El aforismo no expide
oráculos ni posee la verdad. Es una descripción sintetizada de las relaciones
del hombre con el universo.
El virtuosismo del
aforismo supone una escritura y un modo, súbitamente concentrados, de percibir
las cosas.
La escritura musical no
puede eludir las variaciones que de ella produzca la interpretación de la obra de tal
modo cifrada.
Paradójicamente, en
ocasiones, ser literalmente justo tal y como reza la ley, produce injusticias.
Seamos, pues legales, no tanto legalistas.
Que la descripción de
una rosa, de una confesión personal, de una mirada produzca su correspondiente
poema.
El aforismo es un
virtuosismo del pensamiento.
Lo que justifica la
creencia casi universal en la reencarnación es lo que la analogía postula en sí:
la relación de semejanza existente entre todas las criaturas.
La analogía articula
vinculaciones multidireccionales, despierta la significación y potencia la
alusión. Todo el aparato hermenéutico se pone en marcha en cuanto lo analógico
inspira las narrativas que debemos estudiar o descifrar.
La naturaleza arroba:
con arroyuelos, arboles, flores y lagos; mata: con virus, terremotos,
tormentas; sorprende: con animales fluorescentes, con fósiles, con bichos límbicos
como el ajolote.
El exceso lo devora todo: con la inflación
editorial, la poesía se mimetiza entre las palabras y se hace inhallable...
La poesía reconcilia al
hombre con el universo, propicia la alianza más esplendente entre la
inteligencia, la belleza y el devenir del mundo.
Militar en algo implica
cierta alienación.
No soy racionalista sino
racional. Ser racionalista ya implica un énfasis distorsionador.
Aunque parezca grotesco,
al mirar con detenimiento a un chimpancé uno advierte un remoto aire de
familia.
Sigue persistiendo un lamentable
distanciamiento entre los pueblos de Europa: el marcado por el imperio
comunista en los países satélites de la antigua U.R.S y Occidente que hace poco
esfuerzo para desasirse de su ignorancia del espléndido folklore, la música y
los escritores de aquellos países.
La ideología es un corsé
mental.
Las palabras forman empalizadas
conceptuales que hay que descifrar para poder disfrutarlas o sortearlas; la
música describe órbitas en las que perderse grata e instintivamente.
El sueño arrastra
imágenes en aluvión de las eras remotas de nuestra vida.
Una definición es un
laberinto semántico resuelto.
Qué supondrá despertar
de la vigilia, qué grado de realidad alcanzaremos al despertar del sueño de la
vida. Pero es inútil hacer un retrato del “otro lado”. No podemos tener el
erróneo gusto y la impaciencia de querer describir algo así como la
trascendencia.
Tenemos un alma mejor
que nosotros. Hagámonos digno de ella.
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