lunes, 5 de abril de 2021

MÁS AFORISMOS AFORRÍTMICOS




El aforismo no expide oráculos ni posee la verdad. Es una descripción sintetizada de las relaciones del hombre con el universo.

 

 

El virtuosismo del aforismo supone una escritura y un modo, súbitamente concentrados, de percibir las cosas.

 


La escritura musical no puede eludir las variaciones que de ella produzca la interpretación de la obra de tal modo cifrada.

 

 

Paradójicamente, en ocasiones, ser literalmente justo tal y como reza la ley, produce injusticias. Seamos, pues legales, no tanto legalistas.

 

 

Que la descripción de una rosa, de una confesión personal, de una mirada produzca su correspondiente poema.

 


El aforismo es un virtuosismo del pensamiento.

 


Lo que justifica la creencia casi universal en la reencarnación es lo que la analogía postula en sí: la relación de semejanza existente entre todas las criaturas.

 


La analogía articula vinculaciones multidireccionales, despierta la significación y potencia la alusión. Todo el aparato hermenéutico se pone en marcha en cuanto lo analógico inspira las narrativas que debemos estudiar o descifrar.

 


La naturaleza arroba: con arroyuelos, arboles, flores y lagos; mata: con virus, terremotos, tormentas; sorprende: con animales fluorescentes, con fósiles, con bichos límbicos como el ajolote.

 


El exceso lo devora todo: con la inflación editorial, la poesía se mimetiza entre las palabras y se hace inhallable...

 

La poesía reconcilia al hombre con el universo, propicia la alianza más esplendente entre la inteligencia, la belleza y el devenir del mundo.

 

Militar en algo implica cierta alienación.

 

No soy racionalista sino racional. Ser racionalista ya implica un énfasis distorsionador.

 

Aunque parezca grotesco, al mirar con detenimiento a un chimpancé uno advierte un remoto aire de familia.

 

Sigue persistiendo un lamentable distanciamiento entre los pueblos de Europa: el marcado por el imperio comunista en los países satélites de la antigua U.R.S y Occidente que hace poco esfuerzo para desasirse de su ignorancia del espléndido folklore, la música y los escritores de aquellos países.

 

La ideología es un corsé mental.

 

Las palabras forman empalizadas conceptuales que hay que descifrar para poder disfrutarlas o sortearlas; la música describe órbitas en las que perderse grata e instintivamente.   

 

El sueño arrastra imágenes en aluvión de las eras remotas de nuestra vida.

 

Una definición es un laberinto semántico resuelto.

 

Qué supondrá despertar de la vigilia, qué grado de realidad alcanzaremos al despertar del sueño de la vida. Pero es inútil hacer un retrato del “otro lado”. No podemos tener el erróneo gusto y la impaciencia de querer describir algo así como la trascendencia.

 

Tenemos un alma mejor que nosotros. Hagámonos digno de ella.

 

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