lunes, 16 de noviembre de 2009


COMO SUEÑOS APÓCRIFOS


Subí a las habitaciones centrales del torreón. En el centro del salón, se discutía sobre a quién pasar el cetro de los "hogares disyuntivos" (quriendo decir los hogares desunidos). El resultado del sorteo se ve entorpecido por el ruido de los papeles al extraer los votos secretos.


Un reloj de arena horizontal para medir el no tiempo.


Abrían abismos por el placer de sortearlos. La masa de salvajes salteadores era anónima y les acompañaban estelas luminosas.


El castigo era inventarse un auxilio para ningún peligro. Eran las doce de la madrugada....


La unidad harmónica nos persigue salvíficamente. Los muslos juntos hacen un corazón esbelto y voluptuoso.


En las gradas de cuarzo de un pisapapeles colosal el ejército vencido declamaba la victoria de su derrota.


En el interior de la pirámide me daban un pergamino con la clave. Con la clave ¿de qué? Eso es lo que debía solucionar. Estupefacto, prefiero mirar las nubes que se reflejan en la mesa de cristal. Quizá, si me abandono, la inercia del tiempo haga que los mismos dioses me olviden.


Adiós a los cataclismos de opereta y a los esconchados lentos de las paredes.


El tirabuzón de los acontecimientos y el plegamiento de las causalidades.


En el santuario de sus días, deshojó la rosa macilenta de las senectudes. Vestía la clámide opaca de la soledad.

Se propone un análisis semiótico de las pistas de Nazca. Los científicos que participan deciden que las figuras marcadas en el desierto son los macrográficos antropomorfizados de fórmulas algebraicas en las que está cifrada la creación del universo. Son un tipo de escritura perfecta, es decir, anónima. Eso les presta la suficiente veracidad y arcaísmo.


Sendas partes partidas.

Nadie se jactaba de que aquello pareciera una conjunción causal, pero la súbita organización de los acontecimientos construyó un palacio en el aire que el acontecimiento siguiente disolvió.


El discurrir remoto de todo lo que sucece en el presente. así se transcribe el sueño de la realiad.

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