Deseamos
con ardor, con impetuosidad construir historias, edificar leyendas allí donde
apenas un par de datos aparentan relacionarse con cierta lógica. Ello basta
como pretexto para que la imaginación satisfaga su cuota de delirio cuando pone
su atención en algún punto o episodio de la realidad.
No
conocía la historia del cantautor norteamericano Jim Sullyvan. Fue un compositor de canciones pop con aire country a
lo Bob Dylan que no terminó de alcanzar el éxito que deseaba alcanzar. Realiza
un viaje prometedor para establecer contractos comerciales y dar un concierto y la noche antes a tal
concierto, se compra una botella de vodka, se interna en el desierto y
desaparece para siempre. Su cuerpo jamás se encontró. Esto ocurría en 1975 y los fans póstumos del cantante
así como los seguidores de misterios y chifladuras varias, intentaban dar una
explicación a tal desaparición, aludiendo a la hipotética querencia por los
extraterrestres del desaparecido ya que había compuesto una encantadora canción
titulada, precisamente, UFO, es
decir, OVNI.
Apenas
conocida la historia, pude acceder al famoso tema y al escucharlo, algo en la
mente, en la memoria, en alguna fibra antigua del alma se me estremeció de melancolías
y fascinaciones. Se trata de un tema cuyo objetivo valor estético quizá o yo no
pueda valorar en frío o resulte que es lo de menos con respecto a lo que
psíquicamente me afecta. Al escuchar el tema me remonté a la adolescencia, a
los años de eclosión sulfúrea del descubrimiento y la pasión erótica mezclada
con todo tipo de impotencias personales y encantamientos melancólicos: la
revelación de los tesoros ocultos del mundo de los adultos, de lo que el mundo
me iba a ofrecer por alcanzar esa edad, de las aventuras posibles, de la enorme
libertad, de la vida de las grandes ciudades en las que nunca habitaría.
Escuchando
la música me desplacé con arrobo a toda esta serie de ensoñaciones que
explotaron en una época concreta, en aquellos rumorosos, jugosos, imposibles
años setenta. Recuerdo que con 14 años pensaba que mi destino era el de imitar
a Bob Dylan y que con una guitarra o
con otro tipo de instrumento, mi destino era el de errar por campos y ciudades del
mundo, a la mágica aventura. Entonces, me puse
a estudiar solfeo, mi pasión era la música, pero no logré avanzar mucho.
Lo que me produce dudas es si esta canción de Sullyvan provoca fantasías semejantes en alguien más o menos de mi edad.
Pero
lo que más misterioso me resulta, lo que se suma a la fascinación de la
memoria, no es solo la vinculación de esta música a la propia biografía
psíquica de uno, de la mía, sino el destino enigmático de su autor.
Al consultar fotografías y videos de Sullivan
en la red he experimentado cierto alivio: no desapareció del todo, no se extinguió
absolutamente en la noche del desierto: podemos verlo en videos moviéndose y
tocando la guitarra, comprobando cómo vivía, más o menos, su vida de juglar
errante.
Si
prescindimos de los efectos que surte en mi persona la canción por causa de la
pura cronología, alejándonos de tal implicación subjetiva, nos podría competer
analizar más directamente lo que su evento estético significa, qué sensaciones
o emotividades produce objetivamente. Pero mucho me temo que las magias de la
libertad de la vida en carreteras y la sentimentalidad del momento, todo ello
reflejo de un período muy preciso y
productivo de la historia reciente norteamericana, harían resucitar mundos no
diferentes a los que pueblan mis fantasías.
La canción evoca con magia y ternura lo que, en buena parte, fueron los sesenta y primeros setenta en Estados Unidos. Un poema, una canción, en tanto que evocan unas experiencias, unos personajes o unos lugares, lo que nos están diciendo es que ya han sido consumados en su significar. Andamos de fantasmidades en fantasmidades y como carambola tautológica final, nos enteramos de la desaparición física y fulminante del autor de nuestra canción en cuestión, quien, al son de imaginaciones extraplanetarias, llamando a lo otro, se internó para siempre en ese laberinto (Borges) que es el desierto..
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