1. Al escuchar la noticia: "Leopoldo María Panero ha muerto", siento como si la noticia fuera errónea, como si ese enunciado, gramaticalmente impecable, no significara nada.
2. Después siento como una especie de pánico sordo. Reconozco que uno de los nuestros ha sido tocado. ¿Ahora, quién dirá lo que él decía, o mejor dicho, quién lo dirá de la manera en que él lo decía?
3. Un pensamiento un poco ingenuo: Ahora por fin descansa.
4. Curiosamente, recuerdo que hace un par de meses soñé que descuartizaban a Leopoldo María Panero.
5. Me fijo en una foto suya que aparece en la edición digital de El País, la de 1970. La imagen me fascina. Es como una revelación: todos hemos sido jóvenes y bellos. Observo las arrugas del pantalón, tan precisas y sus botas (iguales a las mías). Me resulta imposible imaginar el paso del tiempo. La imagen pertenece a un ahora- su ahora - que es pasado. Pero ¿no es éste el verdadero Leopoldo María Panero? A propósito de esto: ¿Dónde está, precisamente, ahora, Leopoldo María Panero? En ningún sitio. En todo caso, me contesto teológicamente, que, desprendido del tiempo, ahora, precisamente, en el más allá, se le estará comenzando a revelar el misterio de su existencia, por qué ha tenido que sufrir la esquizofrenia durante tantos años.
6. Teniendo en cuenta que no estamos hablando de cualquier esquizofrénico, sino de un poeta: ¿qué significa la muerte, qué ha significado la vida de Leopoldo María Panero? No me lo planteo, tontamente, desde la perspectiva crítico-literaria, sino viendo en ello un problema de tipo moral o ético, algo en lo que se implica una sensibilidad, - la nuestra - , en lo que ha consistido para el espíritu la modernidad.
1 comentario:
En cuanto a la cuestión de dónde está ahora Leopoldo Panero, él mismo te responde.
"Pero no sólo los mendigos, padre, van al paraíso
van también aquellos que aun más asco dan
también estos mendigos del ser que acechan
a la puerta del manicomio"
En cuanto a sueño:
Profético.
Publicar un comentario