martes, 11 de marzo de 2025

EL SUJETO SEMIÓTICO



 

Así conceptúa Manuel González de Ávila en su brillante y utilísimo libro Semiótica. La experiencia del sentido, editado por Abada, a la persona que a través de la maraña de sucesos contemporáneos y expresiones culturales multivariadas que nos rodean, rastrea su conjunto, implicándose, vital e intelectualmente, en la captación de sentido que cualquier pasaje de realidad pueda albergar o transportar.

Desde luego, a lo que se refiere González de Ávila no es a la mera operación intelectiva que analiza textos artísticos, manifestaciones sociales o emergencias probables de signos. A lo que intenta apuntar es a la decisión personal de trascendiendo marcos ocasionales, hallar un sentido a lo que ocurre en el mundo de los hombres, un sentido que tampoco es mero concepto o constructo abierto, sino ligazón, correspondencia soberana de  hechos y realidades.

Si señalo este libro como “utilísimo” es porque además de exponer una redefinición de los objetivos de la semiótica en el plano de las expresiones culturales cualesquiera, marca tal tendencia con una significación sustantiva, vital y harmonizante. Si hallo un sentido, nada más y nada menos, en los transcursos variopintos de lo real, acabo no solo de hallar la justificación argumental de una narrativa derivada de los hechos sino un destino complejo a lo que ocurre. Sentido como dirección y como significación. Esto implica que la vida se recubre no de un plan sino de una razón que trasciende otras menores. Hallar el sentido de algo es una operación importantísima: es confirmar la repercusión cósmica de ese algo, su rango trascendente.

El sujeto semiótico puede ser de un modo lato el investigador, pero a lo que se refiere de un modo totalmente distinguido nuestro autor es a la voluntad de hallazgo del sentido.

Hoy que en Occidente padecemos de un reboso ideológico y de una moralina intolerable, además de una confusión de mensajes y de la pérdida o erosión de la perspectiva humanista, la semiótica como disciplina y ciencia vislumbra en el sujeto semiótico la labor del individuo que está rebasando los marcos analíticos para propiciar otros más receptivos e intentar la descripción de un argumento general, el guión de la cosmo-esfera.  

 

 

miércoles, 5 de marzo de 2025

EL FUNCIONAMIENTO ACTUAL DE UNIVERSOS ANTIGUOS EN LOS PLIEGUES DEL ESPACIO-TIEMPO



Considero muy valiosos algunos de los programas de Cuarto Milenio cuando dan, casi subrepticiamente, noticias con datos contrastados y confirmados sobre asuntos en los que las implicaciones antropológicas, históricas, arquitectónicas y paranormales ofrecen un coctel insólitamente goloso para la investigación tanto académica como alternativa.

Digo que estas emisiones ofrecen información notablemente interesante de forma casi subrepticia porque a pesar de todo lo hallado positivamente e investigado, la aventura de los que participan en tales investigaciones no deja de practicarse con unas intenciones humildes. Humildad que debiera superarse con la implicación de grupos universitarios que ampliaran la dimensión de lo investigado si la curiosidad científica y la implicación cognoscitiva, borrase toda barrera prejuiciosa.

Este fin de semana pasada, el grupo de Cuarto Milenio, abordaba una zona concreta del campo en la provincia de Badajoz. Se trata de un espacio en el que se han hallado tanto restos de civilizaciones megalíticas como restos de asentamientos romanos. Figurillas practicadas sobre huesos, representando dioses tutelares o divinidades semejantes, fragmentos de diverso tamaño de megalitos y menhires, junto a construcciones soterradas de asentamientos romanos, constituyen el grueso de los hallazgos producidos en la zona. Los datos de actualidad relevante  paranormal suman historias de avistamiento de luces y de perturbadores encuentros con personajes espectrales.

En el curso de los últimos diez años, la presencia de lo que semeja ser un niño esclavo de la época romana ha sido vista y muy de cerca por varias personas. La descripción del encuentro resulta bastante elocuente en lo que respecta al “contacto” azaroso con presencias espectrales.

En otras ocasiones, el testigo afirmaba haber visto una figura de aspecto humano al borde de la carretera durante la noche. Al aproximarse con el vehículo e iluminarlo con más potencia, la figura se volvía translúcida y de pronto, emprendía la huida a cuatro patas…

La relación, si es que la hay, entre los extraños avistamientos y la presencia y hallazgo de restos de sociedades antiguas en el lugar, estimula un tipo de  imaginación que antes que ser meramente ingenua, intuye complejas interacciones entre lo que se ha venerado y construido y el funcionamiento ignoto del tiempo y el espacio.

Se hace evidente a través de una fenomenología que escapa a toda sistematización pero no a la percepción natural, que existen leyes del tiempo y del espacio que todavía ni conocemos y  mucho menos, controlamos. Si tales leyes trascienden la linealidad sincrónica del espacio-tiempo que de modo habitual experimentamos desde la normalidad de nuestro diario vivir, no podemos determinar ni acaso imaginar, qué alcances o desarrollos poseen esos otros modos de funcionar del tiempo y el espacio.

Si a esta observación elemental, añadimos recursos cognoscitivos de la hermenéutica, podríamos aceptar, al menos, desde un punto de vista puramente teórico, el carácter extraordinario de lo que el hombre ha experimentado en el éxtasis fundacional de sus sociedades y culturas así como su posterior desarrollo.

Si las civilizaciones muestran una duración concreta hasta su dispersión física que no simbólica y representativa, podríamos seguir imaginando que allí donde han fructificado, han ocasionado  una trascendencia del tiempo y del espacio, continuando su pervivencia en una suerte de cápsula transepocal y transfísica que no podríamos sino denominar como paranormal.

Curiosamente y como adaptándose a todos los tópicos de la sensibilidad romántica, la gran mayoría de los encuentros extraños en esta zona de la provincia de Badajoz que el programa de Iker Jiménez señalaba, se han efectuado de noche, es decir, ese momento del tiempo en que las fronteras de las cosas confunden sus términos, allí donde al abrigo de las sombras y lejos de la luz que da razón a las cosas, se producen las más insólitas metamorfosis y la naturaleza de la realidad pierde toda conceptuación clara de sí misma.

 

Tarde o temprano, desde algún lugar de las ciencias o de las humanidades, gracias a las investigaciones o pensamientos de un asiático, un africano o un europeo, alguien, en suma, dará con la clave de qué son los fenómenos paranormales y accederemos entonces a un universo que todavía ni soñamos.  


EL SUJETO SEMIÓTICO

  Así conceptúa Manuel González de Ávila en su brillante y utilísimo libro Semiótica . La experiencia del sentido , editado por Abada , ...