ÚLTIMA INCURSIÓN
EN LA FERIA DEL LIBRO
DE OCASIÓN DE MURCIA
Dos encantadoras novelas francesas con sabor
decimonónico y epocal, o bien, dos encantadoras novelitas decimonónicas con
sabor francés y epocal.
El poeta simbolista Pierre Louys aseguraba que los
poemas de este libro pertenecían a un manuscrito encontrado a orillas del río
griego Melas, y que databa de hace miles de años. Quizá le faltó ser Borges
para que la superchería literaria le hubiera salido bien. La cuestión es que
bien pronto fue pillado en su intento mixtificador y la magia no prosperó.
Ahora bien, podríamos imaginariamente considerar milenarios estos delicados
poemas, como asimismo, indescriptible la belleza de Bilitis.
Nutrida antología poética de Hugo Von Hoffmansthal.
Poemas sorpresivamente densos, preñados de ese simbolismo germánico que más que
atender a escenarios de cisnes y ninfas, se centra en la función profunda de
los poetas y las implicaciones lingüísticas de su trabajo.
La obra poética de Poe resulta interesante por el
personaje de que se trata, por su sensibilidad convulsiva y su estremecida
inteligencia. La traducción de esta edición es caótica y a ratos, casi
ininteligible. ¿Tan complicada es la poesía de Poe para provocar este tipo de cosas?
La obra completa de quien está considerado el primer
poeta de América latina. Qué necesaria ha sido la voz de los poetas en otros
tiempos para configurar el espíritu de los pueblos, el devenir profundo de las
naciones. No confundir este Heredia con el otro, que se llama igual, y que
adoptó afrancesadamente, la estética parnasiana.
La compra más atrevida y hasta absurda de esta feria.
Ni más ni menos que la archiconocida fenomenología hegeliana del espíritu.
Concibo este libro como un mecanismo de frases, un engranaje de definiciones.
La teoría en estado de gracia, produciendo espumas verbales y especulaciones
exactas en torno al absoluto. Habrá que leerlo como la ficción genial y
atrevida de un príncipe loco encaramado al trono del sacro imperio germánico.
Memorias de viaje de un murciano ilustre. Interesante
periplo que le lleva desde Berlín hasta ese territorio exótico, poco conocido llamado
Constantinopla (ahora decimos Turquía o Estambul) En 1889 la luz eléctrica ya
era ampliamente utilizada en las calles de las ciudades de París o Berlín cuyas
extensiones podrían cubrir kilómetros enteros. Los turcos se empeñan en hacer
casas de madera aunque un incendio tras otro, las destruya. El prólogo es de Juan de la Cierva,
otro murciano distinguido y bien conocido por su invento del submarino.
No hay comentarios:
Publicar un comentario