martes, 11 de julio de 2023

EEEEL DEBATE




El debate
cara a cara de Sánchez y Feijoó me ha hecho reflexionar sobre el personaje que es el  presidente socialista y sobre su insólita… permeabilidad.

Toda tendencia política supone y presenta un ideario, un programa. Pero sabemos que la política, como ninguna otra actividad, está sometida a las circunstancias e imprevistos de naturaleza económica, ideológica, cultural, etc., que van a  convertirse en un obstáculo para que la integridad de  tales programas llegue a cumplirse. En este aspecto, la figura de Sánchez representa el grado extremo en cuanto a lo de sortear obstáculos, adaptarse a contextos y pactar con lo imposible, hasta llegar al cínico extremo de contradecir manifiestamente su propio programa con tal de que el gobierno se mantenga. Visto así, y ya conocemos la retahíla de críticas que pesan sobre sus espaldas, es normal que la figura de Sánchez se haya vuelto desesperante, no sólo para la oposición sino para sus propios socios de gobierno e incluso, para miembros del partido socialista. Esta, a veces, irritante por no decir, desquiciante capacidad de funambulista, ¿hasta cuando la van a permitir los españoles? Esa es la cuestión.

Y hablando de irritaciones: En el debate televisado, Sánchez no ha hecho otra cosa que intentar confundir los planteamientos de Feijoó interrumpiendo de modo continuo e intolerable. Feijoo se ha mostrado más respetuoso y serio.

Yo quisiera que gobernase la izquierda, pero no con un candidato tan convulsivamente tornadizo como este.


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