lunes, 20 de noviembre de 2017






ABANDONARSE
Son muchas las tentaciones para abandonarse
y olvidarse de uno mismo.
El tiempo presente está surcado de otros tiempos,
de brechas sonoras por las que evadirse:
el pitido del tren lejano
que suena igual que hace cuarenta años;
las risas callejeras de alguna jovial dama
escapando de los pellizcos de su acompañante
y que te retrotraen a una excitante nochevieja
 de 1978, nada menos, cuando escuchaste lo mismo;
la insólita música que emerge de la ventana de tu vecino;
clarores difusos que juegan en la fachada de enfrente;
el viento nocturno que silba siniestra y románticamente;
el ruido de las cañerías que te hacen pensar
en extrañas maquinaciones urdidas por los vecinos
o por espíritus…
Qué es lo actual, entonces, sino un bloque
atravesado de líneas y excoriaciones súbitas,
el eje que articula tus acciones
bajo un tembloroso palio
de recuerdos y deseos postergados.  
 

2 comentarios:

José Antonio Fernández dijo...

También un buen poema te lleva a esa estupenda sensación de abandono del cuerpo, donde el espíritu coge más fuerza. Buen poema, José María.

José María Piñeiro dijo...

Gracias, José Antonio. Saludos a las Cerdanyolas...

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