceptible de los mismos. Lo que técnicamente conocemos como diseño industrial, decoración, etcétera, implica esta importante operación que supone incrementar las formas sensibles de los grandes arquetipos que nos rodean y que conforman el cosmos secreto del gran mecano del universo.
Por ello, crear una lámpara no es algo meramente fabril, supone entrar en el sofisticado juego de las formas superiores.   
La lámpara dosifica la luz, vehicula de un modo específico su flujo original, estetiza su radiación salvaje. Pocos objetos tienen, el poder de hacernos cambiar nuestro modo de sentir el espacio como la lámpara. La decoración, el tipo de muebles, la tonalidad cromática de los interiores constituyen el estilo de una casa, pero la luz de las lámparas nos ofrece cómo sentir esos objetos, crea un ánimo de percepción singular de los mismos.
Lámparas cilíndricas, esféricas, piramidales, ovales, rectangulares, zigzagueantes, de mesa, de lava, de pie, de mesita de noche, de mesita de día, lámparas magnéticas, fractales e imposibles dan paso a una luz distinta y producen atmósferas distintas: ensoñadoras, vívidas, hiperprecisas, alucinógenas, remarcadoras de la habitabilidad…

 
 
 
 
 

Le han preguntado más de una vez a Reme Simón cómo se le ocurrió su Spiro. Lo habitual es que uno le pase las preocupaciones al inconsciente, quien, más tarde o más temprano, a través de un sueño o de una casualidad, nos ofrezca generosa e ingeniosamente, la solución. Pero la verdad es que Reme siempre ha estado obsesionada con los fractales aplicados al diseño y con el tema borgiano-monista de la multiplicidad universal resuelta en la convergencia del Todo. Al parecer, una buena tarde, mientras le daba vueltas al café con la cucharilla, reparó en el motivo de la espiral. Viendo la espuma girar voluptuosamente en la superficie lunar de su capuccino pensó primero en la fascinación hipnótica del movimiento espiral que alude a los confines inescrutables de las cosas . EL agujero abisal que se abría en el centro de la taza era toda una provocación a la íntima decisión de resolver problemas de una diseñadora profesional. ¿Cómo domeñar, cómo someter un concepto tan espeso como el que nos sugiere y representa la espiral?

Tras la sobremesa, a la tarde-noche, Reme Simón, en una suerte de ensoñación lúcida, vislumbró la idea-forma: una multitud de espirales funcionando juntas en una sola emisión bajo la forma harmónica por excelencia: el círculo. Y tal convocatoria de rotaciones sin fin no podrían materializarse de forma más práctica y óptima que a través de una lámpara. El efecto sería como el de una colmena de luz. Así simbolización y funcionalidad hallarían de nuevo una solución a sus ubicaciones respectivas y significaciones particulares.
El diseño ejemplar de la Spiro nos trae la luz sin fin de los confines, resuelta en la convocatoria uniforme del círculo ingrávido de la pantalla aérea. Focos múltiples sumidos en el acontecimiento de un solo y gran Foco.
Esperando que siga trabajando e imaginando, y que consiga todos lo éxitos profesionales, felicitamos a Reme Simón por su bello hallazgo que confirma la existencia simultánea en nosotros – demiurgos errantes bajo las estrellas - de un poeta y de un artesano     
 
 

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