sábado, 20 de diciembre de 2025

UN LIBRO, ¿SALVA LA VIDA?


A mí me ha ocurrido ya tantas veces que casi ha perdido su magia. Me refiero a la circunstancia siguiente: tarde deprimente, soledad total, horas de secreta agonía en devenir y como única salida, irme a andurrear por ahí como un condenado y entrar por un azar en una librería o centro comercial y encontrarme con el libro que soñaba hallar. 

No tengo mascotas, pero en ocasiones como esta en que ante la ausencia de amigos, familiares y ánimo vital propio, y en las que el encuentro con un libro te salva de la tristeza mortal de una tarde sin vida, no puedo sino afirmar que el libro se revela como el mejor amigo del hombre, es decir, del desolado, del amante solitario, del poeta sin destino. 

Con el libro que te interesa en las manos todo recobra, súbitamente, el sentido, vuelve a brillar la esperanza en el horizonte íntimo, y tu imaginación se integra a un cosmos de signos y referencias. 

Esta tarde de ambiente navideño amenazaba con sepultarme en el olvido, y al encontarme inesperadamente con una librería abierta, he entrado y apenas rastrear el material, me he encontrado con este libro de Josep Pla sobre uno de esos artistas que tan gratos nos pueden resultar pero que no se encuentran en la primera línea de los pintores comúnmente nombrados: Santiago Rusiñol

Recuerdo las deliciosas páginas de memorias en las que el propio Rusiñol nos hablaba sobre su experiencia bohemia en París. No espero menos de estas de Pla, escritor siempre tan sabroso y fluyente, tan ducho en el uso rebosante del adjetivo. 

Actualmente no hay grandes gurús en el ámbito del arte pictórico. Desconozco el itinerario último de un Barceló. Rusiñol fue un gran artista de su tiempo pero también un personaje destacado y admirado. Supongo que este texto se nos hablará de aquella época en que los sacerdocios en las artes sí estaban justificados por sus notables protagonistas. 

UN LIBRO, ¿SALVA LA VIDA?

A mí me ha ocurrido ya tantas veces que casi ha perdido su magia. Me refiero a la circunstancia siguiente: tarde deprimente, soledad total, ...