jueves, 15 de noviembre de 2018

MAMÁ


 
Mi madre en el centro, profesora de gimnasia en Jesús María, con el triple collar de perlas.
 
 
MAMÁ
La muerte es grande, dijo Rilke
En un arranque, supongo, de efusividad irónica.
Pero antes de elogiar misterios arcanos
O mostrarles un lógico temor,
Yo quisiera inquirir, preguntar,
Conjurar, si con la palabra poética fuera posible,
Este repentino desaparecer,
Este hurto súbito que es la muerte.
¿Por qué confín transita ahora el que acaba de irse,
O en qué insólita inmediatez, viéndonos,  emite su asentimiento?
La muerte es como noche cerrada, tiene esa opacidad,
Y la divinidad nos exige una paciencia infinita,  
Porque lo  que desespera es que
Para que volvamos a vernos en la eternidad
Tenga que pasar, antes, toda una eternidad.

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