Cuando la pasión y la
inteligencia se aúnan en un texto, la lectura suele marcar como no olvidable en
la memoria el efecto de alguno de los pasajes de ese texto. Lo sorpresivo de Emilio Castelar, nuestro histórico
político y egregio orador, es que el recurso metafórico de su famosa retórica no
se convierte en un obstáculo para la comprensión de lo escrito como podría uno,
previsiblemente, imaginar. Al contrario. La dinámica del texto escrito por
Castelar suma brillantez en la imagen e intensidad expresiva en la palabra. Su
eficacia es máxima y uno lee lo ideado con un placer que calificaría de muy
estimulante: nos encontramos con una exposición apasionada y de época al tiempo
que el tono literario empleado resulta tan preciso como revelador, en suma.
Aún recuerdo la delicia
que supuso para mí, hace unos años, la lectura del volumen en que Castelar
narraba su viaje a Italia. En el caso presente, esta biografía sobre Byron la he podido encontrar en la
editorial valenciana Maxtor que se
dedica a publicar facsímiles. También es cierto que hay que lamentar que
Castelar no escribiese más. En él, el estro verbal y la tentación literaria son
más que evidencias de su gusto, pues escribió casi tantas novelas como
discursos.
En este caso, tratándose
de un personaje como lord Byron, Castelar lo retrata en consecuencia, es decir,
con vigor hiperbólico en la evocación y musa romántica en la pluma. Siendo un
personaje romántico, la biografía misma está escrita con el tono y la pasión
romántica. Sólo de este modo es posible narrar las peripecias de un escritor
como Byron así como las características de su psicología y destino. Y lo
repito, el tono literario que Castelar emplea tan sabiamente no convierte al
texto, meramente, en una curiosa antigualla ni lo estanca en la formalidad
estética: hoy esta semblanza se lee con placer e interés y pocos elementos
afloran como anacronías o caprichos. Estas características hacen de esta breve
biografía, nada deudora de la pesadumbrosa compilación histórica, una pequeña
obra maestra en su género.
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