Esto es, desde hace siglos, el verano para mí: el paraíso de los otros, un período tan lleno de delicias como de incomodidades, el período de las sensaciones físicas por excelencia. El verano abre el acceso al espacio de modo total, diferenciándose del mundo de interiores que es el invierno. En mí esta apertura se transforma en una auténtica gula de lecturas. La lectura suple las personas que no conoceré y los lugares que no visitaré. En esta foto, creo haber retratado a mi espectro, sentado ahí.
domingo, 7 de agosto de 2011
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1 comentario:
Doy fe del espectro. Su sombra lo atestigua.
Buen verano!
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