domingo, 28 de diciembre de 2025

EL CUERPO ETERNO



 

Yendo más allá de todo somero encasillamiento semiótico, decía Lezama Lima que el traje no viste sino al alma, es decir, que en el despliegue de las telas, la significación de las mismas, califica e identifica el rango en devenir de cada espíritu.

También es cierto que los distintos cortes y estilos del vestir, definen la dinamicidad de los cuerpos, cómo acometen el espacio que les circunda. Y con ello, además del porte, la elegancia y el rango íntimo, también se revelan los límites  de la eclosión erótica.

Este último detalle es bien importante y yo diría que determina nuestro gusto o rechazo ante el vestir de algunas épocas.  Por ejemplo, la moda de los años treinta, cuarenta y cincuenta, en Europa y América me resulta seca, plana, antierótica, pobre, cuasi detestable, aunque fuera un Balenciaga quien ideó por entonces la elegancia femenina. Es a partir de los sesenta que el cuerpo empieza a despojarse de encortesamientos y tendencias talares o rígidas, experimentando una liberación notable para encarnar su erotismo  a través de prendas más ligeras y más ceñidas que marcan el atractivo de las líneas y curvas.

El que el vestido sea históricamente diferente y venga a ser la representación política del control del cuerpo, de algún modo lo experimento con las fotos interminables que existen de la modelo Betty Page.

Acabo de decir que siento un rechazo que podría codificarse como puramente estético más que instintivo hacia esas modas del período de entreguerras y algo después. En las fotos de Betty Page puedo anotar y precisar este disgusto independientemente del atractivo de la chica. Es decir, que mientras Betty Page ejerce un indiscutible atractivo en mí y su tipo físico no viene determinado por la moda del momento sino que tiende a escapar de ella, en cuanto algún trapajo de los cuarenta o principios de los cincuenta ciñe partes de su cuerpo, tales partes dejan de parecerme eróticas y es como si su sensualidad originaria se frustrase bajo lo desabrido de la prenda. Lo explicaré brevemente con ejemplos.

 


En esta imagen, las medias combinan muy bien con la esbeltez del cuerpo. Pero la prenda en negro que lleva chirría, no está lo suficientemebnte ajustada al cuerpo. Es una prenda "antigua". 



Algo parecido ocurre con esta otra foto. De cintura para arriba, nada que objetar, pero de cintura para abajo, la prenda se ha enredado en pura retórica y no me parece erótica. Incluso, al contrario, me produce cierto repelús.

En definitiva, ¿qué quiere decir todo esto? Que los códigos culturales sí determinan gustos y erotismos y que en este sentido, el ámbito del traje es en donde se certifican con total visibilidad  todas las evoluciones de la elegancia y la sensualidad y la libertad del cuerpo.

No hay comentarios:

EL CUERPO ETERNO

  Yendo más allá de todo somero encasillamiento semiótico, decía Lezama Lima que el traje no viste sino al alma, es decir, que en el de...