miércoles, 13 de abril de 2022

LA GUERRA COMO MOTIVACIÓN POÉTICA



Al respecto de la guerra de Ucrania, me comentaba un amigo que resultaba muy complicado centrarse en la lectura de un libro o comentar películas pues ante la gravedad del conflicto bélico, todo resulta banal, nada parece más importante o grave que la guerra.

Lo que yo me he preguntado, con las mismas sensaciones y percepciones de este amigo, es por el sentido de la poesía ante tales circunstancias. Qué función tiene, que motivación puede tener la poesía para armarse ella de sus más audaces palabras y revelaciones y enfrentarse de este modo a la destrucción física y masiva que estamos viendo espantados, en Ucrania.

Casi al mismo tiempo que me preguntaba por el cómo y el porqué de la poesía, la memoria me traía a la cabeza aquel famoso pasaje de Hörderlin acerca del sentido o necesidad de poetas en épocas de miseria. He dado con el poema en cuestión en el que figuran los versos, Para qué poetas en tiempos menesterosos, y he comprobado para mi alivio que el propio Horderlin se contesta a sí mismo, considerando que a pesar de que podamos aparentemente, prescindir de poetas en tiempo económica y vitalmente difíciles, la altura y absoluta especificidad de la misión de los poetas desde el lenguaje, justifican que sigamos contando con ellos pues el misterio de la belleza se produce a través de sus obras y las épocas de vacas flacas pasarán mucho antes de que necesitemos un relevo esencial del nombre de los poetas.

Las incidencias concretas de este extenso poema de Horderlin las comenta con palabras del oráculo Martin Heidegger en una serie de ensayos sobre la poesía del poeta alemán, ensayos que fueron publicados en su momento por la editorial Ariel,  -  Interpretaciones sobre la poesía de Hörderlin   - publicación que se consideró todo un acontecimiento en su momento dentro del ámbito editorial español. 


Yo, estos días que nos van sorprendiendo en nivel de horror con cada  noticia que nos llega, he estado pensando en la figura de Miguel Hernández y en cómo determinó tanto su vida como su obra el desencadenamiento de la Guerra Civil. Curiosamente, el tiempo que duró el conflicto fue de los más fructíferos en escritura de Miguel. Y es que la novedad absoluta, el caos social, humano, económico, ético que supone una guerra pone en vilo anímico a todo sujeto, obligándole a reaccionar y desarrollar una estrategia personal para moverse y sobrevivir en el nuevo y apocalíptico contexto.

A propósito de todas estas circunstancias históricas, he pensado, también, en la historia literaria de la poesía española en las últimas décadas y en cómo ha ido articulándose, cuáles han sido sus motivaciones más importantes y decisivas, qué es lo que movilizaba la escritura de los poetas. La poesía se enfrentó a los estados individuales y sociales de las consecuencias de la guerra para ir con el tiempo, activando exploraciones y motivaciones diversas según los márgenes vitales y existenciales fueran desplazándose o cambiando. El postismo, la realidad social, los compromisos ideológicos, las nuevas e incipientes experimentaciones, fenómenos como el grupo Cántico, la poesía del silencio, la de la nueva sentimentalidad, los nuevos surrealismos, se fueron añadiendo con el tiempo a una aventura que funcionaba según la sociedad y la vida iba diversificando sus ámbitos y posibilidades.

Es importante recordar lo que para Heidegger supone el lenguaje cedido a los poetas: el contacto con lo abierto. Esto se merecería una interpretación metafísica, pero creo que podemos centrar su significación subrayando que lo abierto vendría a ser la complejidad y totalidad de la experiencia personal, la intemperie existencial en que se vive y cuyo relato nos ofrece el tipo de mundo al que nos hemos enfrentado y que hemos emprendido con más o menos éxito.

Volviendo a las temáticas de nuestra poesía… Hasta la décadas de los noventa, en la poesía española se registra una notable movilidad de escrituras y opciones poéticas, con un, a veces, nada velado debate de poéticas en liza.

De toda aquella lucha entre la poesía de la nueva sentimentalidad y la del silencio, o de la más esteticista o realista y la de los fieras que abogaban por una escritura realizada desde los extremos de la experiencia y de la locura, hoy, en estos tiempos de redes sociales, fascinación por las nuevas tecnologías y encefalograma intelectivo reducido a casi cero, subsisten sólo las publicaciones del momento envueltas en cierta aura melancólica. Ahora los poetas trabajan desde el mundo internético, hacen lectores a través de facebook,  de blogs literarios o distintas páginas webs personales, y no puede sino confirmarse de que se trata de un público joven  que desde tales enclaves articula un mundo poético neo naif, pos light o neofilorRomántico. Aquí la cuestión es que la autenticidad e interés de tales poetas tan jóvenes sea exportable, que resulten intersantes fuera de sus confinamientos virtuales, porque, como aseguraba Horderlin, de los poeta se espera todo. Y algo de ello va ocurriendo pues la poesía que hasta hace unos pocos años circulaba por internet ya va apareciendo tanto en editoriales nuevas como en las más veteranas dedicadas exclusivamente a la poesía.  

Ahora tenemos en el horizonte inmediato de este mundo mediáticamente tan pequeño un acontecimiento tan brutal como lo es una guerra. Esas imágenes terribles de cuerpos como estampados en la tierra junto a otros carbonizados que nos han transmitido desde Bucha o Borodyanka, son un escupitajo a la dignidad humana y a toda belleza moral. Aquí tienen los poetas más que un motivo para alzar la voz y pensar qué merece ser dicho y artísticamente denunciado. Los poetas abren el  mundo de lo posible desde su posicionamiento vital y creativo en el lenguaje. Si bien la imaginación poética sabe descubrir motivos y razones para su escritura, ahora los poetas  tienen un pretexto más que contundente para plantearse para   qué sirve la poesía y sobre qué concentrar la capacidad  protestataria del verbo en su expresión más delicada y sublime.

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