Una anacrónica tristeza es la que se desprende del conflicto ucraniano: mientras medio universo lucha contra la crisis económica y el terrorismo, unos europeos se dedican a matarse
entre sí. Conflicto que no es sino
consecuencia de la disolución de un imperialismo también triste, el ruso. Rusia
como ese apéndice inmenso de Europa,
como esa galaxia desprendida, por ineptitud y orgullo, del resto de Europa a la
que pertenece.
Por
la calle me encuentro a Irina, una de las integrantes de Kalina, la asociación ucraniana de Orihuela. Es una
persona admirable, inasequible al desánimo, inteligente, llena de positividad,
humor y optimismo. Me dice que todos son
unos ladrones, tanto los pro rusos como los otros. Ante mis reflexiones, remata
diciéndome que es, precisamente, en Donesk, punto fuerte de los combates,
donde tiene dos pisos que desea vender. Toda su familia está aquí, en España, desde hace 14 años, y ahora, debido a la guerra, le han suspendido la pensión que le pertenecía. "Claro, tienen que gastárselo en armas", me dice, sardónica. Es ingeniera, pero por la imposibilidad de homologar la profesión, se dedica a negociar ventas por internet. Admiro la voluntad de Irina. Parafraseando a Walter Benjamin, sólo los que se ven estrechados, incluso aplastados por las condiciones y salen adelante, logran darnos esperanza a los demás.
Tristes
las estaciones futuristas que están construyendo en Albatera, en Beniel, en
Orihuela. Espacios excesivamente grandes para la escasez de viajeros de alguno
de estos pueblos. Los andenes, de aplastante y gris hormigón, aíslan del resto
de la ciudad y se ven atravesados tan solo por una o dos personas, haciendo
pensar en alguno de esos paisajes urbanos desolados que aparecen en las
fotografías de las vanguardias. Adiós a las antiguas estaciones, en las que el
espacio modesto disponible se amoldaba al número de personas. Se lo digo a mi
padre y me comenta que, antiguamente, la estación era lugar de paseo. Eso se
acabó. Las estaciones actuales no invitan al paseo sino al tráfico mecánico y
estupidizante. Aquí, en estas estaciones del trayecto Murcia – Alicante, ni a
eso. Los andenes están solos, como atestiguando en su dura grisura solitaria,
que los diseñadores han errado o han delirado ante el presupuesto disponible,
multiplicando espacios que no acogen al transeúnte sino que lo dispersan.
Triste
el desierto de debate filosófico que hay en España, en los medios. Hay, en su
lugar, una plaga de periodistas. Están en todos sitios. No hay otro discurso
social sino el que ellos imponen y articulan audazmente. Baudelaire detestaba a
los periodistas y a los carteles publicitarios. Las noticias sobre la situación
económica y la corrupción que escuchamos todos los días con creciente
repugnancia y saturación, son ahora el caballo fuerte de los periodistas. El
otro día Fernando Arrabal criticaba esto, que los periodistas conviertan
nuestro interés exclusivo en el económico, que nos empobrezcan el espíritu con la
lluvia de noticias sobre lo mismo, como si no tuviéramos otros deseos, como si la realidad
se redujera miserablemente a eso.
A propósito
de la retirada de los intelectuales de la escena pública. Escucho por la radio
a una profesora de Tarragona, filósofa, hablar sobre la tertulia filosófica que
tiene en un café donde se reúne con otras personas a debatir. ¿Y si lo que se
dice en ese café resultara más interesante que todo este tostón mediático sobre
la crisis económica con el que nos hartan todos los días?
1 comentario:
También admiro la voluntad de Irina.
Si , han cambiado mucho las estaciones .
Por aquí siguen siendo bulliciosas , en un no parar de ir y venir de personas .
Tengo previsto ir a Orihuela para conocer a mi amiga del alma que reside ahí .
Cuando mi economía me lo permita , nos daremos el abrazo que tanto esperamos las dos . Nos conocemos desde hace siete años .
Un sueño , una esperanza , una ilusión , que espero se pueda hacer pronto realidad .
Si , nos saturan con tanta información sobre lo mismo . Seguro que dicen cosas más interesantes en ese café ,,,
Por otro parte , sabes lo que es vivir esa crisis , día a día ?
Un cordial saludo . Besos
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