La obsesión belicista del Canal Historia.
El descubrimiento de la América lúgubre y aberrante a través del programa Crimen e investigación.
El horror de los nórdicos por el mediodía, "la hora de los fantasmas" (Jensen, Weinninger)
Tenía razón Baudrillard. Vivimos una época pornográfica. Y donde más descaradamente se muestra esto es en el espacio político: corrupción, wikiliks, etc.. La pornografía, es decir, el tener que mostrarlo todo, también ejerce un poder tremendamente erosionador en el lenguaje. Una cosa es el taco que se suelta en un momento dado y que libera una indignación o una irritación, y otra es esa pasmosa tranquilidad con que el lenguaje es desposeído de tal capacidad, con qué facilidad- véanse series y películas españolas, por ejemplo - se abusa y se sobreabusa de la palabrota, cómo se dice lo que sólo se debiera decir en ocasiones excepcionales o catárticas.
A propósito de la nota anterior, los tacos que soltaba el jefe de Azorín, el director de El País, y de los que el escritor alicantino, nos informa en sus notas bohemias de Charivari (1897): Me resulta difícil y desconcertante imaginar a un tipo con levita decir una y otra vez: ¡Me ca…en Dios!
El lenguaje no es de nadie, clamaba Agustín García Calvo. Ni el mundo ni el conocimiento. El universo, las cosas no son intocables. Todo está tanto para ser cuestionado y conocido como disfrutado.
¿Cómo es que el color del luto en la India sea el blanco? Lo entiendo si la muerte es una liberación, un viaje a lo infinito y por ello, el dolor sea menos aniquilante. Percibo también cierta ingenuidad, por así decir. El negro es terrible, definitivo. El blanco también tiene que ser definitivo, pero de otra manera…
Cuando descubrí RTE sentí un gran entusiasmo y curiosidad. Una cadena realizada por periodistas rusos y españoles que emite desde Rusia en español. Estupendo. Desde hace un par de años, esta cadena ha dado un notable y lamentable giro: padece tal paranoia antinorteamericana que sus noticias no marchan sino en una sola dirección y resulta tedioso ver sus programas. Incluso la figura más notoria, la fascinante Elena Rostova, ha desaparecido. Lo peor es que la descarada rapacidad estadounidense en el ámbito internacional justifica esta empobrecedora parcialidad.
Otra cadena de descubrimiento reciente: Córdoba Internacional, hecha por musulmanes españoles. La examino, la escudriño y la investigo con una curiosidad cuasi morbosa. ¿De dónde ha salido toda esta gente? Bajo la autoetiqueta de ser una minoría, esta cadena maneja con habilidad el ofrecerse como una expresión más de la multiculturalidad que se está produciendo en suelo europeo. La intención de la cadena, por otra parte, es la de mejorar la imagen que del musulmán y del Islam, en general, dan los medios de comunicación. Lo que es de esperar es que lo que se denomina el islam europeo, y del que esta cadena puede ser una de sus expresiones en el ámbito de los medios, corrobore su talante progresista precisamente por estar en el contexto en el que está: el europeo. Lo digo porque la tentación del victimismo se convierte en un lastre informativo y puede hacer tendenciosas las intenciones de los programas. Aún así, impera la moderación, se percibe la autocensura, e incluso un cierto efecto naif involuntario.
2 comentarios:
""Tenía razón Baudrillard. La pornografía, es decir, el tener que mostrarlo todo, también ejerce un poder tremendamente erosionador en el lenguaje. Una cosa es el taco que se suelta en un momento dado y que libera una indignación o una irritación, y otra es esa pasmosa tranquilidad con que el lenguaje es desposeído de tal capacidad, con qué facilidad- véanse series y películas españolas, por ejemplo - se abusa y se sobreabusa de la palabrota, cómo se dice lo que sólo se debiera decir en ocasiones excepcionales o catárticas.""
Epoca muy triste, en efecto. Los guionistas de las series de televisión y de películas, les das las mano y te amputan el brazo. Una vergüenza auténtica, que después del daño que los socialistas hicieron al lenguaje y al país; los del tristísimo y falso Partido Popular; que son iguales, es decir peores; estén agravando y mucho, la cosa.
Quizás recuperemos Gibraltar, es de esperarlo; pero no debe de ser a costa de perder la última inteligencia del lenguaje virgen que nos queda. Estamos, con la estulticia del PP, en la antitésis de un Buñuel y en la antitésis incluso de un Berlanga o de un Saura.
Yo también creo que hay períodos en el lenguaje marcados por los gobiernos y políticas del momento. A veces son sutiles, otras, más manifiestos estos cambios. La cuestión es que los escritores, los poetas y también los buenos periodistas velen por el uso óptimo del lenguaje.
Gracias por tu comentario, Robin.
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