jueves, 28 de julio de 2016


 
 

 



REVELACIÓN DE ESTÍO

 
Ante el mar la memoria se hace liviana,

y el cuerpo, tranquilamente,

reina sobre el tiempo.

 
Vetas de luz secuencian la hora,

En que despliego mi cortejo

Y clausuro el periplo de los besos.


Tenernos y sondearnos blandamente

y divisar un mismo horizonte,

esa blancura que nos lleva,

como discreta melodía

que la brisa destrenzara en torno a las sienes:

 la órbita total que trazamos mirándonos.
 

Eso somos

sobre los confines de arena,

frente al sol que fulge paramentos y cimas:

una plenitud soberana

remontando los naufragios de invierno.


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