Podría
empezar esta
presentación del libro de José Antonio Fernández con una paradoja, que es también, quizá, un
atrevimiento, pero que uno acaba constatando tras años de lecturas y de formar parte en jurados de concursos
literarios: Creo que en España, si bien
no podemos decir que hayan grandes poetas actuando en primera línea sin embargo sí que
podemos estar seguros de que se hace una buena poesía, buena poesía hecha por poetas
no famosos… El porqué de este desplazamiento, cómo es que la poesía se haya
retirado a los márgenes o se haya atrincherado en la retaguardia, digamos, nos
llevaría a inquirir en las razones sociales y culturales de tal hecho y a
extendernos sobre un tema complicado pero colindante con respecto al que aquí nos cita. Quizá esa retaguardia que
la poesía, a veces, elige, sea una forma secreta de la vanguardia.
De izquierda a derecha: José María Piñeiro, José Antonio Fernández , el director de la editorial Polibea, Juan José Martín Ramos y Jaime Alexandre |
La poesía busca circuitos en los que
moverse. En esos circuitos en los que la poesía se refugia y que todos conocemos – recitales,
concursos literarios, editoriales pequeñas, ediciones personales, el mundo
internáutico - puede surgir la sorpresa y eso fue lo que ocurrió cuando nuestros
respectivos blogs, el mío y el de JF, se toparon. Encuentro no sé hasta qué
punto casual, pues resulta que JF ya sabía de mi actividad en Orihuela con la
revista literaria Empireuma que hasta
el 2007, publicábamos allí.
Y digo sorpresa porque el interés por
su poesía se produjo en mí de inmediato. No soy lector habitual de poesía en la
red, prefiero adquirir el libro y disfrutar de los poemas en este formato. En
internet, yo diría que más que leer, sobrevolamos los textos. Pero el efecto
con JF se produjo tan inadvertidamente como
intensamente. Yo diría que JF es un
autor sorpresivo, por dos razones. Por el tipo de poesía que cultiva, infrecuente y muy personal, y por otro, si me permite decirlo así, porque la lectura
de sus poemas engancha. JF. tiene un arte particular al incluir un elemento narrativo en su poemas, dándoles un aire de microcuento con un sabor final a fábula. El que JF mantenga este
interés alerta del lector a lo largo de todos y cada uno de los poemas, revela
el trabajo llevado a cabo en este Las
mentiras de Platón, el libro más sólido de los que leído hasta ahora del
poeta.
José Antonio Fernández en pleno recital ante unas gambas al ajillo en "la casa del abuelo", junto a su prologuista y el simpar guía oriolano de Madrid, señor Figueroa. |
Yo diría que, a grandes rasgos, la poesía de JF. es una poesía de la posibilidad. Es claramente una poesía que se sustenta de la
inteligencia de la imaginación. Pero cuando digo imaginación no me refiero a escapismos
oníricos ni al mero fantaseo, sino al papel germinador que le da al lenguaje
como escrutador de los mundos que esconde la realidad. La realidad es el objetivo de
su poesía. Eso es lo importante y lo meritorio de sus hallazgos. De un modo
diferente al surrealismo, a través de esta poesía constatamos que lo real es
siempre superreal.
Siendo la poesía de JF una reflexión
sobre lo posible, se pregunta el poeta qué dimensiones componen lo real, y se propone
explorar tales planos con el instrumento de la poesía, del lenguaje. Lo
posible incluye lo insólito como registro de lo real. Es decir, lo insólito, incluso lo fantástico,
pertenecen al dosier de lo real. Un ejemplo sencillo, y que nos ilustra sobre
esta percepción de la realidad, es el siguiente poema:
Hay dos maneras de que
la hoja caiga,
por el envés o por su
lado opuesto.
La manera que nunca se
contempla
es que jamás se caiga.
Hay tres maneras de
que la hoja esté.
Este último verso, a modo de una operación matemática, incluye, suma lo
insólito como una propiedad más de nuestra definición de la realidad.
¿Qué es lo real, entonces? Para la
poesía de JF la realidad es una simultaneidad de perspectivas, un objeto
geométrico, tiene el funcionamiento de un fractal. Muchos poemas surgen de una
suposición, de una propuesta. Cuando JF dice Todo acaba en fragmento,
creo que más que confirmar esa imagen de la modernidad artística en la que lo
fragmentario se ha convertido en un discurso aceptado - ya no hay grande
relatos, todo se atomiza en ideologías y doctrinas particulares- creo, digo,
que se percibe una sugerencia de la realidad como un rompecabezas
continuo, pues ese fragmento acabará
uniéndose a otro, y éste a otro. Cada poema vale por sí mismo, es autónomo y, a
la vez, forma parte de un todo descomponible. Si me permite el término, esta dialéctica, la de lo fragmentario, todo
se descompone y recompone continuamente, atraviesa el poemario y viene a
hablarnos, también, del carácter prometeico y desconcertante de las
apariencias.
Explicitando términos en la presentación |
Algo que quisiera señalar. Sabemos
que lo importante en poesía es la forma.
Y hemos dicho que la poesía de JF. es una inquisición lúdica e imaginativa
sobre la naturaleza de la realidad. Esto quiere decir que su poesía no es
traducible a prosa, pues cómo se dice una
cosa incide totalmente en lo que se dice.
Por ello, escribo en el prólogo del libro: La poesía de José Antonio Fernández recupera la imagen
del poeta como un investigador sui generis, como un explorador de lo que
únicamente a través del verbo poético es posible comunicar. Efectivamente.
El poeta es quien tiene, digamos, ese privilegio, revelar lo más insólito desde
el lenguaje. Y lo notable es que esta
apreciación deja de ser un tópico en la obra de JF.
Ateneo de Madrid, 15 de noviembre
2 comentarios:
Lo que asombra es la originalidad de José Antonio Fernández que nos redescubre la realidad de una manera poética.
Entrar en las páginas de su libro es descubrir nuevas formas de mirar el mundo.
Saludos,
Tienes razón, Susana. Por eso yo he insistido en ese detalle de la poesía de José Antonio, tanto en el prólogo como en la presentación en Madrid.
Un saludo, Susana.
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