miércoles, 31 de octubre de 2018

DE PRONTO, SEIS LIBROS DE POESÍA

 
 
A años luz del último libro que leí de Chantal Maillard: La mujer de pie. Un ejercicio retórico que invoca, al parecer, el mundo de Samuel Beckett. Su escritura sigue siendo investigadora, pero esta demostración en particular, no resulta tan atractiva como otras de la misma autora. 
 
 
 

 
 
Me gusta la demiurgia verbal de Gamoneda, pero cierto es que los pasajes que se contextualizaran, al menos, mínimamente, arrojarían más luz sobre ese poder verbal y su su mensaje. Invito, de todos modos, al lector a internarse por estos laberintos que se desflecan y multiplican.
 
 
 

 
 
No conozco la obra narrativa de Auster. Una amiga muy selecta me advirtió sobre lo alarmante que suponía que a Auster se le hubieran puesto los ojos más  saltones, últimamente. Pero resulta que la obra poética de Auster quedó escrita y finiquitada hace casi cuarenta años y, además, el autor confiesa que es lo mejor que escribió nunca. No le podemos negar la musa a Auster. Me han sorprendido estos poemas que demuestran riesgo en la especulación metafórica y hasta cierto nervio profético ante el fenómeno complejo de la palabra.
 
 
 
 
 
El personaje resulta admirable por su carrera literaria, por sus aptitudes y atrevimientos, y algo inquietante por su planificado suicidio. Las reseñas que escribió recomendando la publicación o no de los más distintos libros, cuando trabajó para editoriales españolas y extranjeras, pueden hallarse en Península y resultan admirables y jugosas, obras de arte del comentario. Los que le conocieron valoran su inteligencia y su capacidad de asimilar en poco tiempo un idioma nuevo. Como poeta no he acabado de hincarle el diente. Destaco algunos poemas interesantes en esta antología, sin acabar de hacerme una imagen precisa de Ferrater como poeta.
 
 
 



Rilke me produce una fascinación melancólica. Relaciono su figura con el tiempo en que Europa todavía se estaba descubriendo a sí misma, el tiempo en que todavía había misterios que descifrar y los poetas viajaban buscando que la revelación se produjera en el punto geográfico más insospechado. Suculenta antología en una traducción que no por añeja ha perdido ejemplaridad. 
Por cierto, Jaime Siles advierte que en España, actualmente, sólo se escribe poesía gallinácea. Amigos poetas, a ver qué pasa.   
 
 
 
 

 
 
Mucho, mucho supone, poéticamente, nuestro amigo Trakl. Productor de un mundo específico, quinta esencia de simbolismos y expresionismos en embriagadora conjunción, adentrarse en la poesía de Trakl implica pasear por jardines al crepúsculo, almas en pena, paisajes nevados, espíritus solitarios,  sombras levitantes y callejas preñadas de profecías. Habrá que fiarse del trabajo de Reina Palazón a la hora de transcribir todo ese espectral universo a nuestra lengua si pretendemos disfrutarlo.

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