lunes, 4 de diciembre de 2017

DOS RESEÑAS


 
 
 
 
CRUZAR PUERTAS TRASERAS. Rafael González Serrano.

 
Decía Borges que la poesía es el lenguaje de la imaginación, lo que también viene a decir que es el lenguaje de lo posible. La plasticidad absoluta con que la poesía somete  a la palabra, permite la expresión de cualquier singularidad al tiempo que hace adaptarse al lenguaje a las anfractuosidades de todo medio que exija  una descripción elocuente.
En este poemario de Rafael González Serrano, de formato tan breve como preciso, se cumplen con prestancia   todas estas expectativas, puesto que la imaginación ha trabajado con soltura y lo expresado lo es de un mundo al que se le podían aplicar las disquisiciones que un Gaston Bachelard expusiera en su libro Poética del espacio.
En este caso, Rafael González Serrano elige un motivo de rico simbolismo, la casa, convirtiendo sus distintos componentes – pasillos, alcobas, puertas, mirillas, baldosas o ventanas – en tramos de una singladura exploratoria de vívida imaginación. Que la casa sea el laberinto de la propia subjetividad o signifique una aventura semejante de otros territorios, es algo que converge o es lo mismo en el intrincado desfiladero de  mundos posibles en que queda convertida la casa. Pocas cosas tan personales como la casa de uno y al tiempo, susceptible de convertirse en testigo de desasosiegos y significaciones súbitas de la historia de sus habitantes y que la poesía aplicada con viveza convierta en testimonio que trasciende la estricta subjetividad.
Cada casa tiene su memoria y la casa misma es metáfora del modo de vivir y ser de un alma. En el poemario no solo se recorren todos los rincones sino que hay recorridos exploratorios por los aledaños,  - plazas y  callejones -  incluyéndolos en los territorios relacionados con la casa. Esta es un centro, un interior que se explora y descifra del mismo modo como lo es el entorno, los linderos que pertenecen al exterior inmediato. Volvemos a lo dicho. Es la poesía lo que hace posible un viaje semejante y que tal viaje implique un desciframiento profundo del lugar donde mora el sujeto y sus fantasmas. Y el resultado del poemario de Rafael González Serrano es, en efecto, un viaje descifrador tan lúcido como imaginativo.             .      

 
 
 

 


 
UNA TIRADA DE DADOS. Stéphane Mallarmé.
Versión de Rafael González Serrano.

Rafael González Serrano nos brinda, en esta edición,  una exclusiva, aunque seamos conscientes de la existencia de las otras versiones que se encuentran en nuestras bibliotecas. Atreverse a publicar una nueva versión de la obra pionera de la contemporaneidad en poesía, que fue y es, Un Coup de dés, de Mallarmé, creo que sigue siendo eso, una exclusiva, no sólo por la relevancia del texto sino por la nueva oportunidad que ofrece al traductor valiente a bucear por las dispersas consignas que como brechas luminosas constituyen este poema absolutamente singular.

Contextualizar un texto implica conocer qué horizonte se cubre y qué otro se descubre en el seno de las palabras, que posibilidad se ha trascendido o potenciado en el orbe de lo semántico, que límite del decir se ha confirmado o se ha inaugurado. Y esta obra es un inicio poético y arrastra una clave. Al traducir el texto, uno quisiera creer que el traductor lo hace como si fuera la primera vez que aborda el texto, es decir, que conociendo las versiones que ya  existen, el traductor enfrentado al poema lo traduzca como si se encontrara ante un texto desconocido, sin sospechar desarrollos semánticos ni derivas experimentales que harían un estereotipo del poema originario del que parten.  

La novedad más notable de esta versión de la pieza de Mallarmé es la que el propio Rafael señala: la elección de “tirada” por “jugada”, no solo porque en español resulte más habitual sino porque también alude de modo directo al hecho simple y concreto del verbo. "Jugada" tiene una significación más amplia, alude a las veces en que se juega y se lanzan los dados; tirada alude directamente al hecho y efecto de la jugada, a la acción concreta de lanzar los dados. Esos dados que ,según dijera Octavio Paz, son el ideograma de ese azar que constituiría tanto lo irreductible como el horizonte que las palabras jugarían a encarnar y franquear.      



 

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