miércoles, 17 de abril de 2019

EL SUPERDEBATE A SEIS DE LA PRIMERA






Lo único que sí me ha parecido súper del debate ha sido el galáctico fondo de escenario. Los distintos debatientes han ido exponiendo sus historias con una serie de motivos gráficos en movimiento a sus honorables espaldas, que parecían las constelaciones  del zodíaco en cósmica y harmoniosa danza.



El quisquilloso moderador. 

El debate empezó bastante caóticamente, sobreponiéndose las intervenciones unas encima de las otras, apelotonadamente La cosa fue equilibrándose más o menos después, al provocar la alarma del moderador que en algún momento intervino tanto como los debatientes, recordando una y otra vez, molestosamente, el tiempo que estaba asignado a cada uno. Con respecto al funcionamiento general del debate este ha sido el detalle más penoso: el nervioso moderador se obsesionó tanto con el orden del tiempo que no sólo produjo confusión, puntualmente, entre los debatientes sino que afeó al ritmo de la programación. Se precisa otro sistema de intervenciones, más relajado y menos neurótico o rígido.

La mera exposición de los programas de los partidos resulta aburrido e inanimado porque a estas alturas ya conocemos por dónde va cada uno. Por ello se necesita más tiempo para el diálogo abierto y la discusión televisada, porque parece, sobre todo, últimamente, que haya instalado un temor supersticioso al debate abierto.

Como soy analista político sino espectador entretenido, como diría Ciro Bayo, sintetizaré el superhiperdebate, centrándome brevemente en los protagonistas de las varias exposiciones.




La candidata socialista. 
Al estar su partido en el poder actualmente, era el ojo del huracán, pero de un huracán que se movía en su contra. Cada vez que le nombraban las ataduras de su partido con los independentistas o la corrupción de los Ere, sus ojos echaban fuego. Ante las preguntas de si indultarán a los separatistas en prisión, significativo y penoso silencio.






La candidata del PP, Cayetana Álvarez de Toledo, me ha seducido por su carácter de esfinge con ese atípico acento híbrido. Cero propuestas que ha equilibrado con las dentelladas a la yugular de la candidata del PSOE.






Aitor Esteban, del PNV. 
Propone siempre cosas razonables hasta que le tocan su pueblo y las vacas de su pueblo. Una lástima que sea sólo un nacionalista.






Irene Montero, Podemos. 
No ha parado de hacer propuestas y ha eludido ataques simples o personales. Sólo pierde los papeles cuando se topa con una mujer no feminista o le recuerdan sus absurdas correcciones lingüísticas. Lástima que los podemitas se obstinen en no implicarse en el pacto antiterrorista y mantengan una insólita neutralidad ante el separatismo, actitud que acaba convirtiéndose en un irresponsable dejar hacer.





Don Rufián. 
Al famoso perdonavidas de ERC le han crecido unas tenues alas de ángel al encontrarse en Televisión Española. ¡Incluso ha hecho interesantes propuestas!, que van al cubo de basura por el credo del partido en el que milita.





Inés Arrimadas, de Cs.  
En los últimos tiempos los medios han subrayado una y otra vez la ideología liberal y de derechas que se encuentra en los entresijos de este partido con la intención de perjudicarle. Un partido que nació en Cataluña y que se ha hecho nacional. Un partido que en Cataluña se enfrenta solo- el abandono del estado con respecto a los catalanes no separatistas es expreso -  al desprecio y a la marginación que practican contra ellos los independentistas. Yo, a Arrimadas la veo cargada de razones. 


En definitiva, el debate ha sido un poco extraño, menos espectacular que otros de otras convocatorias. Con respecto a los nacionalistas presentes en el debate decir que: ojalá los nacionalistas hicieran una oposición inteligente al gobierno central, pero estamos en otros tiempos, al parecer, pues últimamente el nacionalismo se ha convertido en un problema grave no sólo político sino de sentido común.     



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