Al respecto de la guerra de
Ucrania, me comentaba un amigo que resultaba muy complicado centrarse en la
lectura de un libro o comentar películas pues ante la gravedad del conflicto
bélico, todo resulta banal, nada parece más importante o grave que la guerra.
Lo que yo me he preguntado,
con las mismas sensaciones y percepciones de este amigo, es por el sentido de
la poesía ante tales circunstancias. Qué función tiene, que motivación puede
tener la poesía para armarse ella de sus más audaces palabras y revelaciones y
enfrentarse de este modo a la destrucción física y masiva que estamos viendo
espantados, en Ucrania.
Casi al mismo tiempo que me
preguntaba por el cómo y el porqué de la poesía, la memoria me traía a la
cabeza aquel famoso pasaje de Hörderlin acerca
del sentido o necesidad de poetas en épocas de miseria. He dado con el poema en
cuestión en el que figuran los versos, Para qué poetas en tiempos menesterosos, y he comprobado para mi alivio que el
propio Horderlin se contesta a sí mismo, considerando que a pesar de que podamos
aparentemente, prescindir de poetas en tiempo económica y vitalmente difíciles,
la altura y absoluta especificidad de la misión de los poetas desde el
lenguaje, justifican que sigamos contando con ellos pues el misterio de la
belleza se produce a través de sus obras y las épocas de vacas flacas pasarán
mucho antes de que necesitemos un relevo esencial del nombre de los poetas.
Las incidencias concretas de este extenso poema de Horderlin las comenta con palabras del oráculo Martin Heidegger en una serie de ensayos sobre la poesía del poeta alemán, ensayos que fueron publicados en su momento por la editorial Ariel, - Interpretaciones sobre la poesía de Hörderlin - publicación que se consideró todo un acontecimiento en su momento dentro del ámbito editorial español.
Yo, estos días que nos van sorprendiendo
en nivel de horror con cada noticia que nos
llega, he estado pensando en la figura de Miguel
Hernández y en cómo determinó tanto su vida como su obra el
desencadenamiento de la Guerra Civil. Curiosamente, el tiempo que duró el
conflicto fue de los más fructíferos en escritura de Miguel. Y es que la
novedad absoluta, el caos social, humano, económico, ético que supone una
guerra pone en vilo anímico a todo sujeto, obligándole a reaccionar y
desarrollar una estrategia personal para moverse y sobrevivir en el nuevo y
apocalíptico contexto.
A propósito de todas estas
circunstancias históricas, he pensado, también, en la historia literaria de la
poesía española en las últimas décadas y en cómo ha ido articulándose, cuáles
han sido sus motivaciones más importantes y decisivas, qué es lo que movilizaba
la escritura de los poetas. La poesía se enfrentó a los estados individuales y
sociales de las consecuencias de la guerra para ir con el tiempo, activando
exploraciones y motivaciones diversas según los márgenes vitales y
existenciales fueran desplazándose o cambiando. El postismo, la realidad
social, los compromisos ideológicos, las nuevas e incipientes
experimentaciones, fenómenos como el grupo Cántico, la poesía del silencio, la
de la nueva sentimentalidad, los nuevos surrealismos, se fueron añadiendo con
el tiempo a una aventura que funcionaba según la sociedad y la vida iba
diversificando sus ámbitos y posibilidades.
Es importante recordar lo que
para Heidegger supone el lenguaje cedido a los poetas: el contacto con lo
abierto. Esto se merecería una interpretación metafísica, pero creo que podemos
centrar su significación subrayando que lo abierto vendría a ser la complejidad
y totalidad de la experiencia personal, la intemperie existencial en que se
vive y cuyo relato nos ofrece el tipo de mundo al que nos hemos enfrentado y
que hemos emprendido con más o menos éxito.
Volviendo a las temáticas de
nuestra poesía… Hasta la décadas de los noventa, en la poesía española se
registra una notable movilidad de escrituras y opciones poéticas, con un, a
veces, nada velado debate de poéticas en liza.
De toda aquella lucha entre la
poesía de la nueva sentimentalidad y la del silencio, o de la más esteticista o
realista y la de los fieras que
abogaban por una escritura realizada desde los extremos de la experiencia y de
la locura, hoy, en estos tiempos de redes sociales, fascinación por las nuevas tecnologías
y encefalograma intelectivo reducido a casi cero, subsisten sólo las
publicaciones del momento envueltas en cierta aura melancólica. Ahora los
poetas trabajan desde el mundo internético, hacen lectores a través de facebook,
de blogs literarios o distintas páginas
webs personales, y no puede sino confirmarse de que se trata de un público
joven que desde tales enclaves articula
un mundo poético neo naif, pos light o neofilorRomántico. Aquí la cuestión es
que la autenticidad e interés de tales poetas tan jóvenes sea exportable, que resulten intersantes fuera de sus confinamientos virtuales, porque, como aseguraba Horderlin, de los poeta se espera todo. Y algo de ello va ocurriendo pues la poesía que
hasta hace unos pocos años circulaba por internet ya va apareciendo tanto en
editoriales nuevas como en las más veteranas dedicadas exclusivamente a la
poesía.
Ahora tenemos en el horizonte inmediato de este mundo mediáticamente tan pequeño un acontecimiento tan brutal como lo es una guerra. Esas imágenes terribles de cuerpos como estampados en la tierra junto a otros carbonizados que nos han transmitido desde Bucha o Borodyanka, son un escupitajo a la dignidad humana y a toda belleza moral. Aquí tienen los poetas más que un motivo para alzar la voz y pensar qué merece ser dicho y artísticamente denunciado. Los poetas abren el mundo de lo posible desde su posicionamiento vital y creativo en el lenguaje. Si bien la imaginación poética sabe descubrir motivos y razones para su escritura, ahora los poetas tienen un pretexto más que contundente para plantearse para qué sirve la poesía y sobre qué concentrar la capacidad protestataria del verbo en su expresión más delicada y sublime.
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