jueves, 28 de noviembre de 2024



 

EL PERDÓN DE DIANA NAVARRO

 

Visionar los videos de reacción al extraordinario tema e interpretación de la cantante Diana Navarro, El perdón, que se encuentran en Youtube, basta para confirmar que las redes no son exclusivamente un nido infecto de majaderías y agresiones y que el fenómeno más entrañablemente humano acaba imponiéndose. La cantidad de personas admirando el talento vocal de Diana, llorando a lágrima viva o lo que resulta más significativo y estremecedor, sumidas en un denso silencio a punto de estallar  tras el visionamiento del video, nos revela cómo, súbitamente, el alocado e irritante flujo internético se espiritualiza y se entrega a la contemplación no de videos deleznables sino a la de la actuación fulgurante de un alma encarnada en un rostro y que denuncia un dolor injusto.

Describir las sensaciones que se experimentan con este video nos llevaría a una empresa descifratoria de signo psicológico, social, musical, y político, incluso.

Cuando nos creíamos que el regetón y sus cansinas derivaciones ocupaban la mayoría de los frentes, que la canción tradicional  lírica  había desaparecido, cuando se nos cuenta la liquidación de valores morales en la juventud y la prioridad de lo económico, surge este alarido desde el mismísimo corazón del alma. Un corazón en llamas. Ayer mismo estuve visionando el video y además de viajar literalmente en un estremecimiento puro con los últimos instantes del mismo, experimenté la satisfacción de afirmar que no existen las determinaciones en la vida, que las quejas sobre la decadencia, la vulgaridad, y la pobreza espiritual se borran ante expresiones fulgurantes como la pieza fantástica de Diana. El efecto físico y catártico de la composición y del video es más que constatable: no solo las lágrimas que afloran sino esa irrigación que circula por dentro y que tras haber concluido la escucha te produce un relax compensatorio. Naturalmente, esta canción motiva una reflexión sobre las tesituras fatalistas que tan inerte como fácilmente se instalan y circulan por el ambiente social a través de los medios y de la mentalidad que articulamos a nuestro pesar. Esta canción certifica que de pronto, la excelencia estalla, que lo mejor y lo bello están ahí, tácitos, prontos a sorprendernos y esparcir esperanza.  

                                                

1 comentario:

Alberto dijo...

No conocía a este portento de voz ...

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