En el orden de la representación estética, ¿qué diferencia
existe entre una jirafa en llamas y una tuba ardiendo? Nos referimos a la
jirafa daliniana (Salvador Dalí) y a la tuba margriteña (René
Magritte), valga el neologismo que más bien parece un gentilicio
surrealista: así se llaman los que son del país de Magritte.
Ambos artistas pertenecían al movimiento surrealista, cuyo onirismo programático les dictó tales fantasías. Teniendo en cuenta la plurimetaforización de lo surreal, demasiado hubiera sido que los dos artistas hubiesen elegido el mismo motivo para sumirlo en indoloras llamas. Pues aquí el fuego es absolutamente simbólico, es decir, sacraliza al objeto que incendia sin destruirlo. Una de las claves tanto del surrealismo como de las obras de Dalí y Magritte, es la poesía. Nos movemos aquí en explicaciones tautológicas, pero no nos excederíamos si indicamos que el resorte metafórico de toda poetización es el mensaje central de la libertad creativa surrealista. La pulsión conceptual de la poesía a través de un repertorio virtualmente infinito de imágenes es lo que relaciona la obra de ambos pintores. La repetición de una representación es sólo una coincidencia en la convergencia creativa. ¿Qué tiene que ver una jirafa con una tuba? Pues lo mismo que un paraguas con una mesa de operaciones: la lúdica asociación de todo lo cuantificablemente relacionable y existente.


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