Noche de película y de pánico. El primer Gran Apagón de New York en 1965. |
Apenas tenía noticias de este poeta francés, Maurice Rollinant, que aquí aparece posando con su mujer. Personaje melancólico y fúnebre, recitaba y cantaba por los tugurios de Montmartre. Tras la muerte de su esposa, se le internó de por vida en un hospital psiquiátrico. He escuchado una de las canciones que creó, Canción de otoño, y escuchada hoy, suena encantadora y anacrónicamente dramática y tremenda.
Carnaval de Niza a fines del XIX. Los confetis de entonces eran pequeñas bola de yeso, es decir, algo para arrearle a uno un buel golpe. Todo un personaje el tipo que aparece en primer plano. |
Aparición fantasmática de una máscara de pelea mexicana. |
El glamour de este sitio es el de pertenecer a los lavabos de una de las discotecas más famosas de New York durante los ochenta. |
El mundo de lo posible, la trepidante noche neoyorkina. |
La misteriosa y solemne Dama de Baza. pertrechada de las mismas alhajas y tocado que su prima la Dama de Elche: ambas, sacerdotisas de los lugares sagrados íberos. |
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