Peter
Sloterdijk es el intelectual más destacado de Alemania. Este libro recoge sus
impresiones sobre los filósofos más importantes de la historia, según su
perspectiva. El texto funciona como una actualización, como una lectura
sintetizada de la obra de estos autores.
San Agustín.
La
figura del pecador, es decir, del hombre que ha perdido la unidad con la
divinidad, recuerda el desamparo del hombre moderno, sumido en la crisis
existencial, ansioso y atormentado por las dudas vitales. Con severidad, San
Agustín advierte que no hay salvación sino volviendo a Dios. De semejante modo,
el hombre actual piensa que un vínculo precioso ha sido dañado y está pendiente
de una operación reparadora que le resultará íntimamente vital.
Schopenhauer.
Sin
control, el desasosiego de la vida deja de ser pulsión ordenada de mundo para
convertirse en alienación, en pululación deformadora. Hay que domeñar a la
voluntad para dejar de ser su víctima perentoria. Con la figura de
Schopenhauer, la razón pierde la pureza
de su escalafón. Los virajes de la vida, del cuerpo se anclan en lo
inconsciente, en lo brumoso orgánico y originario.
Jean-Paul Sartre.
Para
Sloterdijk, el filósofo francés fue el
autor filosófico más aplicado, más activo del siglo. Sumergirse en la
subjetividad humana equivale a hacer interminable el absurdo. Ahora bien, sólo
el ser humano se hace inteligible desde de la libertad. La lucha por ella es
una constante natural.
Wittgenstein.
La
fascinación por el personaje se explica por la radicalidad de su planteamiento
filosófico, por el distanciamiento del mundo desde el que produce su obra y
vive. La ejemplaridad de su obra se confirma a través de las consecutivas y
nuevas interpretaciones que se hacen de ella, que convierten a Wittgenstein en
un eje prismático de prometedoras invocaciones. Por ello, Sloterdijk le augura
futuras y sugestivas lecturas y reediciones.
Husserl.
La
obra extraordinaria de Husserl correría el riesgo de convertirse en una rareza
museística si no marcase por sí la plenitud del pensamiento en el periodo
pretécnico. Lo cual convierte a Husserl, inventor de la fenomenología, en un
auténtico fenómeno. No es chiste.
Foucault.
Foucault
es el filósofo que ha sido economista, psicólogo, sociólogo, historiador y
archivista de saberes a la hora de desempeñar su labor reflexiva. Tras su
trabajo de investigación sobre la formación de paradigmas y la difusión de estrategias
sociales y mentales que configuran a las épocas, el destino de la disquisición
intelectual es dinamizar la vivencia de la realidad, la apertura del horizonte
humano ante las siempre bien distribuidas presiones del poder.
Nietzsche.
La
obra de Nietzsche supone todavía un reto para las generaciones actuales y
futuras. Se elude aquí toda caricatura o nazificación tanto del personaje como
de la interpretación de sus obras, aunque el propio filósofo parece que lo
dejase todo botando a propósito… Nietzsche puede ser rescatado como conductor
de las almas, en todo caso, es decir, como un notable médium de las fuerzas que
una comprensión estética del mundo puede provocar en las sensibilidades.
Pascal
Para
Sloterdijk, Pascal es quien, entre las bambalinas prestigiosas de la
ilustración y el pensamiento científico, advierte antes que nadie, los primeros
desencantos y angustias de lo que se denominará el hombre moderno. Curiosamente, a Valéry, esta actitud, antes que un
motivo laudatorio, le parecía una estrategia demasiado evidente para destacarse
entre otros autores.
Leibniz
El optimismo y la
energía creadora del “representante diplomático del ser”, se vuelven
envidiables para los laxos cultivadores del pensamiento débil. Emprendedor
fulgurante de la Teoría, modelo romántico del sabio, la figura de Leibniz es un
ejemplo y un estímulo para la imaginación filosófica, aunque la distancia de
sus presupuestos a los nuestros sea considerable.
Schelling
Sloterdijk destaca el
período de la obra tardía de Schelling, en la que se produce la penumbrosa despedida a un complejo
proyecto filosófico, que urde las últimas posibilidades exploratorias de la
razón emparentada con la ilustración. Schelling es también un caso de
investigación de escritura filosófica.
Fitche
A pesar de todas las
filosofías críticas de entelequias y metafísicas asignaciones, la enseñanza
final de Fitche es que sólo en el ser, en el yo, podemos hallar las últimas
residencias de la divinidad.
Marx
Según Sloterdijk, el pensamiento de Marx ha sido malbaratado por intérpretes ansiosos y mesiánicos. Sus ideas se merecen una segunda oportunidad, bien lejos de la ansiedad filosófica o el contraataque. La cuestión: ¿qué condiciones, qué contexto serán los propicios para llevar a cabo esa segunda lectura?
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