martes, 16 de abril de 2019

UNA NOTA SOBRE LA COMPASIÓN DIFÍCIL DE CHANTAIL MAILLARD






Hay que decir que, efectivamente, con su último libro, La compasión difícil, Chantal Maillard lo ha conseguido, es decir, provocar: por un lado, ha conseguido que la leamos con interés y por otro, ha resultado efectiva esa intención poco velada de contrariar o incluso, molestar. En la futura nota que procuraré colocar en MUNDIARIO, me extenderé sobre los distintos apartados críticos de este libro;  aquí sólo me detendré en uno de los ejemplos que utiliza para ilustrar la penosa competencia entre creencias, ejemplo que Chantail no ha repasado una segunda vez, y que me parece no sólo poco acertado sino claramente torpe e injusto.
En el pasaje del libro titulado Creer no es respetable, escribe: “El sacerdote del museo (de Palmira) ha sido ejecutado. Para que otro cuento pueda oírse. La historia de otra horda. Todo credo tiene sus hordas”.
No sólo es poco acertado llamar sacerdote del museo al pobre director que defendió con su vida el museo de la ciudad de los ataques de los asesinos terroristas, sino que lo es más cuando este hombre no estaba defendiendo ningún credo sino obras de arte, es decir, el depósito profano y sacro, la memoria del pueblo.
También es un error considerar a los terroristas meros seguidores, más o menos levantiscos, de otro credo, supuestamente opuesto al que ostentaba, también supuestamente, aquel hombre asesinado cobardemente: los jihadistas no pelean, solamente por imponer otro credo, su misión prioritaria es matar, aniquilar al otro, destruirlo. 
Toda la reflexión que Maillard expone en este pasaje es tan interesante y acertada como inaceptable en tanto mantenga el ejemplo anterior como elemento narrativo de tal exposición. No tiene nada que ver lo que Maillard dice con  respecto a los prejuicios de adeptos de distintos u opuestos credos con respecto al tremendo destino de ese hombre solo que se sacrificó, si hay que decirlo en tales términos, por la cultura, por la Memoria común.
O Maillard lo ha hecho adrede, cosa que me sorprende porque es declaradamente injusto y erróneo colocar tal ejemplo para lo que desea explicar, o es que ha patinado sin darse cuenta de lo que ha elegido como motivo teórico ante la prisa por justificar lo expuesto. El que esto haya ocurrido me sorprende en una autora como Chantal.    




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